Continuamos esta mañana en nuestra serie, “Los Reyes de Israel.” Una serie que tiene el propósito de presentarnos quién es Dios. Un propósito de confrontarnos y, al mismo tiempo, animarnos con sus atributos como su fidelidad, su soberanía, y su misericordia. Todas sus acciones fueron orquestadas para llevar a cabo su plan general de redención para el mundo a través del Rey de Reyes, el Mesías, el ungido, Jesucristo.
Mi meta hoy es cubrir cuatro reyes. Dos reyes del reino del norte (Abiam y Asa) y dos del sur (Nadab y Baasa). El tema de los reinados de estos reyes es generalmente el mismo que aprendimos la semana pasada. La adoración dividida y continuación de la idolatría. También vemos los mismos atributos de Dios a lo largo de los reinados de estos cuatro reyes. Su fidelidad, su misericordia y su soberanía.
Mientras leemos 1 y 2 Reyes, debemos darnos cuenta de que el autor va y viene de los reyes del norte a los reyes del sur. Se nos da información sobre varios reyes del reino del sur, luego se nos da información sobre varios reyes del reino del norte. Hay un tipo de patrón que sigue el autor.
Como introducción a nuestro texto principal de hoy en 1 Reyes 15, me gustaría resumir la última parte del capítulo 14 como un puente para ayudarnos a entender el contexto del reino dividido justo después de los reinados de Jeroboam en el norte y Roboam en el sur.
El rey Jeroboam es muy importante porque estableció el camino hacia la idolatría en el reino del norte que condujo a su destrucción. Todos y cada uno de los siguientes reyes del norte siguen ese mismo camino de idolatría. Obviamente, Dios usa a algunos de los reyes para cumplir Sus propósitos, pero se dice que ninguno de los reyes del norte anduvo en el camino de David. De hecho, si estamos prestando atención al texto, a menudo veremos la siguiente frase sobre los reyes del norte, “E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, y anduvo en el camino de Jeroboam, y en su pecado con que hizo pecar a Israel.” Rey Jeroboam estableció este cáncer de idolatría en el reino del norte que realmente nunca termina hasta la destrucción del reino.
Dejamos el reino del norte por un momento ya que el texto se enfoca en el reino del sur, el rey Roboam, hijo de Salomón.
v. 21 dice que “Roboam hijo de Salomón reinó en Judá. De cuarenta y un años era Roboam cuando comenzó a reinar, y diecisiete años reinó en Jerusalén, ciudad que Jehová eligió de todas las tribus de Israel, para poner allí su nombre.”
v. 22 dice que “Judá hizo lo malo ante los ojos de Jehová, y le enojaron más que todo lo que sus padres habían hecho en sus pecados que cometieron. Porque ellos también se edificaron lugares altos, estatuas, e imágenes de Asera, en todo collado alto y debajo de todo árbol frondoso. Hubo también sodomitas en la tierra, e hicieron conforme a todas las abominaciones de las naciones que Jehová había echado delante de los hijos de Israel.”
Estos versículos nos comparten una triste realidad de Judá. Vemos la nueva normalidad del pecado y la idolatría. El pecado rara vez es algo nuevo, por lo general es lo mismo de siempre. Es predecible. No pasó mucho tiempo en Judá antes de que se aceptara la idolatría. Se edificaron lugares altos, estatuas e imágenes en todo collado alto y debajo de todo árbol frondoso. Las personas que crecieron en Judá solo han visto altares a dioses falsos en el monte de los Olivos frente a la ciudad de Jerusalén (1 Reyes 11:7-8).
En el v. 24, vemos que el sexo y la adoración se mezclaron porque había sodomitas en la tierra. Vuelva a escuchar atentamente lo que dice la última parte del v. 24, “e hicieron conforme a todas las abominaciones de las naciones que Jehová había echado delante de los hijos de Israel”. No solo Israel en el norte, sino también Judá en el sur está cometiendo las mismas abominaciones de las naciones que expulsaron de Canaán. Si Israel y Judá se estaban convirtiendo en otra Canaán, ¿qué les sucederá eventualmente? Como veremos más adelante, ambos serán expulsados como castigo de Dios. El reino del norte será derrotado y llevado a Asiria. El reino del sur también será derrotado y llevado a Babilonia.
El libro de los Reyes enfatiza el hecho de que Dios siempre se relaciona con su pueblo de acuerdo con su palabra revelada a pesar de la infidelidad del pueblo. El pueblo de Dios es infiel, pero Dios siempre será fiel a Su Palabra.
Para los judíos que leyeron 1 y 2 Reyes mientras estaban en el exilio, una de las mayores promesas fue la restauración de la tierra. Si Dios fue fiel a Sus promesas y cumplió Su promesa al exiliar a los judíos, entonces Dios será fiel a Su promesa al devolver a los judíos del exilio. ¡Hay esperanza, gracia y misericordia en eso! No somos judíos, pero también estamos leyendo la historia de cómo obra nuestro Dios. Si Dios fue fiel a todas sus promesas en esos días para esas personas, también debemos confiar en que él será fiel a su palabra revelada en la Biblia.
Ahora en el capítulo 15, la historia continúa con dos reyes en el sur, Abiam (vv. 1-8) y Asa (vv. 9-24).
vv. 1-6 “En el año dieciocho del rey Jeroboam…Abiam comenzó a reinar sobre Judá, y reinó tres años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Maaca…Y anduvo en todos los pecados que su padre había cometido antes de él; y no fue su corazón perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de David su padre. Mas por amor a David, Jehová su Dios le dio lámpara en Jerusalén, levantando a su hijo después de él, y sosteniendo a Jerusalén; por cuanto David había hecho lo recto ante los ojos de Jehová, y de ninguna cosa que le mandase se había apartado en todos los días de su vida, salvo en lo tocante a Urías heteo. Y hubo guerra entre Roboam, y Jeroboam todos los días de su vida.”
¿Ves cómo el autor, una vez más, está enfatizando la fidelidad de Dios a Su palabra y a sus pactos? La importancia de una ciudad (Jerusalén), y el reino del sur (los hijos de David) donde Dios había puesto su aprobación. Y debido a esto, el reino del sur siempre tendrá una situación un poco mejor que el reino del norte. En el norte, veremos constantemente el cambio de reyes malvados que continúan en el camino que ha trazado Jeroboam. El norte y el sur seguirán luchando entre sí. Es como si no tuvieran un Dios común que los uniera. Su adoración estaba completamente mal. Se parecía más a las prácticas de adoración de las naciones de Canaán que a un reino unido bajo el rey David.
En vv. 7-8, vemos una declaración común resumida en el libro de los Reyes. “Los demás hechos de Abiam, y todo lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? Y hubo guerra entre Abiam y Jeroboam. Y durmió Abiam con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de David; y reinó Asa su hijo en su lugar.” Necesitamos prestar atención al enfoque del autor en el texto. Esta declaración resumida y todas las demás básicamente dicen: “Este rey hizo muchas otras cosas, pero puedes ir a la biblioteca para leer sobre eso.” Quería que supiéramos cómo adoraba este rey y a quién adoraba.
A continuación, el texto nos presenta al próximo rey del sur.
vv. 9-11 “En el año veinte de Jeroboam rey de Israel, Asa comenzó a reinar sobre Judá. Y reinó cuarenta y un años en Jerusalén; el nombre de su madre fue Maaca, hija de Abisalom. Asa hizo lo recto ante los ojos de Jehová, como David su padre.”
Ok, bueno, eso es un poco diferente a lo que hemos estado leyendo sobre los reyes hasta ahora. ¿Qué hizo o dejó de hacer el rey Asa para ser llamado un buen rey? Bueno, se trata del tema de la idolatría. Escucha lo que dice el texto…
vv. 12-16 “Porque quitó del país a los sodomitas, y quitó todos los ídolos que sus padres habían hecho. También privó a su madre Maaca de ser reina madre, porque había hecho un ídolo de Asera. Además, deshizo Asa el ídolo de su madre, y lo quemó junto al torrente de Cedrón. Sin embargo, los lugares altos no se quitaron. Con todo, el corazón de Asa fue perfecto para con Jehová toda su vida. También metió en la casa de Jehová lo que su padre había dedicado, y lo que él dedicó: oro, plata y alhajas. Hubo guerra entre Asa y Baasa rey de Israel, todo el tiempo de ambos.”
El rey Asa fue “un buen rey” porque:
1. Él quitó del país a los sodomitas
2. Él quitó todos los ídolos que sus padres habían hecho.
3. Además, (dice el texto) deshizo Asa el ídolo de su madre (o “la reina madre”), y lo quemó junto al torrente de Cedrón.
4. También metió en la casa de Jehová (el templo) lo que su padre había dedicado, y lo que él dedicó: oro, plata y alhajas.
Con todo, el corazón de Asa fue perfecto para con Jehová toda su vida. La única cosa mala que dice el texto era “Sin embargo, los lugares altos no se quitaron.” Los lugares altos eran los lugares que eran usados para la adoración. En un pasaje paralelo en 2 Crónicas 16, vemos otra afirmación negativa sobre el rey Asa a través del profeta Hanani, que dice: “Por cuanto te has apoyado en el rey de Siria, y no te apoyaste en Jehová tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria ha escapado de tus manos.”
1 Reyes 15:23, da el resumen del reinado de Asa. “Los demás hechos de Asa, y todo su poderío, y todo lo que hizo, y las ciudades que edificaron, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? Mas en los días de su vejez enfermo de los pies.” 2 Cron 16:12 agrega un comentario importante, “en su enfermedad no buscó a Jehová, sino a los médicos.” Asa fue un rey que empezó bien, no perfectamente, pero mejor que su padre, pero no terminó bien su reinado ni su vida.
El relato vuelve al reino del norte con el reinado del rey Nadab (vv. 25-31). El v. 26 resume muy bien el reinado del rey Nadab. “E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, andando en el camino de su padre, y en los pecados con que hizo pecar a Israel.” Vemos una vez más, el patrón de idolatría que estableció Jeroboam y que el reino del norte continuó siguiendo. Podríamos llamarlo, “la Jeroboamización de Israel.”

27 Y Baasa hijo de Ahías, el cual era de la casa de Isacar, conspiró contra él, y lo hirió Baasa en Gibetón, que era de los filisteos; porque Nadab y todo Israel tenían sitiado a Gibetón.
28 Lo mató, pues, Baasa en el tercer año de Asa rey de Judá, y reinó en lugar suyo.
29 Y cuando él vino al reino, mató a toda la casa de Jeroboam, sin dejar alma viviente de los de Jeroboam, hasta raerla, conforme a la palabra que Jehová habló por su siervo Ahías silonita;
30 por los pecados que Jeroboam había cometido, y con los cuales hizo pecar a Israel; y por su provocación con que provocó a enojo a Jehová Dios de Israel.
Para comunicar todo esto en una frase, Baasa mató a Nabad y reinó en su lugar e inmediatamente mató a toda la casa de Jeroboam conforme a la palabra de Jehová (1 Reyes 14).
Una vez más, vemos que Dios es fiel a su palabra y que es soberano sobre todos los acontecimientos para cumplir sus propósitos. Todo lo que sucedió fue el resultado de la idolatría y, sin embargo, Dios usó a hombres malvados para lograr sus propósitos.
El v. 31 nos da la declaración resumida del rey Nadab, “Los demás hechos de Nadab, y todo lo que hizo, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?”
v. 33-34 “En el tercer año de Asa rey de Judá, comenzó a reinar Baasa hijo de Ahías sobre todo Israel en Tirsa; y reinó veinticuatro años. E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, y anduvo en el camino de Jeroboam, y en su pecado con que hizo pecar a Israel.” Un nuevo rey, sí, pero sin nuevos cambios. Es más de lo mismo. Idolatría. Este es el punto principal del libro de Reyes. El resultado de la idolatría es predecible. Cada vez. No hay sorpresas. La idolatría siempre irá en la misma dirección. La idolatría siempre irá al mismo destino. A menos que se arrepienta, el final es siempre la muerte. Un versículo del Nuevo Testamento para este concepto es Romanos 6:23 “Porque la paga del pecado es muerte.”
El libro de Reyes nos desafía a ver una lección importante y aplicarla a nuestras vidas. Adorar al Dios verdadero es mucho mejor que adorar ídolos o dioses falsos. Hay una locura en el pecado. Hacer las mismas cosas pecaminosas una y otra vez y esperar un resultado diferente. El pecado siempre destruye, pero, por otro lado, hay seguridad y protección en la obediencia a la Palabra revelada de Dios.

El relato del rey Baasa comienza en la primera parte del capítulo 16. Nos da información que continúa enfatizando la fidelidad y soberanía de Dios. El profeta Jehú dice que cualquiera de la familia de Baasa que muera en la ciudad, los perros se lo comerán. Cualquiera que muera en el campo, los pájaros se lo comerán.
¿Esto debería sorprendernos? No. Esto es exactamente lo que le sucedió al rey Jeroboam y su familia. Esto es otra muestra de los efectos del pecado y la idolatría en el reino del norte. Un nuevo rey, los mismos pecados. Otro rey, los mismos pecados.
vv. 5-7 “Los demás hechos de Baasa, y las cosas que hizo, y su poderío, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? Y durmió Baasa con sus padres, y fue sepultado en Tirsa, y reinó en su lugar Ela su hijo. Pero la palabra de Jehová por el profeta Jehú hijo de Hanani había sido contra Baasa y también contra su casa, con motivo de todo lo malo que hizo ante los ojos de Jehová, provocándole a ira con las obras de sus manos, para que fuese hecha como la casa de Jeroboam; y porque la había destruido.”
El énfasis o enfoque de los libros de Reyes es claro.
1. Hay bendición en la obediencia a la palabra revelada de Dios. Hay juicio (o maldición) en desobedecer la palabra revelada de Dios.
2. Dios es fiel. No somos fieles. Dios inicia con fidelidad. El hombre responde con infidelidad.
3. Los conceptos de profecía y promesas. La profecía dice: “Dios dice que esto va a suceder”. Las promesas dicen: “sucedió tal como Dios dijo que sucedería”.

Vemos esto una y otra vez en los libros de los Reyes. Edifica nuestra fe al entender que las promesas que Dios hizo se cumplirán. Obedece la palabra revelada de Dios y no confíes en nada más. Solo Dios es fiel. Todas estas lecciones nos desafían a confiar únicamente en el Rey de Reyes para la salvación. En el mesías, el ungido, el hijo de David, el hijo de Dios, Jesucristo. Si eres un discípulo de Cristo, adóralo hoy mientras meditas en las lecciones del sermón. Si no has confiado en Cristo como tu salvador, hazlo hoy. Arrepiéntete de tus pecados y vuélvete a Cristo. Solo el Rey de reyes puede dar vida eterna al perdonar tus pecados.
La próxima semana, continuaremos en 1 Reyes mientras aprendemos sobre cuatro reyes del norte. Rey Ela, Rey Zimri, Rey Omri y Rey Acab.
Preguntas de repaso y aplicación:
1. Según el estudio, ¿cuáles son algunas de las lecciones del libro de 1 Reyes?
2. ¿Quiénes fueron los cuatro nuevos reyes en este estudio?
3. ¿Cuáles dos reyes eran del reino del sur?
4. ¿Cuáles fueron algunos atributos de Dios enfatizados en el sermón?
5. Según todo lo que hemos estudiado en la serie hasta ahora, ¿Qué tenían los reinos del norte y del sur en común? ¿Qué distinciones tenían los reinos del norte y del sur entre ellos?
6. ¿Qué significa “la Jeroboamización de Israel”?
7. ¿De qué manera ves estos atributos de Dios a lo largo del relato (1 Reyes 14-16)?
8. ¿Cuáles son algunas de las aplicaciones del estudio que te llamaron la atención?