Hechos 9
Pablo era un individuo único: era judío de nacimiento; un fariseo por convicción; un ciudadano romano educado por los griegos; Y luego, por gracia, un cristiano. Se convirtió en un misionero, un teólogo, un evangelista, un pastor, un maestro, un predicador, un organizador, un líder y un pensador. Todo por el poder salvador del evangelio de Jesucristo. La lección general que veamos en el texto (Hechos 9) es que el Evangelio de Jesucristo transforma las vidas de las personas en una manera muy poderosa.
Dios salva al pecador que es el objeto de su gracia y su poder soberano de regeneración. No siempre de esta manera dramática, pero siempre con este poder soberano. La salvación de cualquiera es totalmente iniciada por Dios. Saulo iba por un lado sin el deseo de volverse hacia el otro lado, y Dios, soberanamente, lo hizo girar y lo salvó.