Hacer Discípulos a los Inconversos

¿Qué es hacer discípulos? (Mateo 28:18–20) Jesús mandó a sus discípulos a hacer discípulos de todas las naciones. El fundamento de la comisión es la autoridad absoluta y universal que tiene Jesús (v. 18). El mandato es que sus discípulos hagan discípulos a toda persona (v. 19). La promesa de Jesús es que estará con nosotros siempre (v. 20).

¿Cuándo hacemos discípulos? Hacemos discípulos mientras Jesús tenga toda autoridad, como dijo, “toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (v. 19), o sea, permanentemente, como dijo, “hasta el fin del mundo” (v. 20).

¿A quién debemos hacer discípulos? La verdad es que nadie está exento, porque nos dijo, “haced discípulos a todas las naciones” (v. 19). Obvio, no podemos alcanzar a cada persona en el mundo, por eso, comenzamos con las relaciones que Dios nos ha dado: por ejemplo, una esposa, los hijos, parientes, vecinos, colegas, etc.

Cuando Jesús dice que tiene toda autoridad en el cielo y en la tierra, inmediatamente divide a todas las personas en dos grupos: los que reconocen su autoridad, creyendo en él y sometiéndose a su autoridad, y los que rechazan su autoridad, rebelándose en contra de él y creyéndose a sí mismos la autoridad máxima.

¿Cómo hacemos discípulos a los inconversos? o ¿Cómo damos a conocer el evangelio? El evangelio, las buenas noticias de la persona y obra de Jesucristo, se puede resumir con cuatro preguntas.

¿Quién es Dios? (Juan 1:3; Romanos 2:5–6)

  • Dios es mi Creador. Creó todo el universo para su gloria.
  • Dios es santo. Dios está separado de toda la creación y de todo lo malo.
  • Dios es mi Juez. Como mi Creador santo, tiene todo derecho de juzgarme.
  • Dios me exige la justicia perfecta. El estándar es la obediencia perfecta, y no lo cumplo.

¿Qué es el pecado? (Romanos 3:9; 1:32)

  • Soy un pecador porque desobedezco sus mandamientos. Cuando peco contra Dios, estoy rechazando su autoridad y violando su santidad.
  • Soy un pecador como hijo de Adán. Nací en pecado, rechazo la autoridad de Dios y estoy bajo su condenación.
  • Como pecador merezco la ira justa de Dios. El Dios santo no puede ignorar tanta rebeldía. Su justicia exige que castigue mi pecado.
  • Mi pecado contra el infinito Dios merece castigo infinito. La paga del pecado contra Dios es la muerte eterna en el infierno.

¿Quién es Jesús?

  • Es el Hijo de Dios que vino al mundo como ser humano. El Hijo eterno de Dios se hizo hombre y vivió perfectamente, siempre haciendo lo bueno.
  • Es el Hijo de Dios que murió en lugar de los pecadores. Aunque obedeció todos los requisitos justos de Dios, Jesús murió en la cruz por mis pecados. Dios dirigió el castigo que merecía yo a su perfecto Hijo en la cruz. Dios lo resucitó al tercer día para demostrar a todo el mundo que Él ha aceptado la paga de la muerte de Jesucristo por pecado.

¿Cómo puedo ser justo delante de Dios? (2ª Corintios 5:21)

  • Dios me manda a dejar mis pecados y creer en Jesucristo. Creer involucra tres cosas: primero, entender los hechos del evangelio, quién es Dios, qué es el pecado, y qué hizo Jesús en la cruz. Segundo, darme cuenta de cuán grave mi pecado es y que no puedo salvarme a mí mismo. Tercero, recibir esas verdades con los brazos abiertos.
  • Cuando creo en Jesús, hay un intercambio. Al creer, cambio la muerte que merecía por la vida del Hijo de Dios. La muerte sacrificial de Jesús cumple la paga de mi pecado y la obediencia perfecta de Jesús está acreditada a mi cuenta. Ahora me pongo delante de Dios en la justicia perfecta de Jesús.
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