El salmo veintiocho es un lamento individual que expresa los clamores y las alabanzas de un salmista que viviendo en diversas aflicciones, haya descanso en Dios. En una frase sencilla, el tema de este salmo se puede resumir en la siguiente oración: “Dios, a ti clamaré porque en ti confío”
Este salmo puede dividirse en cuatro secciones: (I) En los versículos 1 y 2 el salmista clama a Dios buscando su ayuda en el tiempo de la aflicción. (II) En los versículos 3 al 5 el autor de este salmo pide a Dios ser distinguido de aquellos que merecen ser juzgados por sus pecados. (III) En los versículos 6 y 7 el poeta bendice a Dios y canta alabanzas porque sabe que Dios es su fortaleza y, por ello, confía en que Él oirá su clamor y le ayudará oportunamente. (IV) Y, finalmente, en los versículos 8 y 9, el salmista termina su oración reconociendo que Dios también es la fortaleza del rey y del pueblo, por lo que ora intercediendo por ellos a fin de que Dios también les salve, bendiga, pastoree, y sustente en sus tribulaciones.
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EXPLICACIÓN DEL SALMO
1 A ti clamaré, oh Jehová.
Roca mía, no te desentiendas de mí,
Para que no sea yo, dejándome tú,
Semejante a los que descienden al sepulcro.
2 Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti,
Cuando alzo mis manos hacia tu santo templo.
El salmista comienza su salmo clamando a Dios (su Roca) con suma intensidad y urgencia; está angustiado, teme por su vida, y sabe que si Dios no le escucha, o no atiende su oración, terminará igual que todos los que “descienden al sepulcro”; es decir, muerto. Por ello, le dice al Señor, cargado de emoción: “oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti, cuando alzo mis manos hacia tu santo templo”; que es una expresión que, en la antigüedad, era una manera común y sincera de presentar plegarias a Dios; el acto de “levantar las manos” hacia la presencia de Dios (lugar santísimo o templo), era una gesticulación de humildad y respeto ante el Señor, y posiblemente un gesto que representaba tanto la petición del orador como el deseo de la respuesta divina.
3 No me arrebates juntamente con los malos,
Y con los que hacen iniquidad,
Los cuales hablan paz con sus prójimos,
Pero la maldad está en su corazón.
4 Dales conforme a su obra, y conforme a la perversidad de sus hechos;
Dales su merecido conforme a la obra de sus manos.
5 Por cuanto no atendieron a los hechos de Jehová,
Ni a la obra de sus manos,
El los derribará, y no los edificará.
En esta sección, y especificando un poco más su petición a Dios, el salmista menciona que no quería ser tratado (ni juzgado) de la misma manera que personas malvadas, cuyas vidas no han considerado las maravillas de Dios ni viven de acuerdo a ellas. El salmista quería ser distinguido de los pecadores. Él sabe que ellos son lo que merecen ser ignorados por Dios y, es más, merecen el justo juicio divino por sus actos de maldad, por la falsedad de sus acciones, por la mentira de sus maquinaciones, y por “hablar paz con sus prójimos” pero pensar maldades, hostilidades y muertes. El salmista sabe que a todos ellos, Dios no los escuchará cuando clamen sino que los derribará y no los dejará volver a levantarse.
6 Bendito sea Jehová,
Que oyó la voz de mis ruegos.
7 Jehová es mi fortaleza y mi escudo;
En él confió mi corazón, y fui ayudado,
Por lo que se gozó mi corazón,
Y con mi cántico le alabaré.
Como es común en un (salmo de) lamento individual, desde el versículo seis hasta el final el salmista cambia radicalmente la manera de enfrentar sus tribulaciones. La oración pasa del clamor a la confianza. Y no porque hayan cambiado las circunstancias sino que el salmista, después de haber presentado su causa a Dios y saber qué Él es su refugio y que ha escuchado su oración, comienza a vivir de acuerdo a la confianza que tiene en Jehová, lo que sin duda trajo a su corazón gozo y deseos de alabar al Señor, quién es y será, su fortaleza y escudo.
8 Jehová es la fortaleza de su pueblo,
Y el refugio salvador de su ungido.
9 Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad;
Y pastoréales y susténtales para siempre.
Después de expresar su confianza en Dios, el salmista hace una última declaración. Dice: “Jehová es la fortaleza de su pueblo, y el refugio salvador de su ungido”. Con esto, el autor de esta oración no solo reconoce que Dios era “su fortaleza y escudo” (v.7) sino que también el refugio de todo el pueblo y del rey. Por lo que con mayor confianza ora una vez más, ya no pidiendo por sí mismo, sino por el pueblo (heredad) de Dios; para que sea Él quien les salve, y bendiga, y pastoree, y sustente a través de todas las pruebas y tribulaciones que vivan, para siempre.

Hermanos, cuán maravilloso es pensar que el mismo Dios del salmista es también nuestro Dios. Todos los que nos hemos acercado al Dios vivo y verdadero por medio de Jesucristo, podemos orar al Señor sabiendo que Él nos escuchará; y podemos buscar y encontrar refugio en Dios sabiendo que en Su Hijo nos ha salvado y bendecido. Y que, además, Su Hijo nos pastorea y nos sustenta en todos los momentos buenos y difíciles de nuestras vidas. Por tanto, así como el salmista oraban confiado en Dios, oremos también nosotros en este día, sabiendo que al estar en Jesucristo, Dios nos escucha y es nuestra Fortaleza, y nuestro Refugio, y nuestro Salvador, y nuestro Pastor y nuestro eterno Sustentador. Oremos hoy, al Señor, diciendo: “Dios, a ti clamaré porque en ti confío”
PREGUNTAS DE REPASO
- ¿Qué tipo de salmo es?
- ¿Cuál es la frase sencilla que resume el tema del salmo?
- Complete la oración: En los versículos 1 y 2 el salmista ____ a Dios buscando su _____ en el tiempo de la _____. En los versículos ___ al ___ el autor de este salmo pide a Dios ser _____ de aquellos que _____ ser juzgados por sus ______. En los versículos 6 y 7 el poeta _____ a Dios y _____ alabanzas porque sabe que Dios es su ______ y, por ello, confía en que Él oirá su _____ y le _______ oportunamente. Y, finalmente, en los versículos 8 y 9, el salmista termina su oración ______ que Dios también es la ______ del rey y del pueblo, por lo que _____ intercediendo por ellos a fin de que Dios también les _____, _____, ______, y ______ en sus tribulaciones.
- Según los vv. 1 y 2, ¿por qué el salmista le pedía a Dios que escuchara su clamor?
- Según los vv. 3-5, ¿por qué el salmista pide a Dios que no le “arrebate juntamente con los malos” (o que le trate de la misma manera que a ellos)?
- En los vv. 6 y 7 vemos un cambio muy drástico, el salmista pasa del clamor a la confianza, ¿a qué se debe?
- ¿En qué consiste la oración del salmista por el pueblo y el rey? ¿En qué se basa? (vv. 8 y 9)
- El salmo 28 nos recuerda que podemos orar a Dios confiadamente porque Él escucha nuestras oraciones, ¿puedes mencionar algunas citas bíblicas de esta confianza que tenemos los creyentes en Jesús?
- ¿Dónde dice la Biblia que Jesús es nuestro Salvador, Pastor y Sustentador?
- El salmista dijo que alzaba sus manos a Dios cuando oraba a Él (v.1). Según tu experiencia, ¿crees que es importante la postura corporal que tienes al momento de orar? ¿por qué?
- ¿Cómo animarías CON ESTE SALMO a un hermano o hermana que está afligido? ¿Qué le dirías? ¿Qué harías?