Estamos casi a la mitad del libro de Josué. En los capítulos 1-9, nosotros, junto con los israelitas, hemos enfrentado muchas lecciones y hemos sido desafiados a confiar en Dios, seguir a Dios y obedecer a Dios.
La siguiente sección en Josué que vamos a estudiar es larga. Capítulos 10 al 19. Esta sección nos lleva al final de la parte de la conquista del libro (10-11) y abre una parte final que tiene un énfasis en la posesión de la tierra. Solo para repasar, las tres partes principales del libro de Josué son
1.) Entrando en la tierra (1-5)
2.) Conquistando la tierra (6-12) y
3.) Poseyendo la tierra (13-24).
Es fácil sentirse abrumado por el gran contenido de nuestro texto esta semana. Hay varios episodios de batallas, listas de nombres y ubicaciones de reyes y nombres geográficos de regiones, ciudades, ríos y montañas.
Para comprender el ritmo de esta sección, me gustaría resumir cada uno de los diez capítulos y señalar dónde se encuentran los temas principales en ese capítulo. Recuerda que los temas principales del libro de Josué son Conquista, Cumplimiento, Posesión, Reposo, Anatema y Obediencia. Además, mencionaré varios atributos de Dios que se pueden encontrar en el contenido de estos capítulos.
El capítulo 10 continúa la historia de la conquista en el sur de Canaán que estudiamos la semana pasada con el engaño de los gabaonitas. El capítulo 10 comienza diciéndonos que cuando Adonisedec rey de Jerusalén oyó que Josué había tomado a Jericó y Hai, y que los de Gabaón habían hecho paz con los israelitas, y que estaban entre ellos, tuvo gran temor; porque Gabaón era una gran ciudad, como una de las ciudades reales, y mayor que Hai, y todos sus hombres eran fuertes. Por lo cual Adonisedec rey de Jerusalén envió un mensaje al rey de Hebrón, Jarmut, Laquis y Eglón, diciendo: Subid a mí y ayudadme, y combatamos a Gabaón; porque ha hecho paz con Josué y con los hijos de Israel. Y cinco reyes de los amorreos, el rey de Jerusalén, Hebrón, Jarmut, Laquis y Eglón, se juntaron y subieron, ellos con todos sus ejércitos, y acamparon cerca de Gabaón, y pelearon contra ella.
El ataque de los reyes a Gabaón e Israel fue para castigarlos por unir fuerzas recientemente en la alianza. En el v. 8, vemos que Jehová le asegura a Israel una victoria completa. “No tengas temor de ellos; porque yo los he entregado en tu mano, y ninguno de ellos prevalecerá delante de ti.” Vemos su promesa de protección, provisión y poder para la victoria. Josué podía estar seguro de que el poder del enemigo era nulo frente al poder del Dios de Israel.
La batalla de Israel y Gabaón contra estos cinco reyes es una batalla famosa. Esta es la batalla donde Dios arrojó desde el cielo grandes piedras sobre ellos y murieron muchos; y fueron más los que murieron por las piedras del granizo, que los que los hijos de Israel mataron a espada. V. 11 Los soldados de Israel eran un instrumento más en las manos de Dios para el cumplimiento de Su promesa llevando a cabo Su plan.
Además, esta es la batalla en la que Josué le pidió al Señor que hiciera que el sol se detuviera. Vemos el poder sobrenatural de Dios en los vv. 13-14 que dice que, “el sol se paró en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse casi un día entero. Y no hubo día como aquel, ni antes ni después de él, habiendo atendido Jehová a la voz de un hombre; porque Jehová peleaba por Israel.” Como en otros momentos, Dios intervino con su creación al servicio de sus propósitos mediante el granizo y el sol, que ya habían sido utilizado contra Egipto (Éx. 9:18-35; 10:21-23). Aquí vemos la omnipotencia de Dios de nuevo. La victoria sobre la coalición amonita fue total. La victoria era completa.
Los cinco reyes escaparon de la batalla y huyeron a una cueva para esconderse (v. 16). Finalmente fueron asesinados por Josué y sus hombres, luego los colgaron de cinco árboles hasta la puesta del sol. Los reyes fueron descolgados y puestos en la misma cueva donde se habían refugiado. Allí, de nuevo, las piedras que habían cubierto la entrada para que no salieran de ella, fueron amontonadas otra vez para cerrar el lugar donde estaban sus cuerpos ya sin vida (vv. 22-27).
Josué tomó la ciudad de Maceda, y la hirió a filo de espada, y mató a su rey; por completo los destruyó, con todo lo que en ella tenía vida, sin dejar nada (v. 28). De nuevo, vemos el concepto de anatema. Israel destruyó todo y obedeció el mandato de Dios.
El relato se extiende a enumerar las ciudades del sur de Canaán, conquistadas y destruidas por Josué. Vv. 29-38 enumera y explica de manera repetitiva lo que sucedió en cada batalla. El autor usa las siguientes frases para resumir cada batalla.
“Pasó Josué, y todo Israel con él, a (_el nombre de un lugar nuevo_), y la combatieron. Y tomándola, la hirieron a filo de espada, a su rey y a todas sus ciudades, con todo lo que en ella tenía vida, sin dejar nada; como había hecho a (_otras ciudades_), así la destruyeron con todo lo que en ella tenía vida.”
Al final del capítulo (vv. 40-43), el autor nos resume todo lo que ha sucedido en la conquista del sur. Observe conmigo los temas principales a medida que leemos el resumen.
“Hirió, pues, Josué toda la región de las montañas, del Neguev, de los llanos y de las laderas, y a todos sus reyes, sin dejar nada (Conquista); todo lo que tenía vida lo mató (Anatema), como Jehová Dios de Israel se lo había mandado (Obediencia). Y los hirió Josué desde Cades-barnea hasta Gaza, y toda la tierra de Gosén hasta Gabaón (Posesión). Todos estos reyes y sus tierras los tomó Josué de una vez; porque Jehová el Dios de Israel peleaba por Israel (Cumplimiento). Y volvió Josué, y todo Israel con él, al campamento en Gilgal (Reposo).”
El capítulo 11 dirige nuestra mirada hacia el norte mientras Israel extiende su conquista en una nueva dirección. La conquista del norte queda abreviada en los quince primeros versículos del capítulo. El ejército de Israel había funcionado como una máquina de guerra perfectamente segura y eficiente. Cuando Jabín, rey de Hazor, oyó lo que pasó (con Israel en el sur), él envió un mensaje a los otros reyes que estaban en la región del norte en las montañas, en el Arabá, en los llanos, en las regiones al occidente. Los reyes salieron, y con ellos todos sus ejércitos, mucha gente, como la arena que está a la orilla del mar en multitud, con muchísimos caballos y carros de guerra. Todos estos reyes se unieron, y vinieron y acamparon unidos para pelear contra Israel (vv. 1-5). El propósito de estos reyes queda claro: “pelear contra Israel”.
Los israelitas tenían sus tropas solo de infantería, por tanto, nunca habían empleado la caballería en sus combates y desconocían en la práctica las técnicas guerreras contra ella. Los israelitas iban a tener que enfrentarse a métodos de guerra totalmente desconocidas para ellos.
Otra sección por conquistar. Otra oportunidad para obedecer los mandamientos de Dios. Otra oportunidad para ver a Dios obrar y cumplir sus promesas. El V. 6 comparte cómo Jehová (una vez más) promete una victoria completa. “Mas Jehová dijo a Josué: No tengas temor de ellos [los del norte], porque mañana a esta hora yo entregaré a todos ellos muertos delante de Israel; desjarretarás sus caballos, y sus carros quemarás a fuego.”
Y esto es exactamente lo que hicieron Josué e Israel. V. 15 “De la manera que Jehová lo había mandado a Moisés su siervo, así Moisés lo mandó a Josué; y así Josué lo hizo, sin quitar palabra de todo lo que Jehová había mandado a Moisés.”
Los versículos 16-20 nos dan un resumen contundente de la conquista del norte. Nuevamente, observe cómo el autor enfatiza los temas del libro en su resumen.
“Tomó (Conquista), pues, Josué toda aquella tierra, las montañas, todo el Neguev, toda la tierra de Gosén, los llanos, el Arabá, las montañas de Israel y sus valles (Posesión). Desde el monte Halac, que sube hacia Seir, hasta Baal-gad en la llanura del Líbano, a la falda del monte Hermón (Posesión); tomó asimismo a todos sus reyes, y los hirió y mató (Es la consecuencia plena del anatema). Por mucho tiempo tuvo guerra Josué con estos reyes (Conquista). No hubo ciudad que hiciese paz con los hijos de Israel, salvo los heveos que moraban en Gabaón; todo lo tomaron en guerra (Conquista / Anatema / Reposo). Porque esto vino de Jehová, que endurecía el corazón de ellos para que resistiesen con guerra a Israel, para destruirlos, y que no les fuese hecha misericordia, sino que fuesen desarraigados, como Jehová lo había mandado a Moisés (Cumplimiento / Obediencia).”
Un breve comentario sobre los anaceos mencionado en los vv. 21-22. El texto dice que “solamente quedaron [los filisteos] en Gaza, en Gat y en Asdod.” Mantenga esto en su memoria mientras continúa estudiando la historia de Israel, porque los filisteos continuarán siendo una fuente de problemas, conflictos y pecado para Israel en las generaciones futuras. Desempeñaron un papel fundamental en las vidas de Sansón (Jueces 13:1; 14:1), Samuel (1 Sam 4:1), Saúl (1 Sam 13:4) y David (1 Sam 17:23).
El versículo 23 es, en mi opinión, uno de los versículos claves de TODO el libro de Josué. De hecho, es a partir de este versículo, que nuestros cuatro temas principales se ven claramente.
“Tomó, pues, Josué toda la tierra (Conquista), conforme a todo lo que Jehová había dicho a Moisés (Cumplimiento); y la entregó Josué a los israelitas por herencia conforme a su distribución según sus tribus (Posesión); y la tierra descansó de la guerra (Reposo).”

En los versículos 1 y 2, vemos una sencilla división de la tierra: las montañas, los llanos y la costa del mar grande. La parte montañosa, que atraviesa de norte a sur a través de Galilea, Samaria y Judea. Los llanos,
Los israelitas tenían posesión de la tierra según la promesa de Dios a Moisés. Dios había cumplido su palabra una vez más. Israel podía proclamar a las naciones, asentada ya en la tierra, la fidelidad del Señor. Después de varios años de guerra, había llegado el momento del descanso entrando a disfrutar de los bienes que Dios les otorgaba en su misericordia.
El capítulo 12 comienza con un resumen de los reyes y áreas que Moisés había derrotado en el pasado (Núm 21 y Deut 2) y termina con una sección corta llena de los nombres de los 31 reyes que Josué e Israel derrotaron (Conquista). Por un lado, esta sección puede parecer demasiado detallada o poco importante, debido a todos los nombres de lugares. Por otro lado, este tramo podría parecer chocante por la violencia implícita de la larga lista de la conquista.
La Biblia es un libro de Dios, por tanto, inagotable en su aplicación y enseñanza. Un alumno de la Biblia debe reconocer que todo cuanto incluye el texto bíblico, sea fácil o difícil, sea exhortación o historia, TODO ha sido divinamente designado para la edificación del lector. Romanos 15:4 “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.” Deberíamos comprender que las extensas listas en Josué de nombres geográficos referentes a los repartos de la tierra o los nombres de reyes o de las ciudades conquistadas enseñan la bendita verdad de que la promesa de Dios del reposo de Canaán era tanto para familias individuales como para Israel en su totalidad.
Permítame animarnos a entender esta sección de la siguiente manera. El origen de estas batallas fue Dios. Solo Él es un Dios Santo y está cumpliendo sus promesas con todas y cada una de las derrotas de estos reyes y sus ciudades. El agente de estas batallas fue Israel. Dios usó a Israel como Su instrumento para traer gloria a Sí mismo (Anatema) y proveyó para Su pueblo y Su plan divino. El resultado final de estas batallas fue el descanso (o Reposo). Las batallas no eran el propósito final de Dios, sino que debían traer reposo a la tierra prometida. La meta final de Dios era el reposo para los suyos en una tierra pacífica y libre de enemigos. Aquellos que nunca habían tenido una patria, tenían ahora un lugar de reposo donde podían desarrollar su vida bajo la ayuda continua de Dios y servirle como un pueblo libre en medio de las naciones.

La omnipotencia de Dios se manifiesta en la eliminación de los pueblos residentes en Canaán, en la gracia manifestada al colocar a Israel en su lugar, en la fidelidad que cumple el compromiso dado a Abraham en las promesas de tierra que les había hecho. Dios se revela como es en la historia para que le conozcamos y entendamos, por medio de los hechos, la grandeza divina y la gracia que como Dios manifiesta en una infinita dimensión.
En capítulo 13, leemos que Josué estaba ya viejo, de edad avanzada, y quedaba aún mucha tierra por poseer (v. 1). V. 2 nos dice que “Esta es la tierra que queda…” Continúa enumerando todos los lugares que quedaron sin conquistar (vv. 2-6a), pero el Señor da la siguiente promesa. “Yo los exterminaré delante de los hijos de Israel; solamente repartirás tú por suerte el país a los israelitas por heredad, como te he mandado” (v. 6b).
El resto del capítulo (vv. 8-31) comparte las ubicaciones y los límites de la herencia al este del Jordán. Específicamente a la tribu de Leví (v. 14), Rubén (vv. 15-23), Gad (vv. 24-28) y la media tribu de Manasés (vv. 29-31).
Todo está resumido por el autor en vv. 32-33, “Esto es lo que Moisés repartió en heredad en los llanos de Moab (Núm 26), al otro lado del Jordán de Jericó, al oriente (Posesión). Mas a la tribu de Leví no dio Moisés heredad; Jehová Dios de Israel es la heredad de ellos, como él les había dicho (Cumplimiento).”
En el capítulo 14, nos presenta en primer lugar y a modo de introducción el sistema empleado para la división y distribución de la tierra (vv. 1-5). En segundo lugar, aparece Caleb, que ahora tiene unos 85 años, y la petición que hace a Josué para que le entregue la tierra que ya le había sido prometida por Moisés. Caleb expone las razones que tiene para solicitar aquella tierra dentro de Canaán (vv. 6-12). Finalmente, aparece la respuesta de Josué accediendo a lo solicitado por Caleb (vv. 13-15). El capítulo termina con la frase importante, “y la tierra descansó de la guerra.” (Reposo) La Conquista de Canaán había sido llevada a cabo.
El capítulo 15 nos da los límites y las ciudades para la herencia de la tribu de Judá (Posesión). La división de la tierra había quedado establecida ya en los tiempos de Moisés, quien había nombrado los príncipes de cada una de las tribus para que presidieran el reparto (Núm 26 y 34). La tierra sería distribuida por suertes de modo que todo quedase en las manos de Dios.
El capítulo 16 es un capítulo más corto y comparte los límites y las ciudades de la herencia de la tribu de Efraín y Manasés, los hijos de José (Posesión). V.10 es una declaración resumida que dice:“Pero no arrojaron al cananeo que habitaba en Gezer; antes quedó el cananeo en medio de Efraín, hasta hoy, y fue tributario.” El capítulo se cierra con una nota negativa. Los dueños de la herencia no pudieron desalojar a quienes estaban ocupando parte de ella.
El capítulo 17 continúa con la ubicación de los límites y ciudades de la herencia de la tribu de Manasés (Posesión).
En el capítulo 18, de inmediato debemos señalar que la nación de Israel tiene una nueva ubicación para su “casa matriz” en Silo. El tabernáculo y el arca del pacto se trasladaron de Gilgal a Silo. En este capítulo se repartió por sorteo la parcela de las demás tribus. Vv. 9-10 “Fueron, pues, aquellos varones y recorrieron la tierra, delineándola por ciudades en siete partes en un libro, y volvieron a Josué al campamento en Silo. Y Josué les echó suertes delante de Jehová en Silo; y allí repartió Josué la tierra a los hijos de Israel por sus porciones.” Los límites y las ciudades de la tribu de Benjamín se enumeran en el resto del capítulo 18 (Posesión).
Finalmente, en el último capítulo de nuestro estudio hoy, tenemos los límites y las ciudades de la tribu de Simeón (vv. 1-9), Zabulón (vv. 10-16), Isacar (vv. 17-23), Aser (vv. 24-31), Neftalí (vv. 32-39), Dan (40-48) y finalmente, para la familia de Josué (vv. 49-50) (Posesión). El capítulo 19 termina con una declaración resumida en el v.51 que dice: “Estas son las heredades que el sacerdote Eleazar, y Josué hijo de Nun, y los cabezas de los padres, entregaron por suerte en posesión a las tribus de los hijos de Israel en Silo, delante de Jehová, a la entrada del tabernáculo de reunión; y acabaron de repartir la tierra.”
“Y acabaron de repartir la tierra…” Qué proceso, ¿no? Debe haber sido un momento emocionante para cada tribu y para cada familia. Piensen en eso por un momento, finalmente estaban en casa. Finalmente, después de muchos años de caminar por el desierto, siguiendo la presencia de Dios en la nube, cruzando el río Jordán, y peleando batalla tras batalla tras batalla en la conquista de la parte central (Josué 6-8), la parte sur (Josué 9- 10) y en el norte (Josué 11), se acabó.
Hermanos queridos, la palabra de Dios tendría absoluto y total cumplimiento. El Dios de la Biblia no es un Dios distante, como los dioses de las naciones. Es un Dios real y comunicativo con los suyos. Es el único Dios fiel y verdadero que no deja pasar por alto ninguna de sus promesas y hace honor a todas sus palabras. Es también el Dios que desea ser obedecido por los suyos.
La obediencia y la victoria van unidas íntimamente a lo largo de la Escritura. La enseñanza de Juan es muy precisa: “Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno.” 1ª Juan 2:14 Para una verdadera obediencia, la Palabra debe ser recibida con mansedumbre, esto es, con una disposición plena a aceptarla sin reservas. No consiste en conocer la Palabra, sino en obedecer la Palabra. Conocimiento intelectual no es sinónimo de obediencia (Santiago 1:22-25). Entonces aprendimos dónde se establecieron todas las tribus de Israel en la tierra prometida. ¿Falta uno? ¿Qué pasa con la tribu de Levi? ¿Qué pasó con ellos? Bueno, esto será el enfoque para la próxima semana en Josué 20-21.
Preguntas de repaso y aplicación
- Niños: En Josué 12: 7-24, ¿cuántos reyes fueron derrotados por Israel?
A. 33
B. 13
C. 23
D. 31 - Juveniles (o adultos): ¿Puedes recordar todos los nombres de las tribus de Israel de memoria?
- Los temas principales del libro se mencionaron varias veces en el estudio de esta semana. ¿Pueden dar un par de ejemplos con los versículos correspondientes donde se enfatizó cada tema?
Conquista:
Cumplimiento:
Posesión:
Reposo:
Obediencia:
Anatema: - ¿Qué podemos observar y aprender acerca de los atributos de Dios en Josué 10-19? ¿Pueden dar un par de ejemplos con los versículos correspondientes?
- Si Dios es santo, entonces no puede pecar. Si no puede pecar, entonces no puede pecar contra ti. Si no puede pecar contra ti, ¿no debería convertirlo en EL SER MÁS DIGNO de confianza que existe? ¿Luchas por confiar en Él? Si es así, ¿por qué?
- ¿Qué lecciones y aplicaciones sobre la obediencia a Dios has sacado del estudio de esta semana? ¿Cómo puedes ponerlos en práctica la semana que viene?