Orando los Salmos: Salmo 12

Dios, confiamos en Tu Palabra pura.

El Salmo 12 es un salmo de lamento nacional, que expresa los temores junto con la confianza del rey David en cuanto a la nación de Israel. Podemos recordar que los lamentos empiezan con un clamor o queja y finalizan con una afirmación de confianza en Dios. Este salmo se caracteriza como lamento nacional porque David habla de toda la generación de israelitas fieles, no solo de sí mismo. Vamos a ver que David hace un contraste entre las palabras de los malos y las palabras de Dios.

1 Salva, oh Jehová, porque se acabaron los piadosos;
Porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres.
2 Habla mentira cada uno con su prójimo;
Hablan con labios lisonjeros, y con doblez de corazón.

David clama a Dios, pidiéndole que salve a los piadosos de los mentirosos. El ambiente se caracteriza por mentiras, infidelidad y lisonjería. La gente habla “con doblez de corazón,” diciendo algo un día y el día después otra cosa. No se puede confiar en la palabra de estos infieles. Y parece que el número de estos mentirosos aumenta día tras día, hasta que casi no haya ningún fiel. Por eso, David clama a Dios por ayuda y salvación.

3 Jehová destruirá todos los labios lisonjeros,
Y la lengua que habla jactanciosamente;
4 A los que han dicho: Por nuestra lengua prevaleceremos;
Nuestros labios son nuestros; ¿quién es señor de nosotros?

David enfrenta un dilema: en su corazón, sabe que Dios ha dicho que juzgaría a los deshonestos y a los arrogantes. Sabe que Dios no soporta el orgullo de los que se jactan de su maldad. Pero a la vez, esta generación de impíos sigue jactándose y parece que están ganando. Creo que podemos entender la frustración de David cuando trabajamos queriendo ser honestos en todo, pero vemos a los que estafan y mienten avanzando. En nuestros corazones, enfrentamos el mismo dilema: ¿creemos la Palabra de Dios o lo que vemos en el mundo alrededor?

5 Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos,
Ahora me levantaré, dice Jehová;
Pondré en salvo al que por ello suspira.
6 Las palabras de Jehová son palabras limpias,
Como plata refinada en horno de tierra,
Purificada siete veces.

La conclusión de David es que sí podemos confiar en la Palabra de Dios, aunque todo el mundo vaya en contra. El tiene toda confianza que Dios escuche el gemido de los pobres oprimidos, que se levante y que venga a salvarlos. ¿Cómo puede tener esta confianza? Es porque las palabras de Jehová son limpias, puras, confiables. Compara las palabras puras de Dios a plata refinada en un horno, purificada siete veces. La Palabra de Dios ha sido probada por millones de santos, quienes dan testimonio que Dios cumpla su promesa y cuide de su pueblo a pesar de las amenazas de los injustos. Por eso, David finaliza con una afirmación de su confianza en la fidelidad de Dios.

7 Tú, Jehová, los guardarás;
De esta generación los preservarás para siempre.
8 Cercando andan los malos,
Cuando la vileza es exaltada entre los hijos de los hombres.

David tiene plena confianza en la Palabra de Dios, que Él protegerá a los que confían en Él. Y no solo puede confiar David, sino todos los que creen la Palabra de Dios, para siempre. Los guardará, los cuidará. Ellos pueden confiar en la Palabra de Dios a pesar de todas las palabras mentirosas del mundo alrededor. Aunque los malos siempre están cerca, aunque la maldad está alabada en el mundo, podemos confiar en la Palabra de Dios.

Este salmo nos enseña a orar a Dios confiando en su Palabra pura, a pesar de las palabras engañosas que nuestro mundo habla.

Ahora, ¿cómo podemos aplicar este salmo a nuestras vidas hoy en día? Creo que podemos entender la incertidumbre que sintió David escuchando las amenazas, mentiras y lisonjerías de los injustos. Vemos las noticias llenas de informes de las mentiras, engaños y estafas de políticos, empresarios y vecinos. Es posible que nos preguntemos si la única manera de adelantarnos en el negocio, el colegio o el mundo es sumarnos a los injustos. Tal vez nos hayan invitado a participar con ellos en su deshonestidad.

Al otro lado, leemos la Palabra de Dios y escuchamos sus promesas, y hermanos, tenemos hoy día mucha más revelación que tuvo David y tenemos muchísimas mejores promesas en Cristo. Ahora, debemos tomar una decisión: ¿hacemos caso a las palabras de los malos o la Palabra purísima de Dios? No es una decisión que tomemos una vez de la vida, es una lucha continua que enfrentamos, como experimentó David, entre las palabras mentirosas del mundo y la Palabra pura de Dios. ¿Cómo respondemos nosotros hoy en día?

  • En primer lugar, el mundo siempre nos tienta a dudar la bondad de Dios. Desde el huerto de Edén, la serpiente puso en duda la bondad de Dios cuando tentaba a Eva. Hoy en día, vemos a los colegas, vecinos o familiares avanzando en sus carreras, ganando mucha plata, recibiendo reconocimiento de sus compañeros, y estamos tentados a suponer que Dios no sea bueno, que no nos cuide y que la única manera de alcanzar el éxito sea a través de palabras de mentira y lisonjería. Hermanos, no hagamos caso a sus palabras; confiemos en la Palabra de Dios: David dice que Él nos guardará. Escuchen las Palabras purísimas de Dios en Romanos 8:35–39.

35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 36 Como está escrito:

    Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
    Somos contados como ovejas de matadero.

37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Hermanos, les quiero animar a confiar en la Palabra pura de Dios.

  • En segundo lugar, sigamos obedeciendo la Palabra de Dios y viviendo para Jesucristo porque confiamos en la Palabra pura de Dios. Seguir a Cristo siempre vale la pena porque la Palabra y las promesas de Dios son confiables. Romanos 10:11 dice, “Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.” Aun cuando enfrentamos la muerte, podemos confiar en la Palabra de Dios, porque nos da la promesa de vida eterna en Jesucristo quien resucitó de los muertos. Escuchen las Palabras purísimas de Dios en 1ª Corintios 15:57–58, “Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.”

Hermanos, les quiero recordar que podemos confiar en la Palabra pura de Dios.

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