El liderazgo de la iglesia local: los ancianos y sus calificaciones

El liderazgo de la iglesia local está compuesto por ancianos y diáconos (Filipenses 1:1). Es importante que entendamos quién es buen candidato para ser un anciano, ya que lidera y pastorea a la iglesia. Encontramos dos listados de calificaciones para el anciano en el Nuevo Testamento (1ª Timoteo 3:1–7; Tito 1:9–11). Las dos listas enfatizan la madurez espiritual, no las características de personalidad, desempeño en su carrera laboral ni su estatus social.

Podemos resumir las calificaciones del anciano de la iglesia local así:
Es un hombre íntegro que desea discipular a sus hermanos.

La integridad se manifiesta en obediencia fiel a la Palabra en toda área de su vida (“irreprensible”, 1ª Timoteo 3:2; Tito 1:6). Es decir que el anciano demuestra obediencia fiel a Jesucristo en su vida personal, en su hogar y en la iglesia.

El anciano obedece el mandato de Jesucristo de hacer discípulos (Mateo 28:18–20), y es un discipulador de su esposa, de sus hijos y de los otros miembros de su iglesia.

Desea hacer discípulos de Jesucristo, llevándolos a ser más como Jesús a través de la enseñanza fiel de la Palabra (“apto para enseñar”, 1ª Timoteo 3:2; Tito 1:9). La enseñanza bíblica puede ser algo formal, como la predicación semanal en el culto de la iglesia, o puede ser más informal, explicando y aplicando la Palabra de Dios en conversaciones con su familia, con sus hermanos y predicando el evangelio a los inconversos.

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