Orando los Salmos: Salmo 111

Dios, te alabaré siempre por tu fidelidad eterna

El Salmo 111 es una alabanza al Salvador de Israel. Normalmente podemos identificar el género del salmo en la primera línea, y el Salmo 111 es así.

Alabaré a Jehová con todo el corazón
En la compañía y congregación de los rectos.

Desde el principio del salmo, se identifica como un salmo de alabanza con la palabra “Aleluya”, que se puede traducir “alaben a Jehová”. El salmista va declarando que alabará a Jehová con todo su corazón, junto con toda la congregación, una referencia a la asamblea de los israelitas en sus fiestas religiosas (v. 1). Podemos ver que este salmo es un llamado a la nación de Israel a alabar a su Dios, y el resto del salmo da las razones por las cuales debe alabar a Jehová. Quiero destacar cuatro aspectos de los motivos para alabar a Dios del Salmo 111.

Las obras de Dios

El salmista hace mención varias veces de las obras de Jehová. Son grandes (v. 2), se caracterizan como gloriosas y hermosas (v. 3), sus maravillas son memorables (v. 4), manifiestan su poder (v. 6) y su mano obra la verdadera justicia (v. 7). Repasar las obras de Jehová hacia Israel es motivo de alabanza.

La fidelidad de Dios con Israel

Según el Salmo 111, Dios no es solamente grande, también es bueno y fiel. Dios hizo promesas para los hijos de Israel, haciendo que fuera pueblo suyo. Los pactos que hizo Jehová con Israel otorgaron muchos beneficios a su pueblo. Por ejemplo, el poder de Jehová garantizó la victoria a Israel sobre sus enemigos, dándole las naciones alrededor como una herencia (v. 6) y prometiendo el rescate de sus enemigos (v. 9). Por eso, la fuente de alabanza a Dios debe ser la compañía de los rectos, la congregación de Israel (v. 1). Recordar la fidelidad de Jehová con Israel es motivo de alabanza.

La duración de las promesas de Dios

Porque Dios es verdadero, fiel y eterno, sus promesas permanecen para siempre. Fíjense en las veces que el salmista destaca que la fidelidad de Dios con Israel es para siempre. La justicia de Dios es para siempre; por eso, la nación de Israel siempre puede confiar en Jehová (v. 3). Dios siempre se acordará de su pacto con Israel (v. 5) porque lo hizo para siempre (v. 9). Dios siempre hace lo que es justo y correcto (v. 7); todos los decretos que Jehová manda son seguros, afirmados para siempre y ejecutados correctamente (v. 8). Por eso, Dios merece loor y alabanza perpetua (v. 10). Entender que Jehová será fiel con Israel para siempre es motivo de alabanza.

La respuesta correcta delante Dios

¿Cómo deben responder los judíos frente a Dios tan poderoso y fiel? El salmista dice que aprecien las grandes obras de Jehová y se deleiten en ellas (v. 2). Deben ser “rectos” (v. 1) y temer a Dios (v. 5). ¿Qué quiere decir “temer a Jehová”? El versículo 10 nos explica el temor de Jehová con dos líneas paralelas:

10 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová;
Buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos

Lo principal de la sabiduría es temer a Jehová y el buen entendimiento es practicar sus mandamientos. En otras palabras, ser sabio o entender correctamente cómo funciona el mundo que Dios creó, es conocer a Dios y responderle correctamente. Es saber sus mandamientos y guardarlos. Una vida de sabiduría es vivir bajo la soberanía de Dios, sometiéndose a su voluntad y mandamientos. Por eso, un judío cantando el Salmo 111 y meditando en ello debe recordar y deleitarse en las obras maravillosas de Dios hacía su pueblo. Debe alabar a Dios por su fidelidad con Israel. Debe descansar en la fidelidad eterna de su Dios y la verdad de sus promesas. Debe obedecer los mandamientos de Jehová.

Dentro del contexto original del Salmo 111, el salmista quiere animar a que la nación de Israel alabe a Jehová por su fidelidad y sus promesas eternas con su pueblo. Podemos resumir el Salmo 111 con esta oración sencilla, “Dios, te alabaré siempre por tu fidelidad eterna”.

¿Cómo podemos aplicar el tema principal de este salmo a nuestras vidas?

El Salmo 111 nos motiva a alabar siempre a Dios por su fidelidad eterna. En su contexto original, fue un impulso para la nación de Israel que recordase su historia y meditase en la bondad de Jehová. Aunque no somos judíos, nosotros igual podemos repasar nuestra historia personal con el propósito de alabar a Dios por su gracia y fidelidad con nosotros. Pablo manda que Tito recuerde a los creyentes en Creta de su historia:

Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna (Tito 3:3–7; cp. 1ª Timoteo 1:12–17; Hechos 22; 26).

También es de mucho provecho pasar tiempo en familia y en la iglesia repasando la bondad y la fidelidad de Dios en nuestras vidas. Cuando escuchamos la historia de la gracia de Dios, debe provocarnos exclamar, “¡Dios, te alabaré siempre por tu fidelidad eterna!”

search previous next tag category expand menu location phone mail time cart zoom edit close