En los capítulos 12–14, Pablo responde las dudas y preguntas de los corintios en cuanto a los dones espirituales (12:1). El próposito de los dones espirituales es la edificación de la iglesia (12:7), y como un cuerpo con muchos miembros, nosotros los miembros del cuerpo de Cristo debemos buscar edificar los unos a los otros (12:27). Hay un camino aún más excelente que buscar dones, que es el amor (12:31). El amor es superior a los dones espirituales porque sin ello los otros dones no valen nada (13:1–3), porque siempre edifica a los demás (13:4–7), y porque permanece (13:8–13).
Pensando en el propósito de edificación y la importancia del amor, la conclusión de Pablo al tema es que el ministerio de los dones debe ser comprensible y ordenado para edificar a la iglesia. Por eso, prefiere Pablo la profecía al hablar en lenguas (14:1–26). El culto de la iglesia debe ser ordenado, y Pablo da cinco normas inspiradas (14:27–40). Alguien que se cree profeta o espiritual reconocerá que estas reglas son mandamientos de Dios, y alguien que los menosprecia no habla por Dios (14:36–38). Nosotros debemos buscar las instancias de máxima edificación para la iglesia.