1ª de Pedro 1:22–2:10: seamos santos en amor fraternal y deseo por la Palabra de Dios

Pedro escribe esta carta pastoral para animar a los hermanos en las regiones de Asia Menor, quienes sufrían persecución. Pretende ayudarles a responder la duda, ¿Cómo viven los cristianos cuando se prueba su fe? Son tres conceptos fundamentales que se entrelazan en el libro: santidad, sumisión y sufrimiento. Estas ideas forman las tres secciones mayores del libro.

Vivamos en santidad como los que esperan a Jesús (1:1–2:10)

Las bendiciones de la salvación (1:1–12)

El llamamiento a la santidad (1:13–2:3)
Debemos ser santos en toda nuestra vida (1:13–16), porque Dios juzgará todo pecado (1:17), porque Dios nos rescató de esa vida de pecado (1:18) y porque Jesús murió por nuestro pecado (1:19–21).

¿Cómo se evidencia la santidad en nuestras vidas diarias? Pedro nos da dos ejemplos:

  • el amor para los hermanos (1:22–25)
  • el deseo por la Palabra de Dios (2:1–3)

La benignidad del Señor (2:4–10)
Hemos visto las bendiciones que tenemos en Jesucristo como los elegidos de Dios, pero Pedro una vez más, nos dirige al ejemplo de Jesús para ver la bondad de Dios en nuestras vidas. Como Jesús, somos «piedras vivas» que Dios está construyendo en una familia por el Espíritu Santo.

Todo el que cree en Jesús jamás será avergonzado, pero para todo el que rechaza a Jesús, Él será la piedra de tropiezo (2:4–8). A diferencia, nosotros hemos gustado la bondad de Dios por medio de Jesucristo (2:9–10).

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