En el segundo capítulo, Pablo aborda el tema de la sabiduría. Los corintios estaban decepcionados con la presentación poco impresionante de Pablo, pero dice que sí habla sabiduría—la sabiduría de Dios. Esa sabiduría Dios le había revelado por medio del Espíritu Santo (el proceso que se llama la inspiración) para que Pablo presente la sabiduría de Dios mismo. Y dice que los creyentes, los que tienen el Espíritu Santo morando en ellos, siempre reciben y aceptan la sabiduría de Dios.