El octavo mandamiento: No robes

Éxodo 20:15 «No hurtarás.»

Como el resto de la ley de Dios, el octavo mandamiento tiene un profundo significado teológico. Cada vez que tomamos algo que no nos pertenece (de la forma que sea), pecamos contra Dios y contra nuestro prójimo.

Hay dos razones principales por las cuales robar es un pecado contra nuestro Dios Santo. Primero, robar es un pecado contra nuestro Santo Dios, porque cada robo es una falta de confianza en Su provisión. Segundo, todo robo es un ataque a la provisión y la providencia de Dios para los demás. Obedecer el octavo mandamiento es una forma práctica de demostrar nuestra fe en la provisión y la providencia de Dios.

¿Eres un ladrón? ¿Alguna vez has tomado algo que no era tuyo? Uno de los beneficios de estudiar los diez mandamientos es que nos confrontan con nuestro pecado. ¿En qué áreas de tu vida le robas a los demás? ¿En el trabajo? ¿En la escuela? ¿En la tienda? ¿Estás dispuesto a arrepentirte y pedir perdón a Dios y a otros por robar? ¿Estás dispuesto a hacer lo correcto con aquellos a quienes les has quitado algo?

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