Los deseos, anelos, afanes y dioses

Colosenses 3:1–11; Marcos 15:6-41

Ningún otro libro en el NT enfatiza la importancia de la obra de Cristo más que Colosenses. Las glorias de Cristo se ven en cada rincón del universo. La crucifixión puede haber parecido un espectáculo terrible para los que lo vieron, pero la obra de Cristo en la cruz y su resurrección tres días después fue algo que el imperio romano nunca había visto. El punto principal de Pablo era sencillo: Entendamos y apliquémonos a darle a la cruz toda nuestra atención. Un cristiano puede vivir en este mundo de distracciones, pero la clave es dónde el cristiano recibe su fortaleza depende de dónde fija sus ojos (o su atención). Hay dos lados que compiten por nuestra atención. El mundo está lleno de pecado y luces brillantes y la Gloria de la cruz de Cristo…la luz y el Salvador del mundo.

Nuestro mundo dice que ver es creer, pero para que nosotros contemplemos la gran gloria de la cruz, debemos ver como Dios ve, en vez de como ve el hombre. Debemos atesorar lo que es invisible y eternal. El gran espectáculo de Cristo crucificado es un espectáculo para el oído, no para el ojo. Porque la fe viene por el oir, no por el ver.

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