Las oraciones de la iglesia – Santiago 1:5–8

Santiago 1:5–8

La epístola de Santiago está dirigida a creyentes judíos (1:1) que se hallaron en diversas pruebas (1:2) por creer en Jesús el Mesías. Sin embargo, Santiago los anima a regocijarse en sus pruebas, sabiendo que Dios envía dificultades a la vida de los creyentes para aumentar su perseverancia y fortalecer su fe. Aunque el proceso no es inmediatamente placentero, el creyente puede regocijarse porque sabe que Dios está trabajando en las pruebas para madurar su fe (1:3). A medida que el creyente se fortalece en la fe y la perseverancia, crece hacia la madurez, llenando las áreas que carecen. Por lo tanto, Santiago dice que un creyente puede regocijarse frente los problemas, sabiendo que Dios está utilizando las pruebas para que sea más como Jesucristo (1:4; cp. Romanos 8:29).

En estos tiempos difíciles, un creyente podría encontrarse preguntándose qué hacer o cómo reaccionar. Santiago les asegura a los creyentes que pueden confiar en que Dios les dará sabiduría. Dios da su sabiduría generosamente y sin reproche a los que piden con fe. Dios no menospreciará a los que humildemente le piden sabiduría. Escuchen el mandato de pedir a Dios la sabiduría junto con la promesa que Él nos la dará.

5 Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.

En primer lugar, debemos aclarar que pedir la sabiduría de Dios no es una búsqueda de Google divina. No quiere decir que el joven que está dando exámenes y no puede recordar un dato puede pedir a Dios y esperar que la respuesta correcta se le ocurra. No quiere decir que, si mi auto está descompuesto, puedo pedir a Dios y mágicamente sabré repararlo. No quiere decir que, en vez de investigar, yo puedo tomar decisiones difíciles si oro no más. La soberanía de Dios y su poder divino nunca nos absuelven de nuestra responsabilidad humana.

Entonces, si la sabiduría que Santiago quiere que pidamos a Dios no es conocimiento que podemos buscar en Google, ¿qué es la sabiduría de que Santiago habla?

Primero, debemos recordar que la epístola de Santiago probablemente fue uno de los primeros libros escritos del Nuevo Testamento, tal vez tan pronto como el año 45 dC, o solamente diez a quince años después de la muerte y resurrección de Jesús. Fácilmente podemos observar que la epístola es muy parecida a los libros de Proverbios y Salmos en el Antiguo Testamento. De hecho, el concepto santiaguino de la sabiduría es igual a la sabiduría en Proverbios 1:7, “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.” Esta sabiduría no tiene que ver con la inteligencia, sino es conocer a Dios y responder correctamente a Él. La sabiduría es vivir correctamente delante de Dios, respetándole a Él y obedeciéndole a Él en todo.

En segundo lugar, podemos ver cómo define Santiago mismo la sabiduría en 3:17. Dice, “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.” Ningún de estos atributos tienen que ver con la inteligencia ni con la capacidad mental, sino hablan de la aplicación de la verdad de Dios en la vida. Un sabio vive en paz, en amor, en misericordia, en obediencia a Dios, en confianza y verdad. Por eso, cuando Santiago habla de pedirle a Dios la sabiduría, no es pedir información, sino pedir ayuda a vivir la verdad de la Palabra de Dios.

Y de hecho, encontramos este concepto preciso en Santiago 1:5. Al pasar por las pruebas, sabemos que el Dios soberano está en control, creemos que Él es bueno, sabemos que el propósito de Dios dentro de las pruebas no es perjudicarnos sino edificarnos, haciéndonos más como nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. Aunque lo sabemos, nos resulta difícil responder correctamente. Encontramos que nuestras reacciones no reflejan a Cristo. Encontramos que las situaciones difíciles nos dan rabia, que nos encontramos frustrados, enojados, quejándonos o hablando mal de los demás. ¿Cómo podemos ser obedientes dentro de las pruebas como Jesucristo, quien obedecía en todo momento hasta la muerte? ¿Cómo podemos tratar con amor con las personas que nos perjudican, perdonándolas como Jesús perdonó a los que estaban burlándose de él en la cruz? ¿Cómo podemos seguir a Jesús en las pruebas? Santiago dice, pídele a Dios y Él te dará sabiduría.

Y ¿sabes qué? Dios se deleita en darnos sabiduría. Dios está listo a darnos la sabiduría que nos falta. De hecho, nos la dará en abundancia y no nos reprochará por pedirla. Dios quiere que vivamos en sabiduría.

Sin embargo, esta promesa cuenta con una advertencia en los versículos 6 al 8.

6 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. 7 No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. 8 El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.

Mejor que traduzcamos 7 al 8 así: “No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor, porque es hombre de doble ánimo, inconstante en todos sus caminos.” El hombre de doble ánimo es el que no pide la sabiduría a Dios con fe.

Los que se acercan a Dios, pidiéndole la sabiduría de vivir como Cristo a pesar de las pruebas pueden esperar que Dios les dé la sabiduría para vivir como Cristo. Por otro lado, aquellos que le piden a Dios sabiduría de manera dudosa y sin fe no deben esperar nada de Dios. ¿Cómo se podría hacer?

Sería absurdo preguntarle a Dios qué hacer en una situación difícil si no hubiese un deseo acompañante de obedecer su voluntad. Por ejemplo, un creyente soltero que pide oración porque quiere casarse con un inconverso, aunque Dios ya ha dicho que no es su voluntad, está pidiendo sin fe. Un creyente que pide que Dios elimine los pensamientos lujuriosos mientras continúa una dieta constante de pornografía, está pidiendo sin fe. Un creyente que quiere conocer a Dios mejor a través de su Palabra, pero pasa todo su tiempo libre viendo series en Netflix y nunca abre su Biblia está pidiendo sin fe. Tal persona no piense que recibirá nada del Señor, porque es un hombre de doble ánimo.

Santiago llama a esta persona un “hombre de doble ánimo” o sea una “persona de dos almas.” Es un creyente que no está viviendo de una manera corresponde a la nueva vida que tiene en Cristo. Este comportamiento se caracteriza por la inestabilidad o la incoherencia, es “semejante a la onda del mar…” Este hermano no debe esperar recibir nada de Dios, debido a su vida hipócrita e inconsistente.

Queremos ser hijos de Dios que son fieles y constantes, que no le pidan a Dios la sabiduría sin estar listos a obedecer su voluntad. Debemos pedir a Dios la sabiduría para saber cómo responder en las pruebas. ¿Cómo podemos aplicar esta oración en nuestras vidas? Podemos y debemos orar que Dios nos dé la sabiduría de vivir como Jesucristo aún en las pruebas.

Que Dios nos dé la sabiduría para vivir como Cristo.

Entonces ¿cómo podemos hacer esta oración hoy día?

  1. Tenemos que recordar en todo momento de prueba, que nuestra necesidad más grande es ser más como Cristo.
  2. Tenemos que recordar que nuestra respuesta natural frente a las dificultades no es vivir como Cristo; por eso, necesitamos el poder sobrenatural de Dios para obedecerle aún en el momento de pruebas.
  3. Tenemos que recordar que Dios ha prometido ayudarnos. No nos reprochará por pedir la sabiduría, sino nos la dará abundantemente.
  4. Tenemos que recordar que, si pedimos la sabiduría, debemos estar dispuestos a obedecer la voluntad de Dios, para que no seamos “de doble ánimo,” o sea hipócritas.
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