Orando los Salmos: Salmo 86

Dios mío, te pido ayuda porque me respondes

El Salmo 86 es otro salmo de lamento individual, en el que David clama a Dios porque está afligido por enemigos que conspiraron en contra de su vida. Los salmos de lamento comienzan con una petición y finalizan con una declaración de confianza en Dios, y encontramos una hermosa declaración de confianza al final del versículo 17, “Tú, Jehová, me ayudaste y me consolaste”.

Hay tres elementos que llaman la atención en este salmo de lamento. Primero, hay varias peticiones que David hace a Dios, las cuales podemos identificar como imperativos (por ejemplo, “inclina tu oído”, “escúchame”, “guarda mi alma”, etc.). En segundo lugar, David llama a Dios por su nombre trece veces en este salmo de 17 versículos (Jehová, Señor, Dios). Tercero, varias veces David expone su motivo de petición a Dios, el cual podemos ver en las frases que parten con “porque” (vv. 1, 2, 3, 4, 5, 7, 10, 13, 17). Por eso, podemos aprender un poco de cómo debemos orar cuando llevamos una petición a Dios.

El Salmo 86 presenta tres estrofas: la primera expone la petición de David por protección frente al peligro (vv. 1–7). En la segunda estrofa, David alaba la soberanía y misericordia de Dios, la razón por la cual David le hace su petición (vv. 8–13). La estrofa final expresa el deseo de David de la bendición de Dios y la vindicación delante de sus enemigos (vv. 14–17). Podemos resumir el salmo con esta oración sencilla, “Dios mío, te pido ayuda porque me respondes”.

Leamos el salmo, notando las peticiones del salmista y los motivos que señala por sus peticiones.

1Inclina, oh Jehová, tu oído, y escúchame,
Porque estoy afligido y menesteroso.
Guarda mi alma, porque soy piadoso;
Salva tú, oh Dios mío, a tu siervo que en ti confía.
Ten misericordia de mí, oh Jehová;
Porque a ti clamo todo el día.
Alegra el alma de tu siervo,
Porque a ti, oh Señor, levanto mi alma.
Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador,
Y grande en misericordia para con todos los que te invocan.
Escucha, oh Jehová, mi oración,
Y está atento a la voz de mis ruegos.
En el día de mi angustia te llamaré,
Porque tú me respondes.

En la primera estrofa del Salmo 86, David expone su corazón a Dios. Está afligido y necesitado (v. 1), clamando en todo momento a Dios por ayuda (v. 3). Le pide ayuda a Dios porque es solo el Señor el que puede levantar el alma (v. 4), solo Dios es bueno y misericordioso (v. 5) y solo Dios responde las oraciones de los suyos (v. 7). Por eso, David clama a Dios.

Oh Señor, ninguno hay como tú entre los dioses,
Ni obras que igualen tus obras.
Todas las naciones que hiciste vendrán y adorarán delante de ti, Señor,
Y glorificarán tu nombre.
10 Porque tú eres grande, y hacedor de maravillas;
Solo tú eres Dios.
11 Enséñame, oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu verdad;
Afirma mi corazón para que tema tu nombre.
12 Te alabaré, oh Jehová Dios mío, con todo mi corazón,
Y glorificaré tu nombre para siempre.
13 Porque tu misericordia es grande para conmigo,
Y has librado mi alma de las profundidades del Seol.

La segunda estrofa alaba y exalta a Dios por todo lo que es y hace. Dios es santo, único e incomparable, no hay otro dios que se puede comparar con Él (v. 8). Las naciones tendrán que confesar la soberanía de Dios, porque Él las creó (v. 9) y porque Dios es el único que hace maravillas (v. 10). Por eso, David quiere aprender de Dios y entender quién y cómo es (v. 11). Conocer a Dios y responder correctamente delante de Él es alo que se llama el temor de Dios en el AT.

14 Oh Dios, los soberbios se levantaron contra mí,
Y conspiración de violentos ha buscado mi vida,
Y no te pusieron delante de sí.
15 Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente,
Lento para la ira, y grande en misericordia y verdad,
16 Mírame, y ten misericordia de mí;
Da tu poder a tu siervo,
Y guarda al hijo de tu sierva.
17 Haz conmigo señal para bien,
Y véanla los que me aborrecen, y sean avergonzados;
Porque tú, Jehová, me ayudaste y me consolaste.

El Salmo 86 finaliza con una expresión del anhelo de David para la gloria de Dios. Los enemigos se han enorgullecido y buscaron matar a David, el siervo de Dios. No se dieron cuenta de Dios, no han pensado en Él (v. 14). Por otro lado, David se ha humillado delante de Dios y está pidiendo su misericordia y ayuda (vv. 15–16). David quiere que Dios obre a su favor para que todos vean y se den cuenta de que Dios es el único que puede salvar (v. 17). La petición de David es, en definitiva, que Dios se glorifique en toda la tierra. Quiere proclamar a todas las naciones que es solo Dios quien puede ayudar.

En un momento de angustia y peligro personal, David pide a Dios que le salve, porque es solo Dios quien puede ayudar. David quiere que Dios se glorifique en todo, que las naciones se den cuenta que Dios es único. Podemos orar el Salmo 86 con David así, “Dios mío, te pido ayuda porque me respondes”.

¿Cómo podemos aplicar el tema principal de este salmo a nuestras vidas?

  1. El Salmo 86 expresa la petición de David en un momento de peligro, y ¿quién no se ha encontrado en un momento así? ¿Cómo respondimos frente a la prueba? A veces respondemos enojándonos o quejándonos de las dificultades que Dios ha permitido en nuestras vidas, pero ¿qué dicen estas respuestas sobre nuestro Dios? O nuestro Dios es impotente y no soberano o es soberano pero cruel. El Salmo 86 responde ambas dudas. “Tú eres grande, y hacedor de maravillas; solo tú eres Dios” (v. 10). “Tú, Señor, Dios misericordioso y clemente, lento para la ira, y grande en misericordia y verdad” (v. 15). Nuestro Dios es soberano y bueno, por eso, podemos confiar completamente en Él. Expresamos esa misma confianza cuando oramos y hacemos nuestra petición a Dios.
  2. En el Salmo 86, David pide a Dios que afirme su corazón para que tema a su nombre. El perfecto Hijo de David, en un momento de angustia, también pidió a su Padre por ayuda. El autor de Hebreos dice, “Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente” (Hebreos 5:7). Dios oyó las oraciones de Jesús porque temía perfectamente a Dios.
  3. Escucharemos un eco del Salmo 86 de los mártires de la Tribulación, después de haber sido muertos por el anticristo, cantarán el cántico de Moisés y el cántico del Cordero (Apocalipsis 15:3). La letra refleja el Salmo 86:9, “¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues solo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado” (Apocalipsis 15:4). Viene el día en que todas las naciones adorarán delante de Dios y glorificarán su nombre.

Preguntas de repaso

  1. ¿Qué género es el Salmo 86? ¿Dónde identificas sus características en el salmo?
  2. ¿Cuál es la oración sencilla que resume el salmo?
  3. ¿Cuáles son las tres características de este salmo que se destacan, según el estudio?
  4. ¿Cuáles son los motivos para orar que menciona David en el Salmo 86 (son nueve)?
  5. ¿Cuál debe ser el propósito último de nuestras oraciones?
  6. ¿Cómo nuestro conocimiento de Dios debe dar forma a nuestras oraciones?
  7. ¿Cómo la soberanía y bondad de Dios nos ayudan a orar?
  8. ¿Nos desesperamos deseando ver a todas las naciones adorando al verdadero Dios? ¿Oramos por ello?
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