Los pactos del AT: con David

2º Samuel 7:1–16

Hasta ahora en el estudio de los pactos del AT, hemos visto que Jehová estaba estableciendo un reino de su pueblo Israel en la tierra prometida a Abraham, pero ¿quién sería el rey de la teocracía? Encontramos la razón en el pacto que hizo Jehová con el rey David. Hacemos cuatro preguntas del pacto:

  1. ¿Con quién ha hecho Dios este pacto?
  2. ¿Tiene este pacto condiciones o dependencias?
  3. ¿Qué ha prometido Dios que hiciese?
  4. ¿Está cumplido este pacto o ha de cumplirse?

El pacto que Jehová hizo con el rey David y con su hijo Salomón extiende a toda la dinastía de los reyes de Judá. Es una promesa incondicional de la parte de Dios. Las promesas de Dios son de tres partes: Jehová prometió hacerle a David una casa, una dinastía de reyes de los hijos de David (v. 12). En segundo lugar, le prometió tener misericordia (el amor leal de Jehová) de David y de sus hijos para siempre (vv. 14–15). En tercer lugar, hay la promesa de un reino para siempre y un trono eterno (v. 16). Dios cumplió su pacto porque el hijo de David, Salomón, reinó después de la muerte de David y todos los reyes de Judá eran los hijos de David. Sin embargo, no hay ningún rey en el trono de David hoy en día y la promesa era para siempre.

Este pacto nos da a entender que Jehová estaba estableciendo un reino de su pueblo Israel en la tierra prometida a Abraham con un rey hijo de David. De hecho, podemos ver la misericordia de Jehová (su amor leal) hacia los hijos de David (es una clave del libro de Rut y de Crónicas). En el NT, Mateo nos expone la historia de Jesús el Cristo, ocupando el título «Hijo de David» para Jesús siete veces (pj. Mateo 20:31). El AT es la historia de la misericordia de Jehová hacia los reyes hijos de David.

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