Proverbios: la vida de sabiduría
El libro de Proverbios es una colección de sabiduría que tiene una aplicación eterna, pero a la vez, es un libro con una interpretación complicada. ¿Cómo podemos leer este libro de sabiduría inspirada con entendimiento y aplicarlo correctamente? Les dejo tres principios para leer el libro de Proverbios.
Entender la poesía hebrea: el paralelismo entre las líneas
La característica sobresaliente de la poesía hebrea (la que encontramos a lo largo del Antiguo Testamento) es el paralelismo entre las líneas. Las líneas pueden repetirse, normalmente conectadas con “y” u “o sea” (por ejemplo, Proverbios 26:27). También pueden contrastarse con un “pero, sino, mas” (por ejemplo, Proverbios 10:7). Pueden construirse una sobre la otra en una forma ascendente (por ejemplo, Proverbios 8:2–4).
Además, tenemos que reconocer que la poesía (hebrea u otra) es un género no preciso. Se enfoca en comunicar ideas generales en una manera hermosa, y no es una serie de instrucciones técnicas ni una lista precisa de eventos. Por eso, hay proverbios que se traducen en una forma muy distinta (por ejemplo, Proverbios 18:24). No debemos exigir que los proverbios comuniquen verdades teológicas y precisas. Debemos entender la poesía hebrea.


Respetar la naturaleza del proverbio: es un aforismo, no una promesa
En segundo lugar, cuando leemos los proverbios, tenemos que entender que el proverbio no es una promesa o garantía, sino un aforismo, una máxima o frase que se propone como pauta o regla general. Los proverbios son dichos generales que describen la manera normal del mundo. Los entendemos porque en cada idioma hay proverbios. Tenemos dichos o proverbios en nuestra propia cultura, y entendemos que no son garantías, sino pautas generales. Por ejemplo, se dice “casa de herrero, cuchillo de palo”. Este proverbio no prohíbe que un herrero tenga un cuchillo de hierro, ni asegura que todo cuchillo del herrero es de palo. De hecho, el propósito tiene que ver con algo mucho más allá, que muchas veces, tendemos a cuidar mejor de nuestro trabajo que nuestro hogar.
Por eso, debemos entender que un proverbio es una regla general que se puede aplicar en situaciones específicas. Como ejemplo de proverbio general, Proverbios 11:25 dice, “El alma generosa será prosperada; Y el que saciare, él también será saciado”. No debemos esperar ni exigir que sea una promesa que toda persona generosa sea rica. Tampoco Proverbios 22:6 es una garantía que todo niño bien instruido siempre salga bien; de hecho, es una observación de que los niños generalmente siguen los modelos y patrones que han visto en su juventud.
Es necesario que un proverbio sea aplicado bien. ¿Cómo podemos aplicar bien los proverbios? Requiere la sabiduría para aplicarlos correctamente en la situación correcta (Proverbios 26:7, 9). Por ejemplo, Proverbios 26:4–5 nos da consejos que parecen contradictorios: que nunca respondamos al necio de acuerdo con su necedad (v. 4) y que respondamos al necio como merece su necedad (v. 5). ¿Cuál consejo debemos escuchar? ¿Respondemos o no? Requiere que apliquemos la sabiduría para saber cuándo y cómo responder. Debemos respetar la naturaleza del proverbio.



Definir correctamente la sabiduría: vivir bajo la soberanía de Dios
En tercer lugar, es necesario que entendamos bien qué es la sabiduría, porque es el tema principal del libro. A menudo consideramos que la sabiduría es la inteligencia natural, la educación o capacitación formal, la astucia que se aprovecha del momento o la habilidad o suerte para vivir sin problemas y preocupaciones. Pero los Proverbios nos dicen que “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová” (Proverbios 1:7). La sabiduría, entonces, es vivir bajo la soberanía de Dios en una manera que corresponde a quién es Dios. Para vivir con sabiduría es necesario que temamos a Dios, o sea que conozcamos a Dios y que respondamos correctamente a Él. Una vida de sabiduría es vivir bajo la soberanía de Dios, sometiéndose a su voluntad y mandamientos. Para leer bien el libro de Proverbios, debemos definir correctamente la sabiduría.

Leyendo los Proverbios
Un bosquejo sencillo del libro de Proverbios puede identificar por lo menos cinco colecciones de proverbios, recolectados y redactados en una antología más grande.
- El contraste entre la sabiduría y la necedad, 1–9
- Los proverbios de Salomón, 10–24
- Los proverbios de Salomón, compilados por los varones del rey Ezequías, 25–29
- Las palabras de Agur, un sabio desconocido, 30
- Las palabras de la madre de Lemuel, 31
Debemos escuchar la introducción al libro, Proverbios 1:5–6.
Oirá el sabio, y aumentará el saber,
Y el entendido adquirirá consejo,
Para entender proverbio y declaración,
Palabras de sabios, y sus dichos profundos.
Dos preguntas que debemos hacernos cuando leemos los proverbios son:
- ¿Cómo ha ordenado Dios el mundo? Ya que la sabiduría tiene que ver con conocer a Dios, debemos buscar los proverbios para aprender cómo Dios ha ordenado su universo. ¿Cómo es la manera en que Dios hizo que su universo funcionara? ¿Qué debemos esperar como resultado de nuestros hechos y decisiones?
- ¿Qué recompensa Dios? En el universo que Dios ha creado y ordenado, ¿qué tipo de vida y decisiones espera la aprobación de Dios? ¿Cuáles decisiones esperan la desaprobación o castigo de Dios? ¿Cómo podemos vivir bajo la soberanía de Dios?


Una tarea para practicar y repasar
Lee Proverbios 29:1–11 y responde las tres preguntas siguientes para cada proverbio.
- ¿Cuál tipo de paralelismo encuentras en el versículo?
(o sea, ¿cómo se relacionan las líneas?) - ¿Qué te enseña el proverbio sobre la sabiduría de Dios?
(o sea, ¿qué aprendes sobre el orden de Dios para el mundo y la recompensa o el castigo de Dios?) - ¿Cómo puede este proverbio ayudarte a vivir bajo la soberanía de Dios?
(o sea, ¿qué te enseña sobre el temor de Jehová?)
Unos videos suplementarios
Estos dos videos expresan (en palabras y frases más bonitas que las mías) cómo debemos leer y entender el libro de Proverbios.