Éxodo 20:16 «No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.»
Una oración tan cortita pero tan profunda. El noveno mandamiento reprende cualquier palabra nuestra que pueda dañar la reputación de nuestro vecino, sea expresada en público o en privado. Los deberes que conciernen nuestras lenguas pueden ser resumidos en dos palabras: Verdad y Amor. Nuestra habla debe ser siempre verdad y expresada en amor (Efe 4:15). Cualquier mentira revela el verdadero estado de nuestra relación con el Señor.
Por medio de la redención en Cristo, conocemos a Dios como Padre y a nuestro prójimo en la iglesia como nuestros hermanos y hermanas. Ya NO PODEMOS mentir más; ya NO NECESITAMOS nunca más mentir. Ya no necesitamos proteger nuestra imágen. En Cristo necesitamos negarnos a nosotros mismos. Hablar la verdad nos conduce por una senda segura, aunque a veces parezca que el mentir es más seguro. Es porque, en realidad, tan raras veces vivimos por fe que a menudo deseamos salir de nuestras dificultades mintiendo.