Dios, te alabamos porque siempre nos proteges y provees
El Salmo 68 es un salmo de alabanza, alabando a Dios como el Salvador de Israel. En este salmo, David anima al pueblo de Israel a cantar salmos al nombre de Dios y alegrarse delante de Él (v. 4) porque es su Salvador (v. 19). Como el Salvador de Israel, Dios demostró su poder llevando a Israel por el desierto a la tierra prometida (vv. 7–10, 19–27) e instalando su santuario en el monte Sión (vv. 11–18, 28–34). En todo momento, Dios protegía a Israel, cuidando de su pueblo cada día (v. 19), y por eso, es digno de ser alabado.
Hay que recordar que los salmos son poemas que ocupan lenguaje figurado e imágenes verbales. En este salmo, vemos varias referencias a la manera en que un rey, después de derrotar a otro rey, despoja sus tesoros, llevando el botín a su propio palacio. Así que, el rey victorioso subyugó al enemigo, en muchas instancias exigiendo que le llevara tributo cada año. David, el autor del Salmo 68, ocupa esta imagen en dos sentidos. En primer lugar, Dios llevó a la nación de Israel desde Sinaí a la tierra prometida, desposeyendo a las naciones de Canaán de su tierra y dándola a su pueblo Israel. En segundo lugar, Dios (a través de David) desposeyó la ciudad de Jerusalén de los jebuseos (véase 1º Crónicas 11:4–9) para instalarse en el monte Sión como su habitación para siempre. En el Salmo 68, encontramos la imagen de Dios dando dones a su pueblo por medio de las naciones derrotadas.
El Salmo 68 es una alabanza extensa, por eso, no examinaremos toda palabra del salmo, pero lo explicaremos en términos generales. Hay una estrofa de apertura (v. 1–6), dos movimientos que dan ejemplo de la provisión y protección de Dios (vv. 7–10, 11–18), dos estrofas que llaman a Israel a que alaben al Señor (vv. 19–27, 28–34) y una frase de cierre alabando a Dios (v. 35).
La primera estrofa (vv. 1–6) expone la idea central del salmo: Dios derrotará a todos sus enemigos (vv. 1–2) y le ha dado amparo a los suyos que están sin defensor (vv. 5–6), y por eso, su pueblo debe alabarle y gozarse delante de Él (vv. 3–4).
4 Cantad a Dios, cantad salmos a su nombre;
Exaltad al que cabalga sobre los cielos.
JAH es su nombre; alegraos delante de él.
5 Padre de huérfanos y defensor de viudas
Es Dios en su santa morada.
Primer ejemplo de la provisión y protección de Dios: la conquista de la tierra prometida (vv. 7–10)
Dios llevó a Israel por el desierto y le dio su propia tierra, alimentando y proveyendo para ellos en todo momento.
7 Oh Dios, cuando tú saliste delante de tu pueblo,
Cuando anduviste por el desierto, Selah
8 La tierra tembló;
También destilaron los cielos ante la presencia de Dios;
Aquel Sinaí tembló delante de Dios, del Dios de Israel.
9 Abundante lluvia esparciste, oh Dios;
A tu heredad exhausta tú la reanimaste.
Segundo ejemplo de la provisión y protección de Dios: la adquisición del monte Sión (vv. 11–18)
Dios derrotó a las naciones alrededor de Israel, despojándoles de sus tesoros (vv. 11–14) para habitar en su santuario, en su santo monte para siempre (vv. 15–18).
12 Huyeron, huyeron reyes de ejércitos,
Y las que se quedaban en casa repartían los despojos.
14 Cuando esparció el Omnipotente los reyes allí,
Fue como si hubiese nevado en el monte Salmón.
15 Monte de Dios es el monte de Basán;
Monte alto el de Basán.
18 Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad,
Tomaste dones para los hombres,
Y también para los rebeldes, para que habite entre ellos JAH Dios.
Primer llamamiento para alabar a Dios (vv. 19–27)
Por eso, los israelitas deben alabar a Dios por protegerlos (vv. 19–23) y morar en medio de ellos (vv. 24–27).
19 Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios
El Dios de nuestra salvación. Selah
20 Dios, nuestro Dios ha de salvarnos,
Y de Jehová el Señor es el librar de la muerte.
26 Bendecid a Dios en las congregaciones;
Al Señor, vosotros de la estirpe de Israel.
Segundo llamamiento para alabar a Dios (vv. 28–34)
Por eso, todos los reyes del mundo deben alabar a Dios y llevar su tributo a su templo (vv. 28–34).
32 Reinos de la tierra, cantad a Dios,
Cantad al Señor; Selah
33 Al que cabalga sobre los cielos de los cielos, que son desde la antigüedad;
He aquí dará su voz, poderosa voz.
34 Atribuid poder a Dios;
Sobre Israel es su magnificencia,
Y su poder está en los cielos.
Así que, ¡alabemos a Dios, imponente en su templo, el Protector de su pueblo Israel (v. 35)!
35 Temible eres, oh Dios, desde tus santuarios;
El Dios de Israel, él da fuerza y vigor a su pueblo.
Bendito sea Dios.
El salmo 68 nos recuerda que Dios protegió su pueblo Israel a lo largo de su historia, siempre proveyendo sus necesidades. Por eso, debemos alabar al Señor, el Protector y Proveedor de su pueblo. Podemos resumir el Salmo 68 con esta frase sencilla, “Dios, te alabamos porque siempre nos proteges y provees”.
¿Cómo podemos aplicar el tema principal de este salmo a nuestras vidas?
En primer lugar, debemos alabar a Dios por su protección y provisión. Aunque no somos judíos, nosotros también hemos experimentado el cuidado de Dios en el pasado. Debemos recordar estos momentos y repasarlos en familia y en la iglesia, testificando de la soberanía y bondad de Dios y recordándonos que sigamos confiando en nuestro Dios.
Tal vez el apóstol Pablo meditaba en el Salmo 68 cuando se puso a enumerar las bendiciones espirituales que disfrutamos en Cristo en Efesios 1. Quizás reflexionando en el Salmo 68:19, que dice, “Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios, El Dios de nuestra salvación”, Pablo empezó a escribir de nuestra salvación, “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Efesios 1:3).
Lo propongo porque algunos capítulos después en la carta (Efesios 4:8), Pablo cita el Salmo 68:18, donde habla del Señor derrotando a sus enemigos y repartiendo los tesoros a su propio pueblo. En este caso, es Jesucristo, ascendiendo a la diestra del Padre después de su resurrección como el victorioso sobre la muerte y el diablo, y Pablo nos recuerda que Jesucristo también repartió dones a su pueblo. En este caso, los dones son para su iglesia (Efesios 4:11), son los apóstoles que dirigían la iglesia como los representantes de Jesús mismo, los profetas que dieron a conocer la nueva revelación de Dios que formó el fundamento de la iglesia (Efesios 2:20; 3:5), los evangelistas que llevaban las buenas noticias del evangelio a los que nunca lo han escuchado y los pastores y maestros que alimentan y enseñan a la iglesia semana tras semana para que crezca hasta la semejanza de Cristo (Efesios 4:13–16).
Hermanos, Jesucristo nos ha provisto de todo lo que necesitamos para obedecer y glorificarle. ¡Disfrutamos de millares de bendiciones espirituales en Él! Alabemos el nombre de Jesucristo, nuestro Señor y Salvador, por su salvación y provisión cada día.
Preguntas de repaso
- ¿Qué género es el salmo 68? ¿Dónde identificas sus características en el salmo?
- ¿Cuál es la frase sencilla que resume el salmo?
- ¿Cómo protegió Dios a la nación de Israel en el desierto? ¿Cómo les proveyó?
- ¿Cuántas frases puedes encontrar en el salmo que hablan del templo del AT?
- ¿Por qué crees que era tan importante para David la morada de Dios en el monte Sión?
- ¿Cómo te ha protegido Dios? ¿Cómo ha provisto para tus necesidades? ¿Te da confianza para el futuro que Dios te siga protegiendo y proveyendo? ¿Le alabarás por su protección y provisión?
- ¿Cómo dice en Efesios 4 que Jesucristo ha provisto a la iglesia? ¿Cómo podemos alabarle por su provisión?