En el quinto capítulo, Pablo enlaza su tratamiento con el problema de la falta de la unidad en los capítulos 1–4 y el capítulo 5 con el tema del evanecemiento. Los corintios demostraron su orgullo al juzgar a los siervos de Dios y al no juzgar al pecado impenitente dentro de la membresía de la iglesia. Es necesario entender que el pecado contamina la iglesia y es por la disciplina de la iglesia que Dios purifica la iglesia y trata con el pecador. Como ilustración, Pablo dice que un poco de levadura hace fermentar toda la masa. El evangelio siempre produce una vida santa, debemos recordar que Dios nos salvó para vivir en santidad.