Orando los Salmos: Salmo 13

Dios, confío en tu tiempo.

El Salmo 13 es un salmo de lamento individual, que expresa la dificultad de esperar a Dios. Podemos recordar que los lamentos empiezan con un clamor o queja y finalizan con una afirmación de confianza en Dios. Al contraste con el Salmo 12, el cual es un salmo de lamento nacional y habla de todos los justos, Salmo 13 describe la lucha espiritual de David mismo. Nos llama la atención cuántas veces David menciona “yo” o “mí” en el salmo. Abre con el clamor ¿hasta cuándo? cuatro veces en los versículos 1–2, anticipa la respuesta de sus enemigos en los versículos 3–4, pero finaliza con una canción de alabanza y confianza en Dios en los versículos 5–6.

1¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre?
¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?
2 ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma,
Con tristezas en mi corazón cada día?
¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?

Cuatro veces David hace la pregunta, ¿hasta cuándo? en esta primera sección. Aunque tiene plena confianza en el poder de Dios, David no puede comprender el retraso en la respuesta de Dios a sus clamores. Cuando enfrentamos las dificultades, oramos a Dios, pidiendo que nos ayude y Él nos oye. Así le ha pasado a David: sus enemigos han sido enaltecidos sobre él, resulta que estaba triste todos los días. Ha clamado a Dios varias veces, pero fue como si Dios le hubiera olvidado. Fue como si Dios escondiese su rostro para no contestar sus oraciones. No es que David no oraba; es que Dios todavía no ha respondido.

3 Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío;
Alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte;
4 Para que no diga mi enemigo: Lo vencí.
Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara.

David está seguro de que el único que pueda ayudar es Dios. Si Dios le mirara a David y le respondiera, David podría ser salvo de la muerte, sus enemigos no le vencerían y no podrían regocijarse a la caída de David. Todo depende de que Dios responda las peticiones de David. David está esperando, confiando, pendiente, por eso, quiere saber ¿hasta cuándo?

5 Mas yo en tu misericordia he confiado;
Mi corazón se alegrará en tu salvación.
6 Cantaré a Jehová,
Porque me ha hecho bien.

Sin embargo, David tiene plena confianza en Dios, en su poder y en sus promesas. Dios había prometido su misericordia (su amor leal, jesed) a David y a sus descendientes para siempre (cp. 2º Reyes 7:12–16) y David confiaba en la persona y el poder de Dios. Sabía que Dios sería fiel con su promesa y ahora David determina seguir confiando en Dios y esperando su salvación. Sigue cantando alabanzas a Jehová, agradeciéndole por su bondad y fidelidad en el pasado y esperando lo mismo para el futuro. Creo que David aprendió a confiar no solo en el poder de Dios, sino también en su tiempo. Dios es soberano y bueno, el cual significa que Él siempre hace lo perfecto en la manera perfecta en el tiempo perfecto. David tenía toda confianza en las promesas y el poder de Dios, pero empezó a ser impaciente con el tiempo de Dios. En el Salmo 13, David expresa que aprendía a confiar en los tiempos perfectos de Dios.

Este salmo nos enseña a orar a Dios confiando en el tiempo de su repuesta, sabiendo que Dios siempre hace su perfecta voluntad en su perfecto tiempo.

Ahora, ¿cómo podemos aplicar este salmo a nuestras vidas hoy en día?

  1. En primer lugar, sabemos que Dios es confiable. Podemos confiar en su Palabra y sus promesas, porque Él es fiel y poderoso. Sabemos que Dios es soberano, que siempre hace su voluntad sin impedimento, pero debemos aprender que su soberanía extiende a su tiempo. Dios hace lo perfecto, en la manera perfecta, en su tiempo perfecto. Podemos y debemos confiar en el tiempo perfecto de Dios, aun cuando esperamos. Pedro nos recuerda que podemos confiar en el tiempo de Dios, dice, “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2ª Pedro 3:9). El tiempo de Dios es perfecto.
  2. En segundo lugar, podemos aprender del ejemplo de David. Mientras esperaba el tiempo perfecto de Dios, se alentaba con las obras de Dios en el pasado. Dice, “Cantaré a Jehová porque me ha hecho bien” (v. 6). Podemos leer la historia de la fidelidad de Dios en la Biblia, podemos escuchar la historia de la fidelidad de Dios con nuestros hermanos en la iglesia, y podemos ver la fidelidad de Dios en nuestras propias vidas mirando hacia atrás. ¡Dios ha sido bueno con nosotros! Alabemos la fidelidad de Dios en el pasado y confiemos en su tiempo perfecto para el futuro.
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