La escatología: el asunto central

Al estudiar la escatología, el ramo de la teología que aborda los eventos futuros, muy pronto nos damos cuenta de que hay una multitud de posturas. ¿Por qué son tantas posturas distintas?¿Cuál es el asunto central de la escatología? El asunto que determina la orientación y dirección de nuestra escatología es cómo vemos la relación entre la nación de Israel y la iglesia. ¿Estos dos grupos son lo mismo o son distintos?

Si son lo mismo, las promesas que Dios hizo con Israel ya están cumplidas en Cristo. El reino de Dios lo estamos actualmente viviendo en forma espiritual. Esperamos que Jesús venga para juzgar los malvados e iniciar la eternidad. Es verdad que hay mucha similitud entre los dos grupos: ambos son recipientes de la gracia de Dios, viviendo según la revelación especial de Dios y esperando la venida del Cristo.

Si son distintos, las promesas que Dios hizo con Israel se están por cumplir literalmente: disciplina por medio de una gran tribulación, arrepentimiento nacional, restauración a su tierra y establecimiento del reino prometido. Esperamos que Jesús venga para rescatar a su iglesia y cumplir todas sus promesas con Israel.

Aunque este punto no es esencial al evangelio de Jesucristo, es fundamental para la interpretación de toda la Biblia. La declaración doctrinal de nuestra iglesia especifica que creemos y enseñamos que «la iglesia se inició en el día de Pentecostés por la obra del Espíritu Santo y representa el propósito especial de Dios durante la edad presente (Hch. 2:1-4, 47; Ef. 3:5-6, 10-11).» ¿Por qué creemos que la iglesia en el Nuevo Testamento es algo nuevo y distinto de la nación de Israel en el Antiguo Testamento?

¿Cómo es la iglesia distinta de la nación de Israel?

  1. En su composición: La nación de Israel es una nación étnica, los descendientes físicos de Abraham, Isaac y Jacob (Deuteronomio 29:12–14; Salmo 147:19–20). La iglesia es un cuerpo espiritual, y sus miembros son de toda nación, tribu y lengua (Gálatas 3:28; Efesios 2:11–22; 3:6, 15).
  2. En su relación con Dios: La nación de Israel son los hijos de Israel (Jacob), aunque no todos regenerados, viviendo bajo la ley establecida por Dios en el pacto que Él hizo en el monte Sinaí (Romanos 9:3–5; Éxodo 19:5). La iglesia de Jesús son los hijos de Dios al creer en Jesucristo, todos bautizados por el Espíritu Santo en el cuerpo de Cristo, viviendo bajo el señorío de Jesucristo porque creen que es el Señor (Juan 1:12; 1ª Corintios 12:13; Romanos 8:9; Lucas 6:46).
  3. En su tierra: La nación de Israel tiene la promesa de la tierra desde el río Nilo hasta el río Éufrates mediante el pacto con Abraham (Génesis 13:15–16). Los miembros de la iglesia son ciudadanos del cielo, escogidos de todas las naciones de la tierra, viviendo como peregrinos y extranjeros (1ª Pedro 2:11).
  4. En su destino: La nación de Israel tiene la expectativa de un reino futuro reunido y restaurado en su tierra (el nuevo pacto), bajo el Rey Mesías (el pacto con David). La iglesia tiene la expectativa de reinar con Cristo (Apocalipsis 5:10; 1ª Corintios 6:1–3)

¿Por qué es importante que la iglesia sea distinta de la nación de Israel? ¿Cómo nos afecta? Debe llenar nuestros corazones con gratitud y alabanza que Dios quiso incluirnos en su gracia.

Dios ha mostrado su gracia hacia nosotros en Cristo.

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