Evangelismo en el Libro de los Hechos: Capítulo 9

Sermón en audio:

El contenido y énfasis del Libro de los Hechos se puede resumir en la siguiente frase:

El contenido del capítulo 9:1-31 se puede resumir de la siguiente manera:

HECHOS 9:1-31

1Saulo, (el mismo que comenzó a perseguir a la iglesia después de la muerte de Esteban; Hch. 7:58; 8:1), respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, 2y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén”.

3Mas (Saulo) yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; 4y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 5El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. 6El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. 7Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie. 8Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, 9donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.

10Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor. 11Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, 12y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista. 13Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; 14y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. 15El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; 16porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre. 17Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. 18Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado. 19Y habiendo tomado alimento, recobró fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco.

20En seguida [Saulo] predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios. 21Y todos los que le oían estaban atónitos, y decían: ¿No es éste el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre, y a eso vino acá, para llevarlos presos ante los principales sacerdotes? 22Pero Saulo mucho más se esforzaba, y confundía a los judíos que moraban en Damasco, demostrando que Jesús era el Cristo.

Saltemos al versículo 26: “26Cuando [Saulo] llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos; pero todos le tenían miedo, no creyendo que fuese discípulo. 27Entonces Bernabé, tomándole, lo trajo a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto en el camino al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había hablado valerosamente en el nombre de Jesús. 28Y estaba con ellos en Jerusalén; y entraba y salía, 29y hablaba denodadamente en el nombre del Señor, y disputaba con los griegos; pero éstos procuraban matarle. 30Cuando supieron esto los hermanos, le llevaron hasta Cesarea, y le enviaron a Tarso.

31Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo”.

En estos versos podemos aprender que:


PARA REFLEXIONAR:

Dice la Palabra de Dios, en Hechos 9:3-9, lo siguiente: 3Mas (Saulo) yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; 4y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 5El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. 6El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿Qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. 7Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie. 8Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, 9donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.

En cuanto a la conversión del Saulo y a la obra de la gracia de Dios para salvación, ya hemos tenido ocasión de estar estudiando este año, así que en esta oportunidad me limitaré a decir solo unas pocas cosas que vemos dentro de nuestro texto. Partiendo con el hecho de que fue Jesucristo quién, con evidente poder divino, confrontó directamente a Saulo camino a Damasco. Y fue Jesucristo quién directamente le hace ver a Saulo con total claridad que perseguir a la iglesia era perseguirlo a Él mismo. «Perseguir a los cristianos es perseguirme a mí», le dice Jesús; y eso es atentar directamente contra Dios mismo. Por tanto, Saulo, entendiendo y creyendo a la verdad de que Jesús es el Cristo, y la Iglesia es de Dios, cambia total y radicalmente su actitud hacia la iglesia y hacia Jesús mismo, y le dice: “Señor, ¿Qué quieres que yo haga?”. – Hermanos, recordemos que estamos hablando de un hombre que no tuvo problemas en recorrer casi 300 kilómetros persiguiendo a la iglesia de Cristo. Y ahora, después de su encuentro con el señor, le dice: “Señor, ¿Qué quiere que yo haga?”. Ante eso, Jesús le dice a Saulo, en el verso 6, que entre a Damasco, y que luego se le dirá lo que tiene que hacer.

Hermanos ¿Se dan cuenta el radical cambio de dirección que experimentó Saulo en su viaje a Damasco? El capítulo 9 comienza con un Saulo que salió de Jerusalén a Damasco convencido de que perseguir a la Iglesia era lo correcto. Saulo pensaba que arrestando a los discípulos de Cristo para ser juzgados, honraba a Dios. Saulo salió de Jerusalén respirando amenazas muertes y pecados contra la iglesia. Pero, después de su encuentro con Jesús en el camino, entró a Damasco como un hombre físicamente ciego, dependiente y debilitado; y, a su vez, espiritualmente renovado, humilde, y expectante a volver a recibir instrucciones de SU Señor Jesucristo. Saulo salió de Jerusalén como enemigo de Dios y perseguidor de Cristo, pero entró a Damasco como siervo Jesucristo y reconciliado con Dios por medio de la fe en su Nombre.

Y permítanme hacer un alcance aquí, amigo, visita, tú que nos estás acompañando por primera vez o que nos has acompañado por tanto tiempo y que piensas que con solo venir a las reuniones de la iglesia estás haciendo lo correcto. Amigo, amiga: Si el día de hoy has salido de tu casa sin creer en Jesucristo entonces tu situación no es muy distinta a la Saulo antes de encontrarse con Jesús camino a Damasco. Si no crees en Jesucristo, tu también eres enemigo de Dios, y no importa lo convenido que estés de que eso no así. En realidad NO importa donde vayas convencido que estás en lo correcto, porque el que ha NO creído en Jesucristo para perdón de sus pecados todavía está bajo la justa condenación de Dios. Por tanto, te animo a pensar, ahora mismo, ¿Quién en Jesús? ¿Crees que Jesús es el Señor, y el que puede salvarte del pecado y de su juicio? ¿Estás dispuesto a arrepentirte de tus pecados para seguir a Jesús como tu Señor?

Como dije antes, Saulo salió de Jerusalén como enemigo de Dios y con sus manos llenas de pecado, pero una vez que creyó en Jesús, entró a Damasco como siervo Jesucristo, reconciliado con Dios por medio de la fe en su Nombre, y dispuesto a usar sus manos para el evangelio.

¿Y tú? ¿Cómo has salido de tu casa esta mañana? ¿Cómo volverás?

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