Orando los salmos: Salmo 53

Dios, tú juzgarás la maldad de los hombres.

El salmo 53 es un lamento individual*. Los salmos que pertenecen al género de los lamentos comienzan con un clamor y finalizan con una afirmación de confianza en Dios. Y, en particular, el autor de este salmo comienza su oración describiendo la angustia que provoca observar la maldad de los hombres que rodean a Israel (vv. 1-4), pero finaliza resaltando la verdad de que todos aquellos pecadores que niegan a Dios y hacen mal a Su pueblo, “temblarán” y “serán humillados” porque el Señor juzgará a los que hacen iniquidad (v. 5). En una frase sencilla, el tema de este salmo se puede resumir en la siguiente oración: “Dios, tú juzgarás la maldad de los hombres”.   

EXPLICACIÓN DEL SALMO

1Dice el necio en su corazón: No hay Dios.
Se han corrompido, e hicieron abominable maldad;
No hay quien haga bien.

El autor del salmo 53 comienza su oración diciendo que unas de las características del hombre malo e incrédulo es la necedad. El hombre que hace iniquidad es necio porque razona en su corazón insensateces que terminan por negar a Dios y, de esta manera, vivir siguiendo sus propios deseos, ignorando la Palabra de Dios y menospreciando Sus atributos como Creador y Señor. Ahora bien, como se ha mencionado en el estudio del salmo 14 (el cual recomiendo volver a escuchar), el necio en el AT no es imbécil, de hecho, es posible que sea muy inteligente y, a la vista del mundo, exitoso. Sin embargo, su sabiduría terrenal solo le sirve para organizar su día a día según sus propios deseos, sentimiento y pensamientos, para traer corrupción a su vida, y para ser atraído una y otra vez a cometer diversos pecados y maldades. Por tanto, el hombre malo e incrédulo es necio, niega la autoridad de Dios en su vida, y por eso, se corrompe, hace maldad y no el bien (v.1).

       2Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres,
Para ver si había algún entendido
Que buscara a Dios.
3Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido;
No hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno.


El autor continúa la oración de este salmo diciendo que, a pesar de que el hombre malo e incrédulo niega a Dios y Su autoridad divina, la verdad es que el Dios soberano y omnisciente sí está mirando desde los cielos a los hijos de los hombres. Y no solo mira, sino que también evalúa la vida de los hombres y, juntamente con ello, declara que ninguno de los que le niegan es verdaderamente sabio (o “entendido” v.2). Todos los necios que niegan la autoridad de Dios en sus vidas y evitan todo pensamiento de Él, en realidad se han desviado de la verdad y no buscan a Dios, se han corrompido para hacer lo malo y vivir según sus propias ideas. Y, por tanto, la sentencia de Dios al mirar a los hombres malos e incrédulos es: “no hay quién haga lo bueno, no hay ni aún uno” (v.3).

4¿No tienen conocimiento todos los que hacen iniquidad,
Que devoran a mi pueblo como si comiesen pan,
Y a Dios no invocan?

Llegando al momento más intenso de la oración, el salmista expresa que la maldad de los hombres incrédulos y necios los ha llevado a maltratar al pueblo de Dios sin piedad. En este verso (v. 4), el salmista describe cómo es que los hombres sin temor de Dios, destruyen a la nación de Israel y devoran su pueblo como si fueran trozos de pan. Ante lo cual, el autor, conmocionado por esa realidad, se pregunta: ¿De verdad no tiene inteligencia? ¿De verdad no son capaces de reconocer quién es Dios? ¿De verdad piensan que Dios no existe y que Él no hará nada contra los que devoran a Su pueblo?

5Allí se sobresaltaron de pavor donde no había miedo,
Porque Dios ha esparcido los huesos del que puso asedio contra ti;
Los avergonzaste, porque Dios los desechó.

6¡Oh, si saliera de Sion la salvación de Israel!
Cuando Dios hiciere volver de la cautividad a su pueblo,
Se gozará Jacob, y se alegrará Israel.

Luego de describir al hombre malo e incrédulo y mencionar algunas de sus insensateces contra Dios y Su pueblo (vv.1-4), el salmista toma un momento y lleva a todos sus lectores a reflexiona sobre el inevitable juicio que vendrá sobre todos aquellos que hicieron mal al pueblo de Dios. Y, para ello, el autor llama la atención de sus lectores en el verso 5 y les hace recordar algunos momentos cuando los enemigos de Dios fueron conmovidos en su necia seguridad y terminaron siendo en extremo espantados y avergonzados por Dios; como, por ejemplo, cuando los asirios sitiaron Samaria (2 Reyes 7:6-7) o cuando Senaquerib tomó las ciudades de Judá y envió a Rabsaces para destruir a Jerusalén (2 Reyes 18:13-19:37). Y es así como el autor con estas breves palabras (v.5) quiere volver la vista de Israel a la verdad de que Dios no dejará a sus enemigos sin castigo; ante bien, todos los que neciamente le han negado serán inevitablemente avergonzados y destruidos porque Dios ya los ha desechado. Razón más que suficiente para que el pueblo de Dios sea animado a seguir esperando en el Señor, y aun en medio de la dificultad, orar para que Dios pronto les visite, les salve, y les restaure el gozo tras haber sido rescatados de la manos de Sus enemigos (v.6).

De esta manera, el énfasis del salmo 53 es el siguiente: Aunque parezca que los malos salen impunes tras haber cometido iniquidades, la verdad es que Dios, a su tiempo, hará justicia. Salmo 53. “Dios, tú juzgarás la maldad de los hombres”.

APLICACIONES

Ahora, ¿cómo podemos aplicar este salmo a nuestras vidas hoy en día?

En primer lugar, debemos recordar que, pese a que el hombre malo e incrédulo niega a Dios, un día igualmente tendrá que dar cuenta de todas las acciones delante del Juez Omnisciente que mira desde los cielos y ve la maldad de los hombres. En el NT, Pablo cita el salmo 53 (o el salmo 14) para hacer saber a todos los romanos que no importa lo que el hombre incrédulo crea de sí mismos, la verdad es que Dios ha dicho que todos los hombres están bajo pecado (Ro. 3:9) y que no hay siquiera un justo, sino que todos se desviaron e hicieron sin temor lo malo delante de Sus ojos (Ro. 3:10-18).

            Hermano, hermana, ¿conoces a alguien que niega a Dios y a su propio pecado? ¿Conoces a alguien que se ha declarado ateo o que viva como tal? ¿Qué le dices sobre su actual condición delante de Dios? ¿Le dices que si persiste en negar a Dios y el evangelio de Jesucristo, llegará el día cuando será avergonzado, y juzgado (Jn 5:22, 27; Ap 20:11-15), y recibirá lo que justamente merece por su incredulidad y sus pecados?  Te animo a orar y hablar con ellos. Busca una oportunidad esta semana para hablarles de que Dios juzgará la maldad de los hombres y que delante de Él no hay excusas. Invítalo a ver en la Biblia cómo Dios avergonzó a los que negaron Su poder y Su juicio.

Y, en segundo lugar, debemos vivir recordándonos que “sí hay Dios”. ¿Te has fijado que es muy fácil olvidar que Dios todo lo ve, todo lo sabe, y que está en todo lugar? ¿Has notado que es muy fácil olvidar que Dios nos había condenado a muerte por causa de nuestros pecados pero que en Jesucristo alcanzamos salvación? ¿Te has dado cuenta que a veces es muy fácil olvidar lo que Dios ha dicho respecto al pecado y dejarnos seducir por él? ¿Has notado lo fácil que es no detenernos durante el día para hablar con Dios y agradecer por todo lo que Dios nos da?

            Hermano, hermana, por la gracia de Dios y la obra de Jesucristo en nuestro favor, el día de hoy somos totalmente distintos al hombre incrédulo y necio del salmo 53. Hemos conocimos al Dios verdadero (1Jn 5:20), fuimos liberados de la esclavitud del pecado (Ro. 6:1-2), podemos agradar a Dios con nuestras vidas (vv. 12-13), podemos buscar a Dios y acercarnos a Él con confianza (He. 4:14-16), podemos seguir e imitar al Hijo de Dios (1P. 2:21-22), fuimos hechos nuevas criaturas (2Cor. 5:17), y podemos ofrecer a Dios nuestras vidas como sacrificio acepto sin dejarnos conformar a este mundo malo (Ro. 12:1-2). En fin. Los que estamos EN Jesús, los que hemos creído en Dios y Su evangelio, no tenemos razón para “vivir como si no hubiera Dios”. Al contrario, vivamos cada día glorificando a Dios con nuestras vidas porque sabemos Él vive.


*También es posible que esta canción sea un «lamento nacional», y el argumento principal para decir esto es que la crisis que describe el salmista amenaza no solo al individuo sino a la nación entera; es decir, la maldad de los enemigos de alrededor atenta contra la existencia misma del pueblo de Dios y, por ende, el pueblo entero clama a Dios. Sin embargo, he optado por decir que es un «lamento individual» porque, a mi parecer, es el autor quien toma la iniciativa de orar a Dios, presentar delante de Él la causa que afecta a todo el pueblo, recordar las obras de Dios en el pasado y añorar la salvación de la nación. El salmo tiene el tinte de urgencia personal, y esto es lo que al final lleva a su autor a liderar esta oración, que seguramente el pueblo cantó muchas veces, en los tiempos de dificultades que vivian.

PREGUNTAS DE REPASO

  1. ¿Qué tipo de salmo es y cuáles son sus características?
  2. Según el estudio, ¿a qué se refiere el salmista cuando habla de los hombres como «necios»?
  3. ¿En qué se parecen los salmos 14 y 53?¿En qué se diferencian los salmos 14 y 53?
  4. ¿Cuál es la frase sencilla que resume el tema del salmo 53 en una oración?
  5. ¿Qué ejemplos bíblicos nos hablan de que Dios humilló y juzgó a los hombres (o naciones) que negaron Su existencia, poder y juicio?
  6. ¿Cuáles fueron las aplicaciones propuestas en el estudio? ¿cuál te llamó más la atención? ¿por qué?
  7. ¿Por qué el creyente debe vivir una vida totalmente opuesta a la del hombre necio e incrédulo del salmo 53?
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