Carta a los Filipenses: Capítulo 1:27-30

Viviendo como ciudadanos dignos del evangelio de Cristo en medio de la oposición y el sufrimiento

REPASEMOS

TEXTO BÍBLICO

Explicación del Texto


Algunas reflexiones para nuestra iglesia

Hermanos, ustedes y yo no somos en primer lugar ciudadanos de Chile o de este mundo, somos ciudadanos del reino de los cielo. Vivimos en este mundo, eso es obvio. Tenemos cosas en este mundo, claro que sí. Tenemos un trabajo, tenemos familia en esta tierra, y si Dios no dice otra cosa, mañana vamos a volver a la rutina de trabajo y vida que hemos llevado por largo tiempo, pero no te confundas, no somos de este mundo. Y si bien compartirnos muchas cosas en común con la gente de este mundo cuya ciudadanía es terrenal, nuestra forma de vida no debe ser igual. Debemos vivir en Chile como ciudadanos de los cielos dignos del evangelio de Cristo. Y haciéndolo, es probable que ninguno de nosotros sufra una abierta y hostil persecución por la causa de Cristo. Sin embargo, hermanos, esto no quita el hecho de que sí tenemos un enemigo, y el diablo ha preparado un escenario mundial que busca debilitar y dividir a la iglesia, por lo tanto, las palabras que hemos leído hoy para la iglesia en Filipos, también son palabras que nosotros necesitamos atender con obediencia, y ¿Cuáles son estas?

En primer lugar, procuremos que nuestras vidas sean un adorno de las verdades del evangelio, y estoy hablando de vivir vidas que den clara evidencia de la poderosa obra transformadora de Dios por medio del Espíritu.  

En segundo lugar, guardemos la unidad del Espíritu viviendo en dependencia del Espíritu Santo y su poder, porque no hay manera de hacer frente al adversario de nuestras almas sin estar firmemente arraigados en el Espíritu de Dios.

En tercer lugar, acerquémonos; hombro a hombro, codo a codo. Trabajemos en nuestra unión como iglesia local. Tú, hermano, que aún no te has esforzado en conocer a los hermanos, hazlo pronto. Tú que te estás alejando, no lo hagas. Y los que vemos que todavía quedan grietas en nuestras unión trabajemos por cerrarlas. Considerémonos mutuamente, fortalezcamos la unidad que Cristo compró a precio de sangre.

Y, finalmente, prediquemos el evangelio. Trabajemos en nuestra koinonía en el avance del evangelio. No hay forma más eficaz de luchar contra el pecado y el mundo, que avanzado el evangelio de Dios por medio de la predicación a todos los que están a nuestro alrededor. Avancemos unidos en la predicación del evangelio de Cristo. Y de esta manera, vivamos como ciudadanos dignos del evangelio de Cristo.


Una oración basada en Filipenses 1

Padre nuestro que estás en los cielos,
Hoy día nos congregamos con gozo para adorarte y adorar a Tu hijo, nuestro Salvador y Rey. Entramos a tu presencia con confianza en el nombre de tu hijo, Jesucristo. Te damos gracias, Padre, por la gracia y paz que tú nos has dado en la obra de tu hijo, Jesucristo (v. 1) Te ruego por todos los hermanos y miembros de nuestra iglesia Berea (v. 4) Te pido, Señor, por nuestra comunión en el evangelio (v. 5). Te damos gracias por la buena obra que has comenzado en nosotros. Una obra que sigues perfeccionando hasta el día de Jesucristo (v.6). Ayúdanos, Señor, en la defensa de la sana doctrina en nuestra iglesia y la confirmación del evangelio en nuestras vidas (v.7). Pedimos hoy en oración, que nuestro amor abunde aún más y más en ciencia y en todo conocimiento (v. 9). Ayúdanos a elegir lo mejor, a fin de que seamos sinceros e irreprensibles para el día de Cristo (v. 10). Para que seamos llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para la gloria y la alabanza de nuestro gran Dios (v. 11). Ayúdanos a entender que sin importar lo que nos suceda, es para el progreso del evangelio para que el evangelio sea conocido a través del mundo entero (vv. 12-13). Que confiemos más en el Señor en nuestras pruebas, y tengamos más coraje en hablar la verdad (v. 14). Te pedimos que no prediquemos a Cristo por envidia y contienda o por contención, pero prediquemos a Cristo por amor, sabiendo que estamos puestos para la defensa del evangelio. Que de todas maneras Cristo es anunciado; y en esto nos gozamos (vv. 15-18) Te rogamos que también sea magnificado Cristo en nuestros cuerpos, o por vida o por muerte. Porque para nosotros el vivir es Cristo, y el morir es ganancia (vv. 20-21) Te pedimos que nos comportemos como es digno del evangelio de Cristo, que estemos firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio, y en nada intimidados por los que nos oponen (vv. 27-28) Te pido no sólo que creamos en Cristo, sino también que suframos por él (v. 29) Al prepararnos para una nueva semana en el trabajo, en nuestras casas, en el colegio o universidad, o en nuestro barrio, ayúdanos a obedecer y aplicar Tu palabra en nuestras vidas y vivir bajo tu autoridad en cada área de nuestras vidas para tu gloria. Es en el nombre de nuestro gran Salvador, Jesucristo, que oramos, Amén.

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