Una iglesia que madura: Tito 1

La epístola de Pablo a Tito para las iglesias cretenses se enfoca en la madurez de las iglesias locales. En Tito 1:5, encontramos el propósito de la epístola: “Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé”. Pablo había dejado a Tito en Creta para “corregir lo deficiente”, o sea, para ayudar a las iglesias cretenses a madurar. La epístola expone dos maneras en las cuales una iglesia local puede madurar: un liderazgo sólido (establecer ancianos) y la enseñanza sana (exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen).

En el primer capítulo encontramos las calificaciones para los ancianos que las iglesias deben establecer, y en los capítulos dos y tres tenemos la sana enseñanza que aquellos ancianos proclaman y defienden.

El saludo (1:1–4) contiene una explicación del motivo de Pablo al servir a Dios y a los escogidos de Dios. Quiere que los escogidos de Dios conozcan la verdad, que vivan esa verdad en piedad y que vivan a la luz de la vida eterna que Dios nos ha prometido y ha entregado a sus siervos. Es importante que nos demos cuenta de que la verdad del evangelio y la esperanza de la vida eterna deben transformar nuestras vidas cotidianas.

La segunda sección (1:5–16) tiene que ver con el asunto de establecer ancianos. Primero, tenemos una descripción del varón que la iglesia debe buscar para ser un anciano. Debe ser irreprensible, viviendo en una manera íntegra.  Es fiel con su esposa y un líder espiritual para sus hijos (1:6), no se motiva por el orgullo ni codicia (1:7), sino se caracteriza por la bondad y el amor (1:8) y conoce y defiende la verdad de las Escrituras (1:9).

Después dice Pablo que la razón por la cual es necesario que las iglesias cretenses establezcan ancianos es para silenciar a los falsos maestros (1:10–14). Estos personajes no se someten a la autoridad (1:10) y no dicen la verdad (1:10), sino se aprovechan de otros por ganancia propia (1:11–12) y se fijan en cosas falsas o sin valor (1:13–14). Por eso, los ancianos deben reprenderlos duramente, y su respuesta dará a luz cómo son (1:15–16).

La iglesia madura cuando tiene líderes que enseñan y modelan la verdad.

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