Orando los salmos: Salmo 83

Dios, tú estás sobre todo

El salmo 83 es un lamento nacional que combina los clamores y las imprecaciones de un pueblo que, con angustia y confianza, mira cómo se confabulan los enemigos de Dios con la única meta de aplastar a Su pueblo, Israel. Como toda oración de lamento, el salmo 83 comienza con un clamor intenso que invoca la presencia y la acción divina, para luego dar paso a palabras de confianza que reconocen el poder histórico de Dios y su futuro accionar sobre los enemigos. La idea principal que comunica el salmo 83 es la confianza que tiene el pueblo en Dios y en Su capacidad de hacer frente, humillar, y juzgar las alianzas de los que se levantan en contra suya o de Su pueblo. En este sentido, el pueblo que canta este salmo sabe que Dios es Altísimo, y que Su poder y dominio están sobre todas las cosas. En una frase sencilla, el tema de este salmo se puede resumir en la siguiente oración: “Dios, tú estás sobre todo”.

EXPLICACIÓN DEL SALMO

I. LA INVOCACIÓN

1 Oh Dios, no guardes silencio;
No calles, oh Dios, ni te estés quieto.

La oración del salmo 83 comienza con una clara invocación a Dios y un urgente llamado a la acción. Dice el pueblo de Israel: “Oh Dios, no guardes silencio, no calles, ni estés quieto”. Expresiones que, de por sí, anticipan la naturaleza urgente de la crisis, y el claro el deseo por evitar lo que podría ser una catástrofe nacional con consecuencias permanentes.

II. EL MOTIVO

2 Porque he aquí que rugen tus enemigos,
Y los que te aborrecen alzan cabeza.
3 Contra tu pueblo han consultado astuta y secretamente,
Y han entrado en consejo contra tus protegidos.
4 Han dicho: Venid, y destruyámoslos para que no sean nación,
Y no haya más memoria del nombre de Israel.
5 Porque se confabulan de corazón a una,
Contra ti han hecho alianza
6 Las tiendas de los edomitas y de los ismaelitas,
Moab y los agarenos;
7 Gebal, Amón y Amalec,
Los filisteos y los habitantes de Tiro.
8 También el asirio se ha juntado con ellos;
Sirven de brazo a los hijos de Lot.
Selah

En estos versos vemos que el motivo detrás de la oración del salmo 83 corresponde a las premuras de una invasión cercana. El salmista describe a los invasores como feroces enemigos de Dios; como naciones que hacen sonar sus armas contra el pueblo de Dios, como hombres rebeldes que alzan cabeza en señal de irreverencia; y como estrategas que consultan astuta y secretamente la manera de destruir y borrar el nombre de Israel. Además de esto, el salmista destaca que el conflicto que estaba por desatarse no estaba siendo promovida por una sola nación sino que, más bien, las accione irreverentes de los enemigos de Dios y de Israel estaban siendo promovidas por un grupo importante de naciones – diez, para ser preciso. Las cuales, según la oración de este salmo, se habían levantado en alianza para hacer guerra contra Dios.  

III. LA PETICIÓN  

9 Hazles como a Madián,
Como a Sísara, como a Jabín en el arroyo de Cisón;
10 Que perecieron en Endor,
Fueron hechos como estiércol para la tierra.
11 Pon a sus capitanes como a Oreb y a Zeeb;
Como a Zeba y a Zalmuna a todos sus príncipes,
12 Que han dicho: Heredemos para nosotros
Las moradas de Dios.
13 Dios mío, ponlos como torbellinos,
Como hojarascas delante del viento,
14 Como fuego que quema el monte,
Como llama que abrasa el bosque.
15 Persíguelos así con tu tempestad,
Y atérralos con tu torbellino.
16 Llena sus rostros de vergüenza,
Y busquen tu nombre, oh Jehová.
17 Sean afrentados y turbados para siempre;
Sean deshonrados, y perezcan.
18 Y conozcan que tu nombre es Jehová;
Tú solo Altísimo sobre toda la tierra.

En estos versos vemos que la petición de la oración del salmo 83 es que Dios haga notorio que Él está por sobre todas las naciones que se levantan en su contra. Así mismo, es evidente que la petición de Israel a Dios incluía el ser librado de la aflicción en la que se encontraban, sin embargo, las palabras que el pueblo utilizó para decir esto no fueron precisamente: “Señor, sálvanos y libranos de la invasión que está cercana”, sino que, más bien, fueron: “Señor, que tus enemigos conozcan que tu nombre es Jehová; tú solo Altísimo sobre la tierra”. Lo cual deja ver que, en medio de toda esta aflicción, el interés final de los cantores del salmo 83 tenía relación con que los enemigos de Dios (y todas las naciones) conozcan que Dios es Altísimo, y que ninguna alianza de las naciones puede contra Él, porque su poder y dominio está sobre todas las cosas.  

Salmo 83: “Dios, tú estás sobre todo”.

APLICACIÓN DEL SALMO

Ahora bien, ¿cómo podemos aplicar el tema de este salmo a nuestras vidas?

En primer lugar, el género del salmo 83 nos recuerda la importancia y la belleza de la oración congregacional. Como bien se dijo al comienzo de este breve estudio, esta oración de lamento no fue presentada a Dios por una situación personal y particular a un individuo, sino que el clamor fue motivado, más bien, por una situación grupal que presentaba una urgencia que afectaba a todo un pueblo. Y, según vemos claramente en el salmo, la manera de abordar esta crisis grupal no fue en lo privado sino que todo el pueblo de Israel, en conocimiento de la causa, buscó a Dios pidiendo que se haga notoria su grandeza.

Hermanos, hermanas. Si bien nosotros nos somos Israel y no estamos viviendo bajo el asedio de las naciones, creo que todos vamos a estar de acuerdo en que los creyentes tenemos en común diversas crisis y conflictos que nos afectan a todos por igual. De hecho, Pablo dijo a la iglesia en Éfeso que los creyentes no tiene lucha contra sangre y carne sino contra demonios, y seres espirituales poderosos liderados por Satanás (Ef. 6:10-20). Así mismo, Pedro escribió en su primera carta (5:6-11) diciendo que por causa de nuestro común adversario (el diablo) los creyentes están sufriendo los mismos padecimiento en todo el mundo. Por tanto, la pregunta en la cual debemos reflexionar es: Si los creyentes estamos padeciendo los mismos conflictos por causa de nuestro adversario, ¿estamos también orando juntos, como iglesia, para sobrellevar mejor la crisis?

En segundo lugar, el salmo 83 nos recuerda la importancia de conocer a Dios y pedir en conformidad a los que sabemos de Dios. En los versículo 9 al 12 se mencionan varios nombres de naciones y hombres que se alzaron contra Dios pero que fueron acabamos por el brazo poderoso de Dios (leer Jueces 6-8). El pueblo de Israel sabía que Dios tenía poder para vencer a Sus enemigos. Y, en conocimiento de ello, no temió en pedir que destruyera a los que se habían levantado Su contra.

Hermanos, hermanas. Así como Israel conocía el poder de Dios al momento de orar este salmo, también nuestro conocimiento de quién es Dios afectará nuestra vida de oración. Por ejemplo, si crecemos en el conocimiento de “la soberanía de Dios”, esto nos ayudará a depender cada vez más de Dios. Si crecemos en el conocimiento “del poder de Dios”, esto nos ayudará a fortalecernos cada vez más en Dios. Y si crecemos en el conocimiento de “la bondad de Dios”, esto nos ayudará a descansar más y más en lo que Dios está haciendo, aun cuando las circunstancias sean malas. Por tanto, la pregunta ahora es: ¿Estoy creciendo en el conocimiento de Dios? ¿Estoy viviendo en conformidad a ese conocimiento? ¿Reflejan mis oraciones el conocimiento que he adquirido de Dios por medio de Su Palabra?

Y, en tercer lugar, el salmo 83 nos recuerda que, al final de todo, cuando Dios juzgue a las naciones, Su nombre será dado a conocer y todos sabrán que solo Él es el Altísimo. Y, en conexión a ello, creo es muy apropiado recordar las palabras de Pablo cuando escribió a la iglesia en Filipos, diciendo: 5Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Fil. 2:5-11)

Hermanos, hermanas. A Jesucristo le fue dado el juicio de este mundo. Y un día Jesús regresará al mundo para destruir todas las alianzas de las naciones que se levantarán en contra Él (Ap. 19: 11-21; 20:7-10), y el resultado final de aquella batalla será el reconocimiento de la misma verdad que el salmo 83 proclama: Dios es altísimo, Su poder y dominio están sobre todas las cosas, y al final, su nombre y solo Su nombre será proclamado; de modo que toda rodilla se doblará, y todos los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra, confesarán que Jesús es el Señor, para gloria de Dios Padre.


PREGUNTAS DE REPASO

  1. ¿Cuál es el género del salmo 83 y cuáles son sus características?
  2. ¿Cómo se divide el salmo? (secciones)
  3. ¿Cuál es la frase sencilla que resume el tema del salmo 83?
  4. ¿Cómo podemos aplicar este salmo a nuestras vidas? (Considera: (1) los conflictos que compartimos todos los creyentes y nuestro deber a orar unos por otros, y (2) la victoria de Jesucristo cuando venga a traer juicio sobre el mundo y sus enemigos)
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