En el sexto capítulo, Pablo sigue con el tema de juzgar a los que están dentro de la iglesia. Además de las divisiones en la iglesia, los corintios ponían pleitos unos a los otros (v. 1). Pablo hace preguntas retóricas para enfrentar el problema (vv. 1–9). En el fondo, el problema era que los corintios se portaban como los inconversos (v. 9). Lo mismo se refleja en el parecer de los corintios respecto la sexualidad del cristiano (vv. 12–13). Pablo les da dos mandatos y cuatro respaldos (vv. 14–20) para señalar que el evangelio debe transformar toda la vida.