Al músico principal; sobre Gitit. Salmo de David.
El título hebreo de este salmo indica que éste era un cántico que se utilizaba en los servicios cúlticos judíos (Al músico principal), que se tocaba con un instrumento musical (y/o una tonada) en particular (sobre Gitit) y que formaba parte de la colección de los salmos de David o de los salmos dedicados a David (Salmo de David).
El salmo ocho es el primer salmo de alabanza del libro de los salmos. Los salmos de alabanza son himnos de adoración que exaltan a Dios por quién es y por lo que ha hecho. En este salmo, el autor exalta la gloria de Jehová (Su nombre, persona y todos Sus atributos) y Sus actos de bondad para con la humanidad; ya que, siendo el creador de todo el universo ha tenido bien el considerar a los Hombres y hacerles partícipes de su alabanza y creación. En una frase sencilla, la idea principal de este salmo se puede resumir en la siguiente oración: “Dios, exaltamos tu grandeza y bondad”.
Este himno de adoración puede ser divido en tres partes: (I) Afirmación de la grandeza de Dios (v.1a). (II) Admiración por la bondad de Dios (vv. 1b-8). Y (III) Confirmación de la grandeza de Dios (v.9).
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(I) Afirmación de la grandeza de Dios (v.1b)
1¡Oh Jehová, Señor nuestro,
Cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!
El salmo ocho comienza con una clara afirmación de la grandeza de Dios. El salmista, con suma reverencia y admiración, invoca el nombre personal (“Jehová”; Hb. “YHVH” véase Ex. 3:13, 14) y el título honorífico de Dios (“Señor”; Hb. “Adonay”) para enfatizar la total autoridad y soberanía de Dios como el único Señor (“Señor nuestro”) y Creador del universo (cp. v. 3). La expresión “Cuán glorioso es tu nombre” es un recurso literario (poético) que hace referencia a la persona revelada de Dios y a toda su esencia y sus atributos; con esta expresión el salmista está afirmando cuán majestuoso y sublime es todo el Ser de Dios.
(II) Admiración por la bondad de Dios (vv.1b-8)
Has puesto tu gloria sobre los cielos;
2De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza,
A causa de tus enemigos,
Para hacer callar al enemigo y al vengativo.
3Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos,
La luna y las estrellas que tú formaste,
4Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria,
Y el hijo del hombre, para que lo visites?
5Le has hecho poco menor que los ángeles,
Y lo coronaste de gloria y de honra.
6Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos;
Todo lo pusiste debajo de sus pies:
7Ovejas y bueyes, todo ello,
Y asimismo las bestias del campo,
8Las aves de los cielos y los peces del mar;
Todo cuanto pasa por los senderos del mar.
En esta parte del himno, el autor incluye dos actos de la bondad de Dios para con la humanidad que destacan aún más lo sublime de su Ser. En primer lugar, el salmista destaca que Dios, cuya gloria se extiende sobre los límites del universo (v. 1b), aprecia la alabanza que sale de la boca de los niños indefensos y la reconoce como el fundamento de la gloria que proclaman los cielos; lo cual, avergüenza a los enemigos de Dios y hace callar a la gente enemiga y vengativa (vv. 1b, 2 cp. Mt. 21:6). En segundo lugar, el salmista destaca que Dios, siendo el creador de todo el universo, consideró al Hombre en su débil mortalidad (v. 4) y le dio una honra única al coronarle de gloria y hacerle partícipe de Su creación como mayordomo de ella (vv. 6-8 cp. Gn. 1:26-28; He. 2:6-8).
(III) Confirmación de la grandeza de Dios (v. 9)
9¡Oh Jehová, Señor nuestro,
Cuán grande es tu nombre en toda la tierra!
El Salmo ocho termina con una clara confirmación de la grandeza de Dios (cp. v. 1). Ya que, después de haber reflexionado en el conocimiento de su Ser, su poder creativo y su obra de bondad hacia la humanidad, el salmista solo podía concluir su himno alabanza con una firme confirmación de la gloriosa grandeza de Dios, cuyo gran nombre se hace manifiesto en toda la creación.
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APLICACIONES
Este salmo es una clara invitación a alabar al Señor por quien es y por lo que ha hecho. Y para impulsar aún más la adoración, el salmista alienta a sus lectores (cantores) a meditar en la grandeza de Dios como el señor y creador de todo el universo (vv. 1, 3, 9) y en la bondad que tuvo para con la humanidad al darle una honra que no le correspondía, ni como hombre ni como criatura (vv. 4,5 cp. 6-8).
Está claro que este himno debería ser cantado por todo ser humano la unísono, sin embargo, la muerte espiritual como consecuencia del pecado provocó que el hombre cambiara la grandeza del Dios incorruptible por la bajeza de criaturas corruptibles (Ro. 1:18-24), negara la soberanía de Dios (Ro. 3:10-18), perdiera el señorío original (He. 2:8b), desconociera la bondad de Dios al hacerle parte de su creación y alabanza (Ro. 1:21), y rechazara participar de las alabanzas al Dios creador.
Hermanos, cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados también vivíamos de esa misma manera. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (Ef. 2:4-7). Y por esa nueva vida, ahora somos capaces de reconocer la grandeza, la soberanía y la bondad de Dios. Y, a la vez, entonar oraciones y alabanzas que glorifican a nuestro Señor y ensalzan su grandeza. Por tanto, hermanos, ¡No tenemos excusas! Por el contrario, al estar en Cristo, podemos y debemos atender a la invitación que el autor de este salmo promueve, y decir hoy, al unísono: “Dios, exaltamos tu grandeza y bondad”.
