Orando los salmos: Salmo 90

Dios, te alabamos por tu carácter eterno y misericordioso

El salmo noventa abre el cuarto libro de los salmos. El género de este salmo es el de “alabanza al Señor de la historia”, recordemos que los salmos de alabanza buscan alabar a Dios por quién es y por lo que ha hecho; y, en particular, en este salmo se alaba a Dios por su eternidad, sus cuidados eternos, y por las oportunidades que brinda a los hombres de corregir el curso de sus vidas. En una frase sencilla, el tema de este salmo se puede resumir en la siguiente oración: “Dios, te alabamos por tu carácter eterno y misericordioso”.

Este salmo se puede dividir en cuatro partes:

(I) ¿Quién es Dios? (vv 1-2)
(II) La relación de Dios con el hombre (vv 3-10)
(III) Reflexión y petición a Dios para vivir en sabiduría (vv 11-12)
(IV) El deseo del salmista de recibir las bendiciones de Dios (vv 12-17)

EXPLICACIÓN DEL SALMO 90

I. ¿Quién es Dios?

1 Señor, tú nos has sido refugio De generación en generación. 2 Antes que naciesen los montes Y formases la tierra y el mundo, Desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.

En el v. 1 el salmista afirma que Dios ha sido refugio suyo y del pueblo a pesar del paso del tiempo, ya que Él ha sostenido y cuidado a sus fieles en cada momento. Junto a ello, en el v. 2, el salmista señala el atributo de la eternidad de Dios al afirmar que Él es antes de toda creación, y, finalmente, agrega que Dios formó la tierra y el mundo, mostrando que Dios es eterno, poderoso y creador.

II. La relación de Dios con el hombre

3Vuelves al hombre hasta ser quebrantado, Y dices: Convertíos, hijos de los hombres. 4Porque mil años delante de tus ojos Son como el día de ayer, que pasó, Y como una de las vigilias de la noche. 5Los arrebatas como con torrente de aguas; son como sueño, Como la hierba que crece en la mañana. 6En la mañana florece y crece; A la tarde es cortada, y se seca. 7Porque con tu furor somos consumidos, Y con tu ira somos turbados. 8Pusiste nuestras maldades delante de ti, Nuestros yerros a la luz de tu rostro. 9Porque todos nuestros días declinan a causa de tu ira; Acabamos nuestros años como un pensamiento. 10Los días de nuestra edad son setenta años; Y si en los más robustos son ochenta años, Con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, Porque pronto pasan, y volamos.

En la segunda sección del salmo 90, el salmista se enfoca en la relación del Dios eterno con el hombre que vive en maldad (vv. 3,5,8); el cual se encuentra alejado de Dios y viviendo de una forma que no agrada a Dios, y en cuanto a esta relación el autor señala la reprensión de Dios al hombre alejado, quien les demanda que se conviertan y dejen sus caminos de maldad. La base para tal demanda queda establecida por las notables diferencias entre el hombre y Dios; por ejemplo, el hombre es finito comparado con Dios, que es eterno (v. 4), y el hombre es imperfecto comparado con Dios, que es perfecto (v. 8).


III. Reflexión y petición a Dios para vivir en sabiduría

11¿Quién conoce el poder de tu ira, Y tu indignación según que debes ser temido? 12Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría.

En la tercera parte de este salmo llegamos al clímax de la alabanza. En estos versos podemos ver que el salmista hace una pregunta: ¿Quién conoce el poder de tu ira, y tu indignación según que debes ser temido? Si tenemos en cuenta que Dios es todopoderoso, eterno y con la autoridad de hacer lo que quiera, entonces, podemos decir la respuesta para esta pregunta es “nadie, no hay quien pueda conocer o tener una idea del poder de su ira”. El autor se da cuenta de que es imposible conocer a Dios de la forma correcta, y más aún si te encuentras entregado a los deseos de la carne, ofendiendo a Dios y sin arrepentimiento. Por esto, en el v. 12, el salmista pide a Dios por sabiduría en su vida para que Dios le enseñe a vivir de forma justa y agradable a Él, y de este modo lograr entender que Dios es misericordioso, y es el único que puede y tiene toda la sabiduría para volver al hombre de su maldad.

IV. El deseo del salmista de recibir las bendiciones de Dios

12Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría. 13Vuélvete, oh Jehová; ¿hasta cuándo? Y aplácate para con tus siervos. 14De mañana sácianos de tu misericordia, Y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días. 15Alégranos conforme a los días que nos afligiste, Y los años en que vimos el mal. 16Aparezca en tus siervos tu obra, Y tu gloria sobre sus hijos. 17Sea la luz de Jehová nuestro Dios sobre nosotros, Y la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros; Sí, la obra de nuestras manos confirma.

Luego de hablar de la eternidad de Dios, de la relación de Dios con el hombre pecador, de la autoridad de Dios sobre el hombre finito, y de la posibilidad de ser enseñado y de vivir sabiamente por Dios, el autor llega a la conclusión de que Dios también puede bendecir al justo que vive en sabiduría. Por tanto, comienza a pedir a Dios que tenga misericordia, que los sacie y que los bendiga según los días que fueron afligidos por sus pecados. El salmista pide a Dios misericordia para tener alegría y así alabarle con cánticos, que exaltan sus atributos y Su persona. Además, el salmista desea una nueva relación de Dios con el pueblo, una donde Israel viva sabiamente, aprovechando bien los días, haciendo lo que es correcto y agradable a Dios. En conclusión, en el v. 17, el salmista pide a Dios que extienda sus favores, quite de sobre el pueblo la ira, y que Su favor esté sobre todo lo que el pueblo haga.

Así que, en resumen, en una frase sencilla podemos resumir el tema de este salmo con la siguiente oración: “Dios, te alabamos por tu carácter eterno y misericordioso”.

APLICACIÓN DEL SALMO 90 PARA LA IGLESIA

¿Cómo podemos aplicar este salmo a nuestras vidas?

  1. Podemos alabar a Dios por su carácter eterno. En nuestro día a día debemos alabar a Dios, porque Él es nuestro Señor y Salvador, hay muchos momentos para hacerlo, como cuando estamos en casa con nuestras familias, cuando vamos de camino al trabajo, incluso en conversaciones que tenemos con otros, podemos hablar de la eternidad de Dios y alabarle por eso.  
  2. Podemos descansar en Dios ya que sus cuidados nos acompañarán todos los días de nuestras vidas. Dios es eterno y misericordioso. Por tanto, ¿Cómo la verdad de la eternidad de Dios te da confianza hoy, mañana y siempre?
  3. Podemos pedir a Dios que nos enseñe a vivir con sabiduría delante de su presencia.  Buscándole en Su Palabra, conociéndole día a día por medio de las Escrituras, alejándonos del pecado (según lo que Él dice en Su palabra), y obedeciendo los mandatos que hallamos en Su Palabra (la Biblia). 

PREGUNTAS DE REFLEXIÓN PARA LA IGLESIA BEREA

  1. ¿Conoces más versículos que hablen de la eternidad de Dios? ¿Cuáles son?
  2. ¿De qué manera la verdad de la eternidad de Dios te da confianza, esperanza, o tranquilidad en el día a día? 
  3. ¿Qué pide el salmista a Dios? ¿Por qué pide eso?
  4. ¿Cuál es la garantía de los cuidados de Dios hacia sus hijos (loa creyentes en Jesucristo)?
  5. ¿Puedes orar hoy diciendo: “Dios, te alabamos por tu carácter eterno y misericordioso”? ¿Conoces que Dios es eterno y misericordioso? 
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