El miércoles pasado, en el estudio vimos cómo Dios ha provisto varias personas, dinero y apoyo para la Iglesia Berea. Por la gracia de Dios, la Iglesia Berea es una iglesia establecida con membresía y liderazgo. ¿Ahora qué? ¿Cómo avanzamos? ¿Cuál es el próximo paso para nuestra iglesia? Bueno, la gran comisión que nos dio Jesucristo (Mateo 28) es hacer discípulos. La Iglesia Berea se inició porque hermanos y hermanas en Cristo tomaron en serio esta gran comisión. A Dios sea toda la gloria. ¡Él ha hecho grandes cosas! Me gustaría profundizar en este tema en más detalle hoy día y durante los próximos dos domingos con una serie titulada “Una Iglesia Establecida a Una Iglesia que Reproduce.”

Este estudio continúa construyendo sobre nuestro tema para el año “Predicando a Cristo: El Evangelio, Evangelismo y Misiones”. Me gustaría recordarnos que mantengamos este lema en nuestras mentes durante todo este año como iglesia. Para empezar, permítanme leer un pasaje maravilloso en Efesios 3 y luego hacer algunos breves comentarios como introducción sobre su importancia para la iglesia local y su misión de hacer discípulos que hacen discípulos o para decirlo en otras palabras, “una iglesia establecida a una iglesia que reproduce.”
Efesios 3:7-11, 20-21
7 del cual yo fui hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado según la operación de su poder.
8 A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo,
9 y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas;
10 para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales,
11 conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor,
20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros,
21 a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.
He mencionado los siguientes puntos de este pasaje anteriormente, pero es importante escucharlos nuevamente.
1. La iglesia local es el agente central en el plan de Dios. V. 10 «para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia …»
2. La iglesia local es el medio principal para mostrar la sabiduría de Dios.
3. La iglesia local es el plan “A” de Dios para todas las edades. V. 21 “a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.» No existe un plan «B».
4. La iglesia logra mucho más de lo que nosotros pensamos. V. 20 “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.»
5. Dios recibe gloria en la iglesia a través de todas las generaciones. V. 21 “a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.»
Si nuestra dirección en el ministerio de la iglesia Berea no se centra en la importancia de la iglesia local y la futura plantación de más iglesias locales, no cumpliremos la meta y el plan de Dios para la iglesia. Cristo ama a la iglesia. Dios diseñó a la iglesia para que fuera su agente para cumplir su voluntad en la tierra. La iglesia local es Su agente y resultado principal de las misiones bíblicas.
Las misiones (o “hacer discípulos que hacen discípulos”) no es una opción para la iglesia Berea; es un mandamiento. Alcanzar al mundo es el orden de marcha de la iglesia. Los misioneros son “el producto” (o resultado) de una iglesia local obediente y saludable en lugar de simplemente tener a “alguien” como voluntario para servir en misiones.
Una iglesia que es bíblicamente obediente y sigue los principios (y los ejemplos) de las iglesias en el libro de Hechos, tarde o temprano se verá involucrada (un una forma u otra) en el ministerio de fundar iglesias. La práctica de la oración, el discipulado, la alabanza y la enseñanza producirán en la iglesia el “desbordamiento natural” en el ministerio evangelístico y misionero.
Hacer discípulos, es la misión (o su A.D.N) de la iglesia entera. Como individuos el velar por el avance del evangelio, no es realmente “ser una iglesia misionera”, es ser una iglesia entregada y dedicada a la gran comisión. “Hacer discípulos” en todo lugar, en donde sea que se esté, que el evangelio de Jesucristo sea proclamado.
Debemos estar comprometidos con nuestra iglesia local. No solo vamos a oír la palabra de Dios, vamos a ayudar a equipar (o capacitar) a otros para la gran comisión del Señor.
A través de las Escrituras, Dios revela su deseo de darse a conocer entre las naciones y redimir un pueblo para sí (Salmo 96:3; Ti. 2:14). Y Él llama a ese pueblo a acompañarlo en su misión. Aun así, muchos creyentes siguen sin comprometerse con la gran comisión. Claro, no todo individuo está llamado a ser misionero que debe dejar su país o ciudad, pero para ser obediente a la gran comisión, todo discípulo debe estar involucrado en las misiones. Con todo esto en mente, me gustaría dar seis razones para animarnos a participar en las misiones a través de nuestra iglesia Berea.
Me gustaría comunicarlo de la siguiente manera. Mi deseo y oración es que cada uno de nosotros en la Iglesia Berea participe intencionalmente en misiones (o “haciendo discípulos que hacen discípulos”) a través de nuestra iglesia local debido a una pasión por la gloria de Dios, debido a una compasión por los perdidos (los inconversos), debido a una confianza en el evangelio de Jesucristo, debido a una obediencia a la Palabra de Dios, debido a un compromiso firme con la iglesia local, y por nuestro gozo y el futuro gozo de otros.
Durante esta serie, vamos a examinar dos de las seis cada semana. Hoy examinaremos los dos primeros: Una pasión por la gloria de Dios y una compasión por los perdidos.
1) Una Pasión por la gloria de Dios
Este es el motivo más importante para participar en la gran comisión (o misiones). La gloria de Dios es la razón fundamental de las misiones porque Su gloria es el propósito de todas las cosas. La intención de las misiones es la exaltación de Dios y solo Dios: “Mi gloria, pues, no daré a otro” Isaías 48:11.
¿Qué es la gloria de Dios? La gloria de Dios es la manifestación de su infinita grandeza, esplendor, valor, y santidad. Hoy la gloria de Dios es revelada en Jesús, quien es “el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza” Heb. 1:3.
Aquellos que han vislumbrado la gloria de Dios en Cristo se caracterizan por una pasión por darle a conocer, a tal punto de ser impulsados a invitar a otros a experimentar su gloria a través de la adoración con plenitud de gozo. Como resultado, los discípulos verdaderos de Jesucristo no descansarán hasta que Dios reciba toda la gloria que Él merece de toda tribu, lengua, pueblo, y nación (Salmo 96).
Lo siguiente es un fragmento del libro “¡Alégrense Las Naciones! La Supremacía de Dios en Las Misiones” por John Piper (paginas 246–247).
Las misiones existen porque la adoración no existe. El tema primordial que las misiones abordan es que la gloria de Dios está sumamente deshonrada entre los pueblos del mundo. Cuando Pablo llevó la acusación de su propio pueblo al clímax en Romanos 2:24 dijo, “El nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros.” Este es el mayor problema en el mundo, y la mayor infamia.
La gloria de Dios no es honrada.
La santidad de Dios no es reverenciada.
La grandeza de Dios no es admirada.
El poder de Dios no es alabado.
La verdad de Dios no es vista.
La sabiduría de Dios no es estimada.
La belleza de Dios no es atesorada.
La bondad de Dios no es saboreada.
La fidelidad de Dios no es confiada.
Los mandamientos de Dios no son obedecidos.
La justicia de Dios no es respetada.
La ira de Dios no es temida.
La gracia de Dios no es querida.
La presencia de Dios no es apreciada.
La persona de Dios no es amada.
El infinito y todo glorioso Creador del universo, por quien existen todas las cosas y por quien todas las cosas subsisten, el cual sostiene la vida de toda persona en espíritu en todo momento (Hechos 17:25) es menospreciado, no creído, desobedecido y deshonrado entre los pueblos del mundo.
Esa es la razón esencial para las misiones.
Una motivación bíblica para las misiones no proviene de la gloria del hombre, ni del crecimiento y expansión de nuestra iglesia o incluso de la UCB, sino que la gloria de Dios es la meta más alta de las misiones. Romanos 11:36 nos dice “Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.”
TODOS nosotros en la Iglesia Berea debemos participar intencionalmente en misiones (o hacer discípulos que hacen discípulos) a través de nuestra iglesia local debido a una pasión por la gloria de Dios.
2) Una Compasión por los perdidos
Una segunda motivación para que cada uno de nosotros en la Iglesia Berea participe intencionalmente en misiones (o haciendo discípulos que hacen discípulos) a través de nuestra iglesia local debido a una compasión por los perdidos.
Romanos 10:11-15 “Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!”
Los discípulos cautivados por la gloria de Dios muestran de manera práctica su amor por Dios en cómo aman a los demás (Mateo 22:39). Por amor, Jesús, de manera obediente, se sacrificó en la cruz por nuestra salvación y para la gloria de Dios.
Fil. 2:6-11 “el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.”
1 Juan 3:16 “En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.”
Como seguidores de Cristo, deseamos amar como Cristo amó y servir como Cristo sirvió. Por lo tanto, debemos amar sacrificialmente y trabajar con el fin de ver a otros reconciliados con Dios a través del evangelio de Jesucristo. Ser transformados por el evangelio nos motiva a usar todos los medios disponibles a nuestro alcance para ver a más pecadores disfrutar de una comunión con Cristo (1a Cor. 9:19-22). Un discípulo de Cristo sin un corazón por los perdidos es una anomalía.
¿Tienes una compasión bíblica por los perdidos? ¿Amas a los demás como Cristo los ama? ¿Te cuesta amar a otros que no conocen a Cristo? ¿Compartes fielmente a Cristo con los demás?
Pensando en el tema del evangelismo y nuestra iglesia… Si tenemos solamente, “un evangelismo programático” en nuestra iglesia, es insuficiente porque queda corto de lo que es la visión de Cristo para Su Iglesia. Después de todo, la iglesia debe hacer “el evangelio visible” (Juan 13:35; 17:20-21; Efesios 3). La iglesia capacita a personas para el ministerio y para compartir el evangelio verbalmente (Efesios 4:12). Nuestra iglesia no está llamada de modo exclusivo a tener un programa evangelístico ocasional; nuestra congregación es “un programa evangelístico”, uno creado y utilizado por Jesús.
Es por esto que nuestra iglesia local debe cultivar lo que llamamos “una cultura de evangelismo.” Los programas son eventos, nada más. Pero una cultura es una forma de vida. Los programas vienen y van. Pero una cultura permanece.
Tal cultura es más fácil observar que describir. No obstante, aquí hay algunas características:
1. La iglesia local trabaja para asegurarse de que cada miembro entienda bien y pueda articular con claridad el Evangelio. Por eso, hemos tomado el tiempo de nuevo este año para enseñar algunas series y estudios acerca del contenido del evangelio.
2. Los líderes y los miembros son animados regularmente a compartir el evangelio en sus distintas relaciones y contextos.
3. La iglesia local ora fielmente (como individuos y de forma congregacional) por las oportunidades evangelísticas de los demás. Por eso, el culto de oración debe tener una importancia en las vidas y rutinas de los miembros de la iglesia.
4. La iglesia local anima a los miembros a compartir el evangelio fielmente. En el contexto del discipulado bíblico en la iglesia local nos animamos a los unos a los otros a ser fiel al Señor y a nuestra misión.
5. Los miembros se esfuerzan en formar amistades con los amigos inconversos de sus amigos de forma que puedan ser otra influencia en la vida de un inconverso.
6. La iglesia procura cuidar de todos sus miembros y amarse los unos a los otros de tal manera que el evangelio sea visible para los de afuera (Juan 13:35).
Cada uno de nosotros en la Iglesia Berea debería participar intencionalmente en misiones (o hacer discípulos que hagan discípulos) a través de nuestra iglesia local debido a la pasión por la gloria de Dios y la compasión por los perdidos. ¿Tienes una pasión por la gloria de Dios? ¿Deseas ver el evangelio salir de nuestra iglesia a tu prójimo, a toda tu ciudad, y hasta los confines de la tierra? ¿Cuál es tu pasión en la vida? ¿Hay algo además de Cristo que está atrayendo tu atención y tus pasiones?
Mi deseo y oración es que cada uno de nosotros en la Iglesia Berea participe intencionalmente en misiones (o “haciendo discípulos que hacen discípulos”) a través de nuestra iglesia local debido a una pasión por la gloria de Dios y debido a una compasión por los perdidos. La próxima semana, examinaremos las siguientes dos motivaciones vitales para participar en la gran comisión: Una confianza en el evangelio de Jesucristo y una obediencia a la Palabra de Dios.
Aplicaciones para nuestras vidas y la visión y dirección de nuestra iglesia Berea este año:
– Buscamos cumplir esta comisión de hacer discípulos que hacen discípulos. ¿Eres un discípulo de Cristo? Si es así, ¿estás compartiendo a Cristo con otros? ¿A quién estás discipulando?
– Buscamos enviar obreros a la mies. ¿Estás dispuesto a servir al Señor en el campo misionero? ¿Hay otros en nuestra iglesia que crees que Dios está llamando al ministerio de tiempo completo?
–Buscamos reproducir nuevas iglesias en otros lugares. ¿Ves que esto traerá gloria a Dios? ¿Dónde están exactamente las necesidades en nuestra región, en nuestro país y en el mundo?
– Asumimos plenamente con gozo, el privilegio y la responsabilidad de participar en hacer discípulos que hacen otros discípulos, que plantan iglesias que empiezan otras iglesias. ¿Orarán conmigo para que nuestra iglesia aprenda a poner en práctica lo que hemos aprendido en obediencia a nuestro gran y fiel Salvador, Jesucristo?