Orando los Salmos: Salmo 150

Dios, ¡eres digno de toda alabanza!

El Salmo 150 es un salmo de alabanza, resaltando que Dios es digno de recibir alabanza en todo lugar, por todo medio y de toda criatura. Once veces el salmo nos manda a alabar a Dios. Está dirigido a los lectores, pero, en definitiva, toda criatura debe alabar a Dios. Algunos salmos alaban a Dios por su salvación a lo largo de la historia, otros alaban a Dios por sus atributos, pero el Salmo 150 nos recuerda de la dignidad de Dios para recibir alabanza. Él es digno de alabar.

Dios es digno de recibir alabanza en todo lugar (vv. 1–2)

1 Alabad a Dios en su santuario;
Alabadle en la magnificencia de su firmamento.
2 Alabadle por sus proezas;
Alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza.

Los primeros versículos nos mandan a alabar a Dios en todo lugar, sea en el templo en momentos de adoración formal, o sea en la grandeza de su creación (v. 1). Dios es digno de la alabanza de un culto diligentemente preparado para destacar sus atributos. Dios es digno de alabanzas espontáneas cuando estamos asombrados por la belleza y magnitud del mundo que Él creó.

¿Por qué debemos alabar a Dios? Podemos alabarle por sus proezas y por su grandeza (v. 2). Podemos recopilar una lista larga de todas las veces que Dios salvó a su pueblo Israel en el Antiguo Testamento, al igual que todas las obras de Dios en nuestras vidas. Podemos enumerar su provisión de vida, salud, trabajo, familia, y mucho más. Aún esta alabanza no sería suficiente, porque Dios es digno de toda la alabanza.

Dios es digno de recibir alabanza por todo medio (vv. 3–5)

3 Alabadle a son de bocina;
Alabadle con salterio y arpa.
4 Alabadle con pandero y danza;
Alabadle con cuerdas y flautas.
5 Alabadle con címbalos resonantes;
Alabadle con címbalos de júbilo.

La segunda estrofa enumera un listado de instrumentos para alabar a Dios. Como poesía, el salmista no está instruyéndonos a alabar a Dios solamente con estos instrumentos, ni decirnos que podamos alabar a Dios fielmente usando solo estos instrumentos. En la belleza poética, el salmista describe una orquesta entera dedicada a alabar a Dios. Con trompetas, con instrumentos de cuerdas, instrumentos de viento de madera e instrumentos de percusión, podemos alabar la grandeza de Dios. Aún tocando con todos los instrumentos del mundo unidos en armonía, su alabanza no sería demasiado, porque Dios es digno de toda la alabanza.

Dios es digno de recibir alabanza de toda criatura (v. 6)

6 Todo lo que respira alabe a JAH.
Aleluya.

La frase final resume el salmo, e incluso es un resumen de todo el libro de los salmos. Dice que todo lo que respira, todo lo que tiene la vida otorgada por Dios, alabe a Dios. No hay distinción entre personas importantes y humildes, entre los que tienen muchos años y los niños, entre los ricos y los pobres, todos debemos alabar a Dios con toda nuestra fuerza. Si toda criatura alabara a Dios, no sería suficiente, porque Dios es digno de toda alabanza. Podemos resumir el Salmo 150 con esta oración sencilla, “Dios, ¡eres digno de toda alabanza!”.

¿Cómo podemos aplicar el tema principal de este salmo a nuestras vidas?

El Nuevo Testamento también nos manda a alabar a Dios, porque es digno de alabar. El autor de Hebreos nos recuerda, “Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre” (13:15). Debemos alabar a nuestro Dios digno.

Como los redimidos de la iglesia, nuestra alabanza se dirige a Jesucristo, nuestro Señor y Salvador, quien es digno de toda alabanza. Cantaremos un nuevo cántico al Cordero, “Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra” (Apocalipsis 5:9–10). Con todos los ángeles y seres celestiales juntaremos nuestras voces para cantar,

“El Cordero que fue inmolado es digno de tomar
el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza…

Al que está sentado en el trono, y al Cordero,
sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder,
por los siglos de los siglos”
(Apocalipsis 5:12–13).

En Apocalipsis 19:5, Dios dio una visión del futuro al apóstol Juan. “Y salió del trono una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis, así pequeños como grandes”. Por fin podremos participar en ese gran coro de alabanza a Dios, cuando todo lo que respira alabará a Dios.

Podemos orar con el salmista el Salmo 150, “Dios, ¡eres digno de toda alabanza!”.

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