1ª Corintios 7: el matrimonio y la soltería

En el séptimo capítulo de la epístola, Pablo responde algunas preguntas de los corintios en cuanto al matrimonio y la soltería con un principio, «como Dios te llamó, así vive» (vv. 17, 20, 24). A los casados, manda que se queden casados y que no se separen (vv. 10–11). A los solteros y viudas, aconseja que se queden solteros (v. 8). A los comprometidos, les recuerda de la realidad del matrimonio: aunque no es obligatorio ni un pecado casarse (vv. 26–28), el matrimonio exige tiempo y recursos que se podría ocupar para servir al Señor (vv. 29–35), los solteros disfrutan de más oportunidades para servir al Señor (vv. 36–38), y el matrimonio es un pacto de por vida; por eso, hay que entrar en ello con sobriedad (vv. 39–40).

En todo caso, Pablo nos anima a glorificar a Dios donde estemos—sea casado, soltero, judío, gentil, esclavo, libre—Dios nos salvó para vivir para Él.

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