Josué 3–4: ¡Sigamos al Señor y recordemos al Señor!

Después de introducir el libro y establecer la escena en el capítulo uno, el autor tomó un desvío intencional hacia Jericó y de vuelta a Sitim para contarnos una historia maravillosa de la gracia de Dios (la conversión de Rahab, la mujer pagana y ramera). Ahora, el autor vuelve a la historia general de los israelitas al borde del río Jordán preparándose para cruzar a la Tierra Prometida. Un evento que los israelitas han estado esperando durante muchos años. La tensión, el drama y la anticipación han alcanzado su clímax.

Israel era una nación en movimiento. Alrededor de 2 millones de personas eran las que habían acampado en los llanos de Moab. La gran mayoría había nacido en el desierto a lo largo de cuarenta años. “La escuela de la gracia” los había estado preparando, capacitándolos para lo que les esperaba en la tierra de Canaán. La preparación de este pueblo había sido esencialmente aprender dependencia y relación con Dios. Aunque las tribus de Rubén, Gad y la mitad de la de Manasés habían recibido sus posesiones al este del Jordán, todas tenían como objetivo común la conquista de Canaán (1:12-15). Unidos, ellos estaban preparados después de cuarenta años para asumir la tarea que Dios había determinado y, una vez que ocuparan Canaán y tomaran posesión de ella, comenzarían a disfrutar de las bendiciones prometidas siglos antes a Abraham, padre de toda aquella gran multitud. 

Nuevamente, supongo que ya han leído los capítulos 3 y 4 en preparación para el estudio de hoy. Josué 3 y 4 deben estudiarse juntos y serán los capítulos que estudiaremos hoy. Contienen y cuentan el siguiente episodio importante en el libro de Josué sobre la historia de la fidelidad de Dios a Israel y el cumplimiento de su promesa y pacto con ellos con respecto a la tierra prometida. Los capítulos 3 y 4 son las dos caras de la misma moneda. Hacen un énfasis en puntos separados para los lectores originales (y para nosotros como lectores hoy en día), pero ambos puntos están conectados por el mismo evento, el cruce del río Jordán. Los dos puntos principales son “Sigamos al Señor y Recordemos al Señor”. Ambos capítulos describen el cruce del río Jordán. Sin embargo, aunque el capítulo 4 comparte algunos detalles adicionales del cruce que no se dan en el capítulo 3, se centra especialmente en las piedras conmemorativas que tenían el propósito específico de mantener viva la memoria y el significado de este gran y milagroso evento para las generaciones futuras. El capítulo tres comparte la proclamación del cruce y los preparativos para el cruce.

Los espías enviados por Josué a reconocer la tierra trajeron un informe favorable que confirmaba al pueblo los planes divinos para hacerlos pasar el Jordán y entregarles la tierra prometida. El primer versículo muestra el río Jordán como la barrera que impedía al pueblo de Israel alcanzar el lugar de bendiciones que Dios tenía preparado para ellos. El paso del río tendría que ser facilitado por el Arca del Pacto.

Vemos en todo este relato, el papel central del arca del pacto. Aparece por primera vez en el v. 3 “Cuando veáis el arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y los levitas sacerdotes que la llevan, vosotros saldréis de vuestro lugar y marcharéis en pos de ella, a fin de que sepáis el camino por donde habéis de ir; por cuanto vosotros no habéis pasado antes de ahora por este camino.» El arca se menciona 17 veces en estos dos capítulos. El autor no nos permite perderlo de vista. El arca era un cofre grande, hecho de madera y revestido de oro puro por dentro y por fuera (vea Éx. 25:10-12). El arca era una señal visible de la presencia de Jehová entre Su pueblo. Hablando del Arca del Pacto y la presencia de Jehová entre Su pueblo, el Ps. Mark se está preparando para enseñar una serie de cuatro sesiones en mayo, titulada «El Templo en el Antiguo Testamento.” Sus cuatro sesiones incluirán los temas de la preparación del Templo, la construcción del Templo, la función del Templo y la historia del Templo. Esta serie está relacionada con nuestro tema principal del año, «Edificando La Iglesia».

El pueblo debía seguir al arca, marchando en pos de ella. Nos recuerda a los lectores que es el mismo Jehová quien conduce a Su pueblo a Canaán. Dios mismo estaba mostrando el camino a seguir, cumpliendo su promesa en su pacto. Al seguir el arca sabían el camino por el que debían ir. Nunca habían atravesado el Jordán. Era un camino nuevo, con dificultades, pero delante de ellos iba el arca abriéndoles y señalándoles el lugar por donde debían caminar.

vv. 7-10 – El Dios de Israel era “el Dios viviente”. El Dios que vive y, por tanto, el que actúa. Los dioses de los pueblos eran vanidad. En contraste, el Dios del cielo es un Dios vivo, es decir, dinámico, que actúa con toda la fuerza de su poder. Dios entraba a Canaán con su pueblo como Juez, para ejecutar la sentencia dictada por su justicia sobre aquellos pueblos.

Dios no solo era el Dios viviente, sino que también era el Soberano, el “Señor de toda la tierra”. La soberanía de Dios en el aspecto de su gobierno sobre toda la tierra es una de las revelaciones más gloriosas de la Biblia. Salmo 135:6Todo lo que Jehová quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos.”

Los sacerdotes que llevaban el arca al acercarse al río no debían detener su marcha, sino entrar literalmente en las aguas, para que el milagro se produjera. La fe se apropia de las promesas de Dios. No duda del cumplimiento, ni pide una prueba de la fidelidad y omnipotencia divinas. Simplemente acepta su palabra y descansa confiadamente en Él.

El cruce del río Jordán fue una demostración visible de la omnipotencia de Dios. Fue un milagro. Aquí hay una lista de los detalles de por qué fue un milagro con sus textos correspondientes.

  • El cumplimiento de la predicción del evento. Vv. 13-14
  • El momento exacto del evento. V. 15
  • Ocurrió en la etapa de inundación. V. 15
  • El levantamiento del agua. V. 16
  • Dios retuvo el agua del Jordán al norte de Adam, incluidos todos los afluentes del Jordán durante la mayor parte del día.
  • En poco tiempo, el fondo del río se volvió lo suficientemente firme como para cruzarlo. V. 17
  • El momento exacto del regreso del flujo de agua cuando los sacerdotes dejaron el río con el arca. V. 17

En el capítulo 4, el autor simplemente está diciendo que Israel debe recordar lo que ha hecho Jehová. Las piedras del monumento deben servir como una ayuda visual para recordar la obra y el milagro de Dios en el Jordán y para recordar la bondad de Dios, la provisión de Dios, la fidelidad de Dios y la omnipotencia de Dios. vv. 6-7

El cruce del Jordán y la construcción del monumento de piedra fue una excelente lección visual para los israelitas justo antes de comenzar de conquista de Canaán. Si Dios puede controlar un río, también puede detener a los amorreos. Si Dios puede detener las aguas del Jordán, Él puede derribar a los gergeseos. Si Dios puede llevarnos a la tierra, seguramente nos puede dar la tierra.

Al final del capítulo 4 en el verso 19, el autor comparte un pequeño detalle sobre la fecha de este evento de la fidelidad de Dios. V.19 «Y el pueblo subió del Jordán el día diez del mes primero, y acamparon en Gilgal, al lado oriental de Jericó«. Cuarenta años antes, en ese mismo día, Israel había comenzado a prepararse para salir de Egipto celebrando la Pascua y comiendo el cordero sacrificado (Éx. 12: 2-3). Ese día marcó el comienzo de la redención de Israel; ahora, en Josué 4, marcó el cumplimiento de la promesa de Dios. Lo que Dios comenzó, lo terminó. Los israelitas fueron una vez esclavos, ahora eran herederos.

4:20-24 – El monumento en Gilgal fue levantado conforme a lo ordenado por Dios. Aparentemente, hay una repetición, de lo que Josué había dicho antes (vv. 5-7). No es un montón de piedras puesto de cualquier manera, sino algo correctamente colocado. Fue una construcción conmemorativa que había de servir para llamar la atención a futuras generaciones. Las piedras hablarían de la actuación omnipotente del Señor, ya que “Jehová secó las aguas del Jordán”. Fueron una manifestación visible de la grandeza de Dios

Las piedras, en segundo lugar, tenían que ver con la inmutabilidad de Dios. El Señor es el mismo; el tiempo no lo altera; su poder se manifiesta en cada ocasión de la misma manera. Dios manifestó el mismo poder abriendo el Jordán, como lo había hecho con el mar Rojo.

Las piedras eran un testimonio de la fidelidad de Dios que debía despertar la gratitud.  

Finalmente, los padres debían transmitir estos conceptos del Señor a las generaciones venideras, para que ellos conocieron a Dios. En medio de un mundo idólatra Dios tenía que ser conocido y reconocido como totalmente distinto a los dioses de las naciones. No era un dios pequeño, tiránico y opresivo, como los dioses cananeos, sino el Dios de la fidelidad y gracia que, haciendo honor a sus promesas, les había dado aquella rica heredad en la cual se encontraban. Cuando el pueblo vivió honrando a Dios y recordó sus favores y misericordias fueron prosperados, conforme a lo que Él mismo había establecido en su ley (Deut. 8:1). Olvidarse de Dios traería graves consecuencias para ellos. El Señor proveyó un recordatorio por medio del monumento levantado en Gilgal. No se trataba de recordar sus mandamientos, se trataba de recordar continuamente a Dios.

El gran punto del autor fue: ¡Jehová lo ha vuelto a hacer! Él ha puesto el río Jordán en “el mapa de la fe” junto con el Mar Rojo para que los israelitas y los gentiles y paganos puedan tener una prueba clara de que Su nombre es grande y que solo Él es soberano y todopoderoso.

Aplicaciones para nuestras vidas

En conclusión, los dos puntos que debemos recordar de los capítulos 3 y 4 son ¡Sigamos al Señor y recordemos al Señor! Para ayudarnos a comprender estos conceptos y aplicarlos a nuestras vidas, pensemos en las siguientes aplicaciones.

Dios nos lleva a situaciones y circunstancias aparentemente imposibles. Situaciones que parecen desesperadas. Es su manera de enseñarnos sobre nuestra propia incapacidad e impotencia para darnos cuenta de que nuestro “socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra.” Salmo 121:2

La fe se ve involucrada siempre al recibir las promesas de Dios. La fe avanza en obediencia a la dirección de Dios. La victoria sobre el mundo, el enemigo del creyente, está en el ejercicio de la fe: “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.1ª Juan 5:4 La victoria descansa en el Vencedor: “¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?” 1ª Juan 5:5  (véa la serie de 1ª Juan)

No es posible vivir la vida cristiana de otra manera que no sea “Puestos los ojos en Jesús” (Heb. 12:2). El cristiano es llamado a ser discípulo de Cristo. Cuando los ojos del creyente están puestos en el Señor, alejará de su vista todo lo que asedia y debilita. Lo único que puede sostener al creyente en la carrera de la fe es la firme mirada en el Señor. 1ª Pedro 2:21Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas.”

El Señor es un guía y aliento para su pueblo. Cristo dijo a los suyos en Juan 8:12Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” El futuro es desconocido para el cristiano, pero puede enfrentarlo con confianza porque el Señor va delante, iluminando el camino, orientando en cada momento. La presencia del Señor en medio de los suyos da aliento y esperanza. La iglesia poderosa es aquella que da honor al Señor y lo sigue dependiendo totalmente de Él.

El creyente necesita conocer a Dios, y necesita conocerlo como el Dios viviente, quien dice de sí mismo: “No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto.” Apoc 1:17-18 La gloria del Dios vivo y verdadero se manifiesta en Jesús, nuestro Señor, resucitado y glorificado. La iglesia actual y las generaciones venideras necesitan conocer a Dios.

El mayor enemigo de la fe puede ser el olvido. ¿Tiende a olvidar quién es Dios y lo que ha hecho por usted en el pasado? ¿Cómo recuerda personalmente lo que Dios ha hecho por usted en el pasado? ¿Tiene alguna forma de ayudarle a recordar? ¿Lo escribe? ¿Lo canta? ¿Lo comparte? ¿Les cuenta a sus amigos? ¿A su familia?

Salmo 77:11-13 dice “Me acordaré de las obras de JAH; Sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas. Meditaré en todas tus obras, y hablaré de tus hechos. Oh Dios, santo es tu camino; ¿Qué dios es grande como nuestro Dios?

Como discípulos de Jesús en la era de la iglesia, el modelo y el concepto de recordar lo que nuestro Señor ha hecho se ha trasladado a nosotros en la forma de la Cena del Señor. Incluso nuestros hijos a veces nos preguntan cuando tomamos los dos elementos: “¿Qué significa el pan, papá? ¿Qué estás haciendo, mamá? Tengo hambre1ª Cor 11:23-30 “…haced esto en memoria de mí.”

Dejamos a los israelitas en Gilgal al otro lado del río Jordán. La semana que viene, continuaremos con la maravillosa historia de la fidelidad de Dios hacia Israel. El capítulo 5 revela que todavía había algunos preparativos importantes antes de que Israel comenzara la conquista de la tierra. Mi intención es explicar el contenido del capítulo relacionado con la renovación del pacto a través de cuatro grandes conceptos: Una señal, la Pascua, los frutos y la espada. Sigan leyendo en preparación para la lección de la próxima semana.


Preguntas de repaso y aplicación

  1. Niños y juveniles: ¿Cuáles son los dos puntos principales que se mencionaron en el estudio del capítulo 3 y 4?
  2. Juveniles y jóvenes: ¿Cuál verbo se usa muchas veces en los capítulos 3 y 4 en relación con el río Jordán?
  3. ¿Cuáles son algunos de los atributos de Dios mencionados en este estudio?
  4. ¿Dónde en el capítulo 3 y 4 puede encontrar conexiones con la promesa de Dios y la tierra (Canaán)?
  5. Pensando en los detalles del cruce del río Jordán, ¿puede enumerar los detalles específicos de cómo hizo Dios este milagro?
  6. ¿Cuáles son algunas aplicaciones que se mencionaron en el estudio que le llamaron la atención acerca de seguir a Jesús?
  7. Probablemente no amontone piedras para recordar lo que Dios ha hecho en su vida, pero ¿cuáles son algunas de las formas o ideas que tiene para ayudarle a recordar todo lo que Dios ha hecho por usted en el pasado?
  8. ¿Cómo ha mostrado Dios Su poder y fidelidad en su vida recientemente?
  9. Padres y abuelos: ¿Cómo han compartido lo que Dios ha hecho en su vida con sus hijos (o sus nietos) en una forma habitual?
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