Orando los salmos: Salmo 62

Dios, tú eres mi único refugio.

El salmo 62 es un salmo de confianza, y como mucho de los salmos que pertenecen a este género, el salmista está declarando la confianza que tiene en el poder, la misericordia, la bondad, y la justicia de Dios, lo que, a su vez, expresa mediante diversas metáforas, tales como: “mi roca”, “mi roca fuerte”, “mi refugio”, “mi fortaleza”, etc.  El tema principal que comunica el salmista en este poema es que Dios es el único refugio verdadero, por lo que, en una frase sencilla el tema se puede resumir en la siguiente oración: “Dios, tú eres mi único refugio”.

EXPLICACIÓN DEL SALMO

1En Dios solamente está acallada mi alma;
De él viene mi salvación.
2El solamente es mi roca y mi salvación;
Es mi refugio, no resbalaré mucho.

3¿Hasta cuándo maquinaréis contra un hombre,
Tratando todos vosotros de aplastarle
Como pared desplomada y como cerca derribada?
4Solamente consultan para arrojarle de su grandeza.
Aman la mentira;
Con su boca bendicen, pero maldicen en su corazón.
Selah

El salmo 62 comienza con el salmista declarando abierta y firmemente su confianza en Dios. Con los dos primeros versos de esta oración, David no deja dudas a sus enemigos (v.3) ni a lectores que solamente es Dios quién provee tranquilidad (“en Dios… está acallada mi alma”), salvación (“de él viene mi salvación”), seguridad (“Él… es mi roca y mi salvación”) y protección (“Es mi refugio”) a su vida. Lo cual, no lo menciona como mera idea teórica (como si tan solo hablara de una relación idílica con un dios que él mismo se ha inventado), sino que David puede afirmar que solo Dios es su único refugio porque, aun viviendo diversas aflicciones y peligros, ha visto cómo el poder y la misericordia de Dios (cp. vv. 11-12) le han sostenido y no le han dejado caer en la desesperación (v.2), ni ser derribado por los que buscaban su ruina (cp. vv. 3-4).      

5Alma mía, en Dios solamente reposa,
Porque de él es mi esperanza.
6El solamente es mi roca y mi salvación.
Es mi refugio, no resbalaré.
7En Dios está mi salvación y mi gloria;
En Dios está mi roca fuerte, y mi refugio.

8Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos;
Derramad delante de él vuestro corazón;
Dios es nuestro refugio.
Selah

9Por cierto, vanidad son los hijos de los hombres, mentira los hijos de varón;
Pesándolos a todos igualmente en la balanza,
Serán menos que nada.
10No confiéis en la violencia,
Ni en la rapiña; no os envanezcáis;
Si se aumentan las riquezas, no pongáis el corazón en ellas.

El salmo 62 continua con una nueva serie de declaraciones del salmista donde reafirma que su confianza solamente está en Dios. Sin embargo, a diferencia de los primeros versos (vv.1-2), en esta ocasión parece que David está reflexionando consigo mismos; afirmando y argumentando la verdad que conoce, y que ha experimentado en múltiples ocasiones, con su propio corazón. “Alma mía…”, se dice el salmista llamando a su corazón a la reflexión, “solamente reposa en Dios porque Él es mi esperanza, mi roca, mi salvación, mi refugio, mi gloria, y mi fortaleza”, sentencia David.

Ahora bien, esta sección del salmo termina con un notable llamado porque, dejando de lado la auto reflexión, David procede a invitar a todos sus hermanos, miembros de su pueblo y de su familia, a esperar en Dios en todo tiempo y derramar delante de él sus corazones porque Dios también es refugio para Israel (v. 8). Y junto con esta invitación, el salmista también exhorta a sus hermanos a que no se desvíen del Señor para confiar en los hombres, ni en la violencia, ni en los robos (rapiña), ni en las riquezas, porque todo ello no tiene valor, pesa menos que nada, y es completamente inservible para dar victoria, seguridad, y salvación al hombre. “No pongáis el corazón en ellas”, dice el salmista a sus hermanos.  

11Una vez habló Dios;
Dos veces he oído esto:
Que de Dios es el poder,
12Y tuya, oh Señor, es la misericordia;
Porque tú pagas a cada uno conforme a su obra.

El salmo 62 finaliza con una última declaración de confianza del salmista, pero ahora, dirigida a Dios (v.12). Como hemos visto, en su anhelo de dar testimonio de su confianza en el Señor, David habla de manera general (vv. 1-2), se dirige a sus enemigos (v. 3), se habla a sí mismos (vv. 5-7), habla a sus hermanos (v. 8), y, por último, habla al Señor mismos y declara su confianza en Él reconociendo que de Dios es el poder y la misericordia. Para David, esta es la verdad teológica que sostiene toda su confianza y, además, la que debería alentar a los otros a derramar sus corazones al Señor. Y una manera muy poética que David escogió para hacer notar la importancia de esta verdad, fue mediante la utilización de un recurso literario llamado “aforismo numérico”, con el cual David escribe: “una vez habló Dios; Dos veces he oído esto”. Con ello, el salmista no está necesariamente contando el número de veces que llegó a él la verdad de Dios, sino que, mediante este recurso, está llamando la atención de sus lectores y está destacando, o subrayando, de manera poética que “el poder y la misericordia”, o “la autoridad y el amor fiel (Hb. Hesed)” provienen de Dios y de nadie más; por lo que, al final, cada uno recibirá conforme a su obra (v. 12).

Salmo 62, “Dios, tú eres mi único refugio”.


APLICACIONES DEL SALMOS

Ahora bien, ¿Cómo podemos aplicar este salmo a nuestras vidas?

En primer lugar, el salmo 62 nos anima a mirar el valor de las cosas y de las circunstancias a la luz del poder y la misericordia de Dios. Como hemos visto en este salmo, la razón por la que David pudo decir que ni el hombre, ni la violencia, ni las riquezas pueden proveer verdadera seguridad, es porque todo ello es nada en comparación con el poder y la misericordia de Dios. Y la razón por la que David pudo vivir confiado aun en medio de las aflicciones y pudo cuestionar abiertamente las acciones hostiles de sus enemigos, es porque nada podrá cambiar el hecho de que Dios es poderoso y misericordioso, y que Él dará a cada uno conforma a su obra.

Hermanos, hermanas, cuando te veas tentados a poner tu confianza en cualquier otra cosa o persona que no sea Dios, ¡no lo hagas!, ¡detente!, y reflexiona que, fuera de Dios, no hay poder ni misericordia ni justicia; por lo que, nada ni nadie podrá darte verdadera tranquilidad en medio de la aflicción, nada ni nadie podrá ser verdadero refugio, y nada ni nadie podrá sostener tu vida para que no caigas cuando te sientas débil y desanimado, sino solo Dios. Hermanos, nada puede proveer mayor seguridad y refugio que la obra de Dios en nuestra vidas en Cristo Jesús. Mira, recuerda lo que Pablo escribió a los creyentes de Roma: “… Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros” (Ro. 8:31-34).  

En segundo lugar, el salmo 62 nos anima a recordar cuál es nuestra condición y cuál es nuestra gloria. En el verso 7, David dijo: “En Dios está mi salvación y mi gloria; En Dios está mi roca fuerte, y mi refugio”. Hermanos, notemos que estas no son palabras dichas por un hombre orgulloso y autosuficiente, y, a pesar de haber sido escritas por un rey de muy buena fama en su tiempo, no pertenecen a un hombre que se siente confiado por el poder, las habilidades, o los recursos que posee. Por el contrario, en este salmo David es muy claro en decir que de lo único que podía gloriase era en Dios, su salvador, su roca y su refugio.

Hermanos, hermanos, de igual manera nosotros, que ni siquiera tenemos un reino propio, ni soldados a nuestro servicio, ni buena fama entre los presidentes de las naciones, deberíamos ser prontos en reconocer que nuestra única gloria está en Dios. La salvación que tenemos en Cristo es nuestra riqueza, en Él tenemos herencia, Él es nuestra jactancia. Y es más, el dinero que tenemos en nuestras cuentas bancarias no se compara con las riquezas de la gloria de la gracia de Dios que hemos alcanzado en Cristo, como lo son nuestro perdón y salvación. Y la herencia que podamos recibir en esta vida, no es comparable con la herencia que nos espera en los cielos de parte de nuestro padre celestial, que es nuestra glorificación. Así que, alabemos al Señor porque Jesucristo es la verdadera razón de nuestra confianza y de nuestra jactancia, y nadie más. Y, a la vez, no tengamos temor en decir a los hombres y a nuestros hermanos que somos débiles, incapaces, temeroso, y necesitados (porque en verdad lo somos), sino que demos siempre testimonio que Jesucristo es nuestro Dios y Señor, y es en Él que tenemos herencia, bendiciones eternas, refugio, poder, consuelo, descanso, esperanza, y seguridad (cp. Ef. 1:3-15).

Amados hermanos, no miremos a las riquezas de este mundo, ni descansemos en la fama, el buen nombre y los logros laborales; no nos envanezcamos con asuntos ilusorios o pasajeros, sino que digamos a una voz que el Señor, nuestro Dios, Él es nuestra gloria y nuestro único refugio.  

PREGUNTAS DE REPASO Y APLICACIÓN

  1. ¿Qué evidencias dentro del texto nos ayudan a reconocer el género de este salmo como una oración de confianza?
  2. ¿Cuál es la idea principal que comunica el salmista en esta oración? ¿Cómo se resume esta idea en una frase sencilla?
  3. Según lo visto en el estudio, ¿a qué personas da testimonio el salmista de su confianza en Dios?
  4. ¿Cuál es la base de la confianza del salmista en Dios? ¿Qué frase (contexto) dentro del salmo confirman tú respuesta?
  5. ¿Qué cosas de las que tienes hoy te derrumbarían si de pronto dejaras de tenerlas (p. ej., salud, trabajo, dinero, padres, hermanos, hijos, conocimientos, habilidades, belleza, esposo, esposa, etc)? ¿Crees que confías más en ellas que en Dios? ¿Por qué?
  6. ¿Qué cosas de las que NO tienes hoy piensas que te darían más confianza o te darían más tranquilidad si las pudieras adquirir (p. ej., salud, trabajo, dinero, padres, hermanos, hijos, conocimientos, habilidades, belleza, esposo, esposa, etc)? ¿Crees que confías más en ellas que en Dios? ¿Por qué?
  7. ¿Qué piensas de la segunda aplicación propuesta en el estudio? ¿Tiene sentido para ti? ¿Te glorias en Jesucristo?   

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