Dios, confiamos en tu amor fiel
El salmo cuarenta y cuatro es un lamento nacional que combina el clamor y la confianza de un pueblo que, mientras experimenta el crudo dolor de la derrota, la vergüenza y las aflicciones de parte de sus enemigos (vv. 9-16), ora a Dios para que extienda una vez más Su misericordia y les rescate (vv. 23-26). El tema de este salmo se puede resumir en la siguiente oración: “Dios, confiamos en tu amor fiel”.
EXPLICACIÓN DEL SALMO
1Oh Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado,
La obra que hiciste en sus días, en los tiempos antiguos.
2 Tú con tu mano echaste las naciones, y los plantaste a ellos;
Afligiste a los pueblos, y los arrojaste.
3 Porque no se apoderaron de la tierra por su espada,
Ni su brazo los libró;
Sino tu diestra, y tu brazo, y la luz de tu rostro,
Porque te complaciste en ellos.
El salmo cuarenta y cuatro comienza con el pueblo cantando y recordando las maravillas de Dios en los tiempos pasados. En estos versos el pueblo reconoce que la conquista de la tierra de Canaán y la victoria de cada una de las batallas fueron obra de Dios. Él fue quien con Su poder y presencia libró a Israel de cada uno de sus enemigos. Dios fue quién introdujo a su pueblo a la tierra prometida y no el brazo del hombre ni sus espadas.
4 Tú, oh Dios, eres mi rey;
Manda salvación a Jacob.
5 Por medio de ti sacudiremos a nuestros enemigos;
En tu nombre hollaremos a nuestros adversarios.
6 Porque no confiaré en mi arco,
Ni mi espada me salvará;
7 Pues tú nos has guardado de nuestros enemigos,
Y has avergonzado a los que nos aborrecían.
8 En Dios nos gloriaremos todo el tiempo,
Y para siempre alabaremos tu nombre.
Selah
Luego de recodar las maravillas de Dios en el pasado, el salmo continúa expresando la confianza que el pueblo ha depositado en Dios. De modo que, así como reconocen que fue Dios quien le dio la victoria al pueblo en el pasado; de igual manera, confían que solo Él puede vencer a sus enemigos del presente y futuro. Y, es más, en el versículo 4, el salmista, en representación de toda la nación, reconoce que Dios es el rey y el salvador de Su pueblo. Y luego, en el versículo 6, añade que no confiará en sus habilidades ni sus armas, sino solo en Dios, quién da la victoria. Ante lo cual, todo el pueblo afirma y canta: “En Dios nos gloriaremos todo el tiempo, y para siempre alabaremos tu nombre” (v.8 cp. v. 5, 7).
9 Pero nos has desechado, y nos has hecho avergonzar;
Y no sales con nuestros ejércitos.
10 Nos hiciste retroceder delante del enemigo,
Y nos saquean para sí los que nos aborrecen.
11 Nos entregas como ovejas al matadero,
Y nos has esparcido entre las naciones.
12 Has vendido a tu pueblo de balde;
No exigiste ningún precio.
13 Nos pones por afrenta de nuestros vecinos,
Por escarnio y por burla de los que nos rodean.
14 Nos pusiste por proverbio entre las naciones;
Todos al vernos menean la cabeza.
15 Cada día mi vergüenza está delante de mí,
Y la confusión de mi rostro me cubre,
16 Por la voz del que me vitupera y deshonra,
Por razón del enemigo y del vengativo.
A partir del versículo 9 el tono del salmo cuarenta y cuatro cambia casi por completo. Los cantos de alegría y las afirmaciones de confianza son reemplazadas casi en su totalidad por los gritos desesperados de un pueblo afligido que ha sido derrotado por sus enemigos. La oración de confianza del salmista (vv. 4, 6) es interrumpida por la vergüenza y la confusión que trajo a su vida la victoria de sus enemigos. Y, es más, en estos versos, ya no se hacen alusiones a las victorias históricas de antaño ni se hacen referencias a los triunfos militares liderados por Dios; en lugar de ello, el pueblo canta desde la cruda realidad de la derrota y el sufrimiento que, según el salmista, se debe al rechazo y el abandono de Dios (v.9).
17 Todo esto nos ha venido, y no nos hemos olvidado de ti,
Y no hemos faltado a tu pacto.
18 No se ha vuelto atrás nuestro corazón,
Ni se han apartado de tus caminos nuestros pasos,
19 Para que nos quebrantases en el lugar de chacales,
Y nos cubrieses con sombra de muerte.
20 Si nos hubiésemos olvidado del nombre de nuestro Dios,
O alzado nuestras manos a dios ajeno,
21 ¿No demandaría Dios esto?
Porque él conoce los secretos del corazón.
22 Pero por causa de ti nos matan cada día;
Somos contados como ovejas para el matadero.
En estos versos nuevamente el tono del salmo cambia. Los clamores del pueblo por causa de la derrota, vergüenza, saqueos, afrentas y burlas de sus enemigos se mueven desde las expresiones de lamento a “los conflictos con la justicia”. Es decir, cuando el salmista y el pueblo comenzaron a reflexionar sobre cuál sería la causa de sus aflicciones y la razón de que Dios les haya desechado y entregado en mano de sus enemigos, no fueron capaces (al principio) de encontrar una obvia explicación que les acusara a ellos de cierta responsabilidad. Por el contrario, en el verso 17, 18 y 20 el pueblo señala que la derrota no pudo haber sido algún tipo de castigo por infidelidad a Dios; puesto que, aun tras haber sido derrotados, seguían siendo fieles al Señor y a su pacto. – Algo que, como pueden ver, nos recuerda la antigua pregunta ¿por qué sufren los justos? (cp. Job) –. Sin embargo, más allá de entrar en el debate y las quejas, el pueblo concluye que todo proviene de Dios. Y así como Él es quien da la victoria (vv. 1-8), Él es quien también permite las aflicciones (vv. 9-14) y quién deja a Su pueblo estar expuestos a la muerte (vv. 19, 22).
23 Despierta; ¿por qué duermes, Señor?
Despierta, no te alejes para siempre.
24 ¿Por qué escondes tu rostro,
Y te olvidas de nuestra aflicción, y de la opresión nuestra?
25 Porque nuestra alma está agobiada hasta el polvo,
Y nuestro cuerpo está postrado hasta la tierra.
26 Levántate para ayudarnos,
Y redímenos por causa de tu misericordia.
El salmo cuarenta y cuatro termina con un último nuevo giro. Luego de recordar el poder de Dios (vv. 1-3), la confianza que tenían en Él (vv. 4-8), las aflicciones de la derrota y la fidelidad exclusiva que mantenían a Él (vv. 9-22), en estos versos el pueblo pasa a, finalmente, suplicar con mucha urgencia la ayuda de Dios. Y, de hecho, las expresiones “despierta” y “levántate” usadas por el salmista, así como también las preguntas que se repiten en los versos 23 y 24, expresan muy bien el nivel de desesperación del pueblo (cp. v. 25). Sin embargo, lejos de presentar sus petición con irrespetuosa exigencia, el pueblo apela a la misericordia de Dios. Es decir, el ruego del pueblo por la ayuda de Dios no la exigieron ni la reclamaron como un derecho ni como un premio por la fidelidad (cp. vv. 17, 18); sino que, apelando al carácter bondadoso y fiel de Dios, pidieron ser rescatados por sola misericordia (v. 26)
Salmo 44. “Dios, confiamos en tu amor fiel”
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APLICACIONES
En primer lugar, este salmo nos recuerda la importancia de estar compartiendo con nuestros hijos, familiares y amigos las maravillas de Dios. En los versículos 1 al 3, el pueblo reconoce que habían conocido del poder de Dios porque sus padres les habían contado. No estuvieron allí cuando Dios introdujo a su pueblo a Canaán, sin embargo, sabían que Dios fue quién lo hizo porque escucharon de sus familiares el testimonio de que así fue.
Hermanos, hoy nuestro deber es similar; si no: ¿Cómo conocerán nuestros hijos, familiares y amigos del poder y gracia de Dios? Por esta razón Pablo escribe: “¿cómo oirán sin haber quién les predique?” (Ro. 10:14) Seamos fieles predicadores de Dios y del Señor Jesucristo en nuestra casa y sus alrededores. Seamos nosotros quienes hablen de Dios y el medio por el cual nuestros familiares escuchen de Cristo.
En segundo lugar, este salmo nos alienta a confiar en Dios y a seguir haciéndolo a pesar de las circunstancias. Como hemos visto, este salmo reabre la antigua pregunta: ¿por qué sufren los justos? En el libro de Job vemos que este punto es uno de los temas más notables del poema; y, de hecho, esta misma pregunta la podemos plantear en cuanto a la vida de Jesús, quien era perfectamente justo y padeció hasta la muerte.
Hermanos, es posible que, en algún momento de nuestras vidas, en medio de la dificultad nos hayamos preguntado: ¿por qué Señor? ¿por qué me tiene que suceder esto? ¿será a acaso un castigo por el pecado? Bueno, como hemos aprendido, la respuesta a estas preguntas puede ser variada (ver o escuchar la serie de la Soberanía y Bondad de Dios). No obstante, ninguna de ellas es razón ni debe ser una razón para dejar de ser fieles a Dios u obedientes a Él. En los versículos 17 y 18 del salmo 44 vemos que el pueblo, a pesar de todo, seguían siendo fieles a Dios y a su pacto. Seguían confiando en Él y esperando en Él sin dejarse vencer por las circunstancias.
Hermanos, el día de hoy, nosotros, al igual que ellos, debemos seguir aferrado a Dios sin importar qué situación vivamos; ya que, conocemos el carácter de Dios; que Él es Soberano y Bueno, y sabemos que las dificultades de la vida son parte del entrenamiento de Dios mediante el cual está formando el carácter de Cristo en nosotros (Leer Ro. 8:28-29).
Y, en tercer lugar, este salmo nos recuerda que, así como Dios permite que vivamos aflicciones, su misericordia y gran amor y fidelidad nos ayudan a sobrellevarlas. Como hemos visto en este salmo, la esperanza final del pueblo entero era la misericordia fiel de Dios (v. 26, “hesed”). Es cierto, estaban derrotados afligidos y expuestos a muerte. Sin embargo, esperaban en la misericordia de Dios. Confiaban en el gran amor con el cual Dios había prometido ser fiel, y no dudaron en pedir su ayuda. De un modo similar, nosotros los creyentes también podemos enfrentar cualquier aflicción de la vida aferrados al fiel amor de Dios que es en Cristo. Y, de hecho, Pablo, recordando las palabras del versículo 22 dice que, si bien el evangelio expone a los creyentes a la muerte, también podemos vivir confiados porque nada ni nadie nos podrá separar de Su amor.
Hermanos, nosotros hemos sido unidos a Cristo para siempre. Somos amados por Dios con un amor eterno y, por lo mismo, nada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús. Y esta verdad, amados hermanos, nos alienta a enfrentar cualquier situación con confianza, y decir a una sola voz: “Dios, estamos en tus manos, somos tuyos en Cristo Jesús, confiamos en tu amor fiel”.
PREGUNTAS DE REPASO
- Según el estudio, el salmo 44 es un lamento nacional ¿Qué evidencias vemos en el texto que nos ayuden a llegar a esta conclusión?
- ¿Cuál es la frase sencilla que resume el tema del salmo?
- ¿Por qué causa el pueblo había sido derrotado y estaba viviendo grande aflicción? ¿Fue porque habían sido desobedientes y desleales a Dios?
- ¿A qué se aferró el pueblo para pedir la ayuda de Dios? ¿Fue algo que exigieron como derecho?
- ¿Quién cita el versículo 22 en el Nuevo Testamento? ¿En qué contexto lo cita? (pista: Ro_a_os 8:_6)
- ¿Cuál de las aplicaciones presentadas en el estudio te llamó más la atención? ¿Por qué?