El contenido y énfasis del Libro de los Hechos se puede resumir en la siguiente frase:

El contenido del capítulo 4:1-22 se puede resumir de la siguiente manera

De la predicación de Pedro podemos aprender a:




HECHOS CAPÍTULO 4:1-22
1Hablando ellos al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo, y los saduceos, 2resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos. 3Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya tarde. 4Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil.
5Aconteció al día siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas, 6y el sumo sacerdote Anás, y Caifás y Juan y Alejandro, y todos los que eran de la familia de los sumos sacerdotes; 7y poniéndoles en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto? 8Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel: 9Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado, 10sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. 11Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. 12Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
13Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús. 14Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podían decir nada en contra. 15Entonces les ordenaron que saliesen del concilio; y conferenciaban entre sí, 16diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar. 17Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre. 18Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús. 19Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; 20porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído. 21Ellos entonces les amenazaron y les soltaron, no hallando ningún modo de castigarles, por causa del pueblo; porque todos glorificaban a Dios por lo que se había hecho, 22ya que el hombre en quien se había hecho este milagro de sanidad, tenía más de cuarenta años.
PREGUNTAS DE REFLEXIÓN
En primer lugar, ¿Con cuanta facilidad condicionamos nuestro deber de predicar el evangelio por las circunstancias? Es decir, ¿esperas a que todo «se de fácil» para recién hablar de Cristo a los hombres? ¿Esperas que las personas te pregunten? ¿Esperas que las personas sean, al menos, simpatizantes del evangelio? Hermanos, creo que a todos nos cuesta, en alguna y otra circunstancias, hablar de Cristo a nuestros familiares, compañeros, amigos, vecinos, o colegas, etc. No obstante, un buen paso para que esto mejore es orar a Dios para que no solo nos ayude a hablar de Jesús cualquiera sean las circunstancias, sino también a pesar de las circunstancias. Oremos para que Dios nos ayude a dar testimonio del evangelio, inclusive cuando hacerlo traiga como consecuencia, amenazas o burlas.
En segundo lugar, ¿cuán seguro estamos en las verdades del evangelio? ¿cuán convencidos estás tú de que no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos, sino solo en el nombre de Jesucristo? ¿Cuán cierta es esta verdad en tu vida? Hermanos, si se fijaron en el texto, no fueron los argumentos lo único que vieron los que interrogaban a Pedro y a Juan. De hecho, a pesar de sus argumentos los líderes seguían viento a estos hombres como gente «sin letras e inexpertos». Pero, así y todo, no podían responder nada porque era evidente el denuedo, la confianza, la seguridad, que ellos tenían en la verdad que estaban anunciando. Pedro y Juan estaban seguros de las verdades del evangelio, ellos habían visto y creído que Jesucristo es el Señor, la piedra angular, el único salvador. Y esa actitud y seguridad, fue muy convincente para sus acusadores. Al ver esto, yo me pregunto, si será que las muchas veces que no digo nada del evangelio es porque no estoy tan seguro de sus verdades (¿?) O, al menos, ¿Estoy convencido de que las verdades del evangelio son cosas que los otros deben escuchar?
En las palabras de Pablo, el apóstol dijo: “porque no me avergüenza del evangelio porque el evangelio es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree” (Ro. 1:16). Pensando en ello, creo que una buena oración para este día es que al hablar de Cristo, hablemos convencidos de que el evangelio es poder de Dios para salvación.
Predicar a Cristo es algo que tenemos que hacer NO solo EN las circunstancias y A TRAVÉS de las circunstancias, sino que también A PESAR de las circunstancias.
PARA HACER EN FAMILIA


