Continuando con nuestra serie “conociendo los libros de la Biblia”, esta semana estaremos estudiando el libro de Nehemías. Y para ello, comencemos con algunos datos históricos, generales, y específicos que forman parte del contexto de este libro.
CONTEXTO HISTÓRICO
Como hemos estado recordando estas últimas semanas, Dios había dicho a Israel que si le obedecía, lo bendeciría como nación. Pero si no lo hacía, entonces castigaría a sus habitantes haciendo que fueran llevados cautivos (Dt. 28). Esa promesa la repitió a Salomón, haciendo una aplicación específica a su vida. Dios le dijo que si él, como rey del Israel, obedecía al Señor, experimentaría la bendición continua de Dios. Pero si no, Dios le quitaría su poder y posición como rey de Israel (1 R. 9:1-9). Sin embargo, Salomón igualmente pecó contra Dios (1 R. 11:1-5), y como consecuencia, su reino fue dividió en año 931 a.C.
Al principio, las diez tribus del norte fueron gobernadas por Jeroboam, y las del sur (Judá y Benjamín) quedaron bajo el gobierno de Roboám, hijo de Salomón. Sin embargo, ambos reinos siguieron caracterizándose por la idolatría e inmoralidad. Y como Dios les había advertido de antemano, Su juicio cayó sobre todo Israel debido a su pecado. El reino del norte cayó primero, siendo sitiado, deportado y destruido por los asirios en el año 722 a.C. Posteriormente, los babilonios provocaron la caída del reino del sur en el año 586 a.C. Los israelitas del reino del norte se mezclaron con la cultura asiria y finalmente con otras culturas. No obstante, el pueblo del reino del sur mantuvo su identidad en Babilonia y después de que ésta fue derrotada por los medos y persas en el año 538 a.C., muchos judíos regresaron a su tierra.
En el 538 a.C. volvió el primer grupo a Judá bajo el liderato de Zorobabel (Eds. 1:1-2:2). Después de varios años y a pesar de una gran oposición por parte de los samaritanos, los que habían regresado finalmente lograron reconstruir el templo en 515 a.C. Pasaron los años y en 458 a.C. regresó a la tierra un segundo grupo de judíos dirigidos por Esdras (Esd. 7:1-10). Cuando llegaron, encontraron que los judíos de Israel estaban en un deplorable estado de degradación espiritual y moral porque se habían casado con incrédulos de las naciones vecinas y participaban de sus prácticas paganas. No obstante, a través del fiel ministerio de enseñanza de Esdras, la mayoría de esa gente se arrepintió de sus pecados y nuevamente buscaron la voluntad de Dios para sus vidas.
En el año 444 a.C., 14 años después del regreso de Esdras a Jerusalén, Nehemías también volvió, y Dios lo usó para dirigir a los judíos en la reconstrucción de los muros de la ciudad y para poner orden en la vida social y económica del pueblo. Y de hecho, lo que él logró en un corto período de tiempo y la forma en que cumplió su meta es de lo que se trata el libro que lleva su nombre.
AUTOR
El autor de este libro es Nehemías, y se sabe de él que era hijo de Hacalías (1:1), que tuvo un hermano llamado Hanani (1:2), y que servía como copero personal del rey Artajerjes, rey de Persia (1:11; 2:1). Y, de hecho, debido a la importancia de este cargo, se infiere en cuanto a la vida y carácter de Nehemías que era un hombre sabio, discreto, consistentemente honesto, y digno de confianza. Es más, la posición que ocupó Nehemías delante del rey revela por sí misma grandes cosas acerca de la capacidad intelectual, madurez emocional, y condición espiritual de ese líder; lo cual, sin duda facilitó su función como gobernador en la tierra de Judá según la asignación del rey Artajerjes (5:14).
AÑOS CUBIERTOS
El libro de Nehemías cubre un período de doce años, desde el 444 al 432 a.C. Esto se basa en las dos anotaciones de tiempo en el capítulo 1 versículo 1, y en capítulo 13 versículo 6, que hablan de los años vigésimo y trigésimo segundo del reinado de Artajerjes.
CONTEMPORÁNEOS DE NEHEMÍAS
Cuando Nehemías llegó a Jerusalén en el 444 a.C., Esdras, el escriba-sacerdote, llevaba allí varios años. Las Escrituras son clara acerca de que estos dos hombres trabajaron y sirvieron juntos (Neh. 8:1-18; 12:26). Después de quedarse en Jerusalén durante doce años, Nehemías regresó a Persia. Y luego de un periodo indeterminado, volvió otra vez a Jerusalén (13:6), y fue allí donde encontró pecados muy evidentes entre el pueblo (como la retención del diezmo, los matrimonios mixtos, etc.). Y ya que el profeta Malaquías denunció los mismos pecados que Nehemías, se sugiere que Malaquías también ministró con Nehemías o, al menos, en el mismo periodo que él.
BOSQUEJO DEL LIBRO
El libro de Nehemías se puede dividir en dos partes: en la primera parte se nos habla sobre la “Reconstrucción de los muros” (caps. 1-7) y la segunda parte de la (II) “Restauración del pueblo” (Caps. 8-13).
RESUMEN DEL LIBRO DE NEHEMÍAS
Primera parte: Reconstrucción de los muros (capítulos 1 al 7)
En el primer capítulo leemos que Nehemías (1:1-11), cuando fue informado por su hermano Hanani acerca de la desolación de Jerusalén, se entristeció mucho, hizo duelo, hizo ayuno, confesó el pecado de Israel y oro a Dios para que escuche su clamor y para que halle favor delante de Artajerjes. En este tiempo, Nehemías era copero del rey, y ya que la posición de copero era importante en el reino de Persia, Nehemías debió haber gozado de la total confianza del rey.
En el segundo capítulo (2:1-16) Nehemías tuvo la oportunidad de pedir al rey permiso para ausentarse de sus servicios a fin de ir a Jerusalén y reconstruir los muros de la ciudad. Ante lo cual, el rey accedió, Nehemías obtuvo el permiso para ir a Jerusalén, y fue provisto de materiales de construcción para el proyecto. Al llegar a Jerusalén, Nehemías examinó calladamente los daños, y luego presentó su plan al pueblo. En esta presentación se identificó con ellos y con el problema y planteo un plan organizado donde todos pudieran hacer su parte (2:17-18)
En el tercer capítulo se narra cómo el pueblo comenzó la restauración, y junto a ello, quienes fueron los que ayudaron en la restauración y cuál fue la sección del muro que restauraron.
En los capítulo 4 al 6 vemos que Nehemías enfrentó una serie de personas y situaciones que intentaron detener el proyecto de reconstrucción (4:1-4, 11; 5:1; 6:1). La oposición provino de los enemigos en el exterior y de los mismos judíos en el interior. Pero Nehemías, que era un hombre de oración y sabio, llevó al pueblo a través de aquellos difíciles tiempos. Y en tal solo solo cincuenta y dos días de trabajo la murallas de Jerusalén quedaron terminadas (6:15)
En el capítulo 7 leemos que, una vez que estuvieron terminados los muros, dando así alguna protección, Nehemías pidió que una decima parte del pueblo fuera a vivir dentro de la ciudad. Organizó también una milicia para defender la ciudad, ya que, aunque los muros estaban prácticamente terminados, era necesario hacer más trabajos para fortalecerlos y para reconstruir la ciudad misma.
Segunda parte: Restauración del pueblo (capítulos 8 al 13)
En el capítulo 8 vemos que es un error suponer que Nehemías estaba preocupado sólo acerca de la restauración física de la nación. Por el contrario, Nehemías estaba profundamente entregado a enseñar a la nación a vivir conforme a la ley que Dios le había dado a Moisés (cp. 8:9). Y fue así como Nehemías registra en su libro que su consiervo Esdras leyó la ley de Moisés y explicó su sentido a los miles que se congregaron para escucharla (8:1-8). Lo cual promovió la adoración a Dios de parte de la nación (8:6), la confesión de pecados del pueblo (9:2-3) y también un cambio de vida en las familias de Israel (10:30-39).
En los capítulos 11 y 12 vemos que, una vez quedaron finalizadas las murallas (11:1), fue necesario repoblar la ciudad de Jerusalén. Nehemías estaba interesado en repoblar la ciudad con los que tuvieran un linaje judío puro. Por lo que manejó todo este asunto, y otros más, de una manera directa, llevando registro del linaje y el conteo de cada una de las familias de Israel.
Cuando Nehemías dejó Jerusalén para regresar a Persia, después de 12 años, con él se fue mucha de su influencia, de modo que durante su ausencia volvieron a tolerarse ciertos pecados en la vida nacional. Pero cuando Nehemías regresó a Jerusalén y vio todo lo que había sucedido en su ausencia, trato de manera decidida con los transgresores (13:7, 23-25). Ya que, Nehemías sabía que tolerar las violaciones de la ley atraería inevitablemente la disciplina de Dios.
Y de esta manera concluye el libro de Nehemías, y también, el registro histórico del Antiguo Testamento. Después de la reforma de Nehemías y sus intentos por restaurar la vida espiritual del pueblo, no encontramos ningún otro registro inspirado durante los siguientes 400 años de la historia de Israel. Sin embargo, el silencio de Dios fue finalmente roto cuando apareció el ángel Gabriel anunciando el nacimiento de Juan el bautista, aquel que prepararía el camino para Jesús, el Hijo de Dios, el Mesías, y en quién se cumplirían todas las promesas hechas a Israel (Lc. 1:11-18).
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ALGUNAS APLICACIONES DE LIBRO PARA NUESTRAS VIDAS
Ahora bien, ¿Qué podemos aprender y aplicar de este libro?
La primera aplicación que podemos considerar los creyentes de hoy tiene relación con el ejemplo de Nehemías en cuanto a la oración. Y, de hecho, hermanos, es muy desafiante ver a lo largo de todo el libro cómo Nehemías oraba a Dios y presentaba primeramente a Él su causa. Por ejemplo, vemos que Nehemías oró cuando supo del estado de Jerusalén y sus habitantes (cap. 1:4-11), oró antes de responder al rey cuando este notó su tristeza y le dijo “¿qué pides?” (cap. 2:4), oró cuando, estando en Jerusalén, sufrió la oposición de hombres influyentes que querían frustrar la reconstrucción y hasta matarle (cap. 4:4-5), y así mismo, Nehemías registró una serie de oraciones breves que forman parte natural de su relato (véase 5:19; 6:14; 13:14, 22; 29, 31). En fin. Nehemías oraba a Dios con frecuencia, lo que nos lleva a la pregunta ¿lo hacemos también nosotros?
Hermanos, los creyentes tenemos la inmensa bendición de tener acceso a Dios siempre, en cada momento, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por tanto, hablemos con Dios, conversemos con Él, oremos a Él cada día, haciendo de esta conversación algo natural en nuestras vidas.
La segunda aplicación que podemos considerar los creyentes de hoy tiene relación con el ejemplo de Nehemías en cuanto a su liderazgo. Como resumen de esta idea, el autor Donald K. Campbell elaboró en su libro “Nehemías: El Hombre al mando”, un lista de veintiún factores que nos ayudan a reconocer en el liderazgo de Nehemías ejemplos prácticos para un liderazgo eficaz. Este autor señaló que, como líder, Nehemías:
- Estableció una meta razonable y alcanzable.
- Tenía la convicción de su misión.
- Estuvo dispuesto a involucrarse.
- Arregló sus prioridades para poder alcanzar su meta.
- Pacientemente aguardó que Dios le mostrara el tiempo adecuado para llevar a cabo sus planes.
- Mostró respeto por su superior.
- Oró en todos los momentos cruciales.
- Hizo su petición con tacto y consideración.
- Estaba bien preparado y pensó en sus necesidades con anticipación.
- Siguió los canales apropiados.
- Tomó tiempo (tres días) para descansar, orar y planear.
- Investigó la situación personalmente.
- Informó a otros de sus planes sólo después de que supo cuál era el tamaño del problema.
- Se identificó a sí mismo como uno más del pueblo.
- Puso delante de sus seguidores una meta razonable y alcanzable.
- Aseguró a sus seguidores que Dios estaba involucrado en el proyecto.
- Demostró confianza en sí mismo al enfrentar los obstáculos.
- Demostró confianza en Dios al enfrentar los obstáculos.
- No se puso a discutir con sus opositores.
- No se desanimó por la oposición.
- Con valor utilizó la autoridad que tenía por su puesto.
Hermanos, ciertamente los creyentes somos discípulos de Jesús, él es nuestro maestro, y él es el único cuyo ejemplo es perfecto que podemos seguir con toda confianza. Sin embargo, Dios también nos muestra en Su Palabra el ejemplo de algunos hombres como Nehemías para que aprendamos de sus aciertos, errores, y, en este caso en particular, en cómo se puede liderar con sabiduría cuando se lleva a cabo un proyecto.
La tercera aplicación que podemos considerar los creyentes de hoy tiene relación con el ejemplo de Nehemías en cuanto al interés que tenía, tanto en el trabajo físico como en el trabajo espiritual del pueblo. Como hemos visto en este estudio, el libro se puede dividir en dos partes: (I) la “Reconstrucción de los muros” (caps. 1-7) y (II) la “Restauración del pueblo” (Caps. 8-13). Nehemías tuvo una participación en ambas labores. Organizó el trabajo y participó en la reconstrucción de las murallas, y también ayudó a Esdras en la labor de aclarar y enseñar al pueblo lo que Dios había dicho por medio de Su ley.
Hermanos, Jesucristo, nuestro Señor, mandó a todos sus discípulos a hacer discípulos en todo lugar y en todo momento. Por ello decimos que no existe un momento que “no sea ideal” para guiar a otros a Cristo. Por el contrario, ya sea en una conversación de pasillo, en una visita programada, en un paseo, en la calle, o en labores de aseo dentro del edificio de la iglesia, todos los discípulos de Cristo deberíamos estar interesados en aprovechar bien esas instancias para ayudar y servir a nuestros hermanos a ser más como Jesús. Por tanto, cuando tengamos la oportunidad de trabajar para el Señor, sirvamos con esfuerzo, con amor, y servicio a nuestros hermanos; aprovechando también esa instancia para avanzar en nuestro discipulado.
Finalmente, la cuarta aplicación que podemos considerar los creyentes de hoy tiene relación con la oportunidad que nos provee este libro de conocer un poco más acerca de Dios y de conocer el plan que, en Su soberanía, estaba orquestando para llevar a cabo el cumplimiento de Sus promesas. De hecho, el capítulo 9 del libro de Nehemías nos provee un muy buen resumen de la obra de Dios en la historia de Israel, desde el llamamiento de Abraham hasta el regreso de Judá desde la cautividad. En este resumen se nos habla del poder, de la fidelidad, de la misericordia, de la justicia, y de la inquebrantable voluntad de Dios. Y, por otro lado, este resumen nos prepara como lectores a esperar el cumplimiento de las cosas que Dios había prometido a su pueblo Israel. Sin embargo, en el libro de Nehemías no se registra el cumplimiento de todas las promesas de Dios, por el contrario, más bien queda la sensación de que el regreso desde la cautividad era solo el comienzo. Por lo que, nosotros, como lectores, se nos hace necesario seguir avanzado en nuestro estudio de la Biblia hasta llegar al nacimiento de Jesús, el Mesías, el Hijo de David, la simiente de Abraham, y en quién se cumplen todas las promesas hechas a Israel. Pero eso, hermanos, es contenido para otra lección.
PREGUNTAS DE REPASO.
- ¿Quién escribió el libro de Nehemías y qué sabemos de él?
- ¿Cómo se divide el libro de Nehemías y de qué tratan sus divisiones?
- Lee Nehemías 1:5-11, ¿Qué cosas te llaman la atención de la oración de Nehemías? ¿Por qué?
- Lee Nehemías capítulo 9, ¿Puedes nombrar algunos atributos de Dios mencionado en el texto? Según el versículo 33 ¿reconoció el pueblo su culpa o culpó a Dios por sus desgracias?
- ¿Cómo podemos aplicar las enseñanzas o verdades de este libro a nuestras vidas?