Los Reyes de Israel (Rey Josías)

¡Hoy es domingo de la resurrección de nuestro Señor! Hoy es un día ideal para conectar nuestro estudio en el Antiguo Testamento de los reyes de Israel con la realidad de la resurrección de Cristo. Estudiar de los Reyes de Israel realmente importa. Nuestro estudio hará que los siguientes pasajes del Nuevo Testamento tengan más sentido. Debería tener un impacto profundo en nuestra meditación y apreciación de los pactos y las promesas de Dios, dados y luego cumplidos. Debería llevarnos a adorar a nuestro Dios santo y servirle solo a Él con toda nuestra vida en y a través de Su novia, la iglesia local, y someternos a la autoridad de Cristo en cada área de nuestra vida.

Mateo 21
9 Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!
10 Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es éste?
11 Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea.

Mateo 27

11 Jesús, pues, estaba en pie delante del gobernador; y éste le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y Jesús le dijo: Tú lo dices.
12 Y siendo acusado por los principales sacerdotes y por los ancianos, nada respondió.
37 Y pusieron sobre su cabeza su causa escrita: ESTE ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS.
38 Entonces crucificaron con él a dos ladrones, uno a la derecha, y otro a la izquierda.
39 Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza,
40 y diciendo: Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz.
41 De esta manera también los principales sacerdotes, escarneciéndole con los escribas y los fariseos y los ancianos, decían:
42 A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él.
43 Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere; porque ha dicho: Soy Hijo de Dios.

¿Cómo les impactan estos pasajes hoy? ¿Ustedes aprecian la lenta acumulación de contenido y lecciones que hemos visto en nuestra serie de los Reyes de Israel?

Como he dicho una y otra vez, mi serie de Los Reyes de Israel tiene el propósito general de presentarnos quién es Dios. Un propósito de confrontarnos y, al mismo tiempo, animarnos con sus atributos. En el texto de hoy, de nuevo, vamos a ver claramente los atributos de su soberanía, su fidelidad, su misericordia y su justicia. Todas sus acciones fueron coordinadas para llevar a cabo su plan de redención para el mundo a través del Rey de Reyes, el Mesías, el ungido, Jesucristo. Se nos recuerda una y otra vez que nada puede detener su plan y sus propósitos. La palabra de Dios es infalible.

El mes pasado, dejamos nuestro estudio del libro de 2 Reyes al final del capítulo 17. La caída y el cautiverio de Israel en el norte. Si pensabas que el pecado y la situación general en el norte era mala (y lo fue), al continuar en la última sección del libro de 2 Reyes (capítulos 18-25), nos daremos cuenta de que, en Judá, los mismos pecados estaban conduciendo al reino del sur por el mismo camino. Al final del libro, como veremos el próximo domingo, Judá también caerá y será llevado cautivo a Babilonia.

Nuestro texto principal esta mañana es el capítulo 23, pero antes de considerar su contenido, permítanme resumir brevemente los capítulos 18-22 para darnos el contexto de lo que está sucediendo en Judá.

En los capítulos 18-20, leemos sobre el Rey Ezequías, y parece muy prometedor para Judá. Seguramente Judá no seguirá el mismo camino pecaminoso que siguió Israel en el norte.

El rey Ezequías hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre, dice el v. 3.

El quitó los lugares altos, y quebró las imágenes, y cortó los símbolos de Asera, e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta entonces le quemaban incienso los hijos de Israel (v. 4).
En Jehová Dios de Israel puso su esperanza; ni después ni antes de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá (v. 5)

Él siguió a Jehová, y no se apartó de él, sino que guardó los mandamientos que Jehová prescribió a Moisés (v. 6).
Sólo de David y Ezequías entre los reyes davídicos se dijo que “Jehová estaba con él” (v. 7).

Finalmente, un rey casi como David. Esto parece un futuro esperanzador para Judá, ¿no?

En el capítulo 21, el reino de Judá da un giro espiritual completo. Hay un nuevo rey reinando y su nombre es Manasés. El reinado de cincuenta y cinco años de Manasés fue el reinado más largo de cualquier rey de Judá o Israel. Sin embargo, durante esos años eliminó todas las reformas del Rey Ezequías, aumentó la maldad y agotó la paciencia de Dios (23:26-27).

v. 9 dice que, “Manasés los indujo a que hiciesen más mal que las naciones que Jehová destruyó delante de los hijos de Israel.” V. 16 “Fuera de esto, derramó Manasés mucha sangre inocente en gran manera, hasta llenar a Jerusalén de extremo a extremo

11 Por cuanto Manasés rey de Judá ha hecho estas abominaciones, y ha hecho más mal que todo lo que hicieron los amorreos que fueron antes de él, y también ha hecho pecar a Judá con sus ídolos;
12 por tanto, así ha dicho Jehová el Dios de Israel: He aquí yo traigo tal mal sobre Jerusalén y sobre Judá, que al que lo oyere le retiñirán ambos oídos.
13 Y extenderé sobre Jerusalén el cordel de Samaria y la plomada de la casa de Acab; y limpiaré a Jerusalén como se limpia un plato, que se friega y se vuelve boca abajo.
14 Y desampararé el resto de mi heredad, y lo entregaré en manos de sus enemigos; y serán para presa y despojo de todos sus adversarios;
15 por cuanto han hecho lo malo ante mis ojos, y me han provocado a ira, desde el día que sus padres salieron de Egipto hasta hoy.

La maldad del Rey Manasés pone a Judá más allá de la esperanza de recuperación (23:26). El próximo rey, Amón, el hijo de Manasés, no era mejor.

19 De veintidós años era Amón cuando comenzó a reinar, y reinó dos años en Jerusalén…
20 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, como había hecho Manasés su padre.
21 Y anduvo en todos los caminos en que su padre anduvo, y sirvió a los ídolos a los cuales había servido su padre, y los adoró;
22 y dejó a Jehová el Dios de sus padres, y no anduvo en el camino de Jehová.

El capítulo 22 nos presenta a un nuevo rey. El joven, rey Josías.

1 Cuando Josías comenzó a reinar era de ocho años, y reinó en Jerusalén treinta y un años.
2 E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en todo el camino de David su padre, sin apartarse a derecha ni a izquierda.

Durante el reinado de Josías, hubo una necesidad desesperada de reforma espiritual en Judá después de los muchos años de maldad e idolatría bajo el Rey Manasés y el Rey Amón. El rey Josías se une a otros siete reyes de Judá que “hicieron lo recto ante los ojos de Jehová” (Rey Asa – 1 Reyes 15:11; Rey Josafat – 1 Reyes 22:43; Rey Joás – 2 Reyes 12:2; Rey Amasías – 2 Reyes 14:3; Rey Uzías – 2 Reyes 15:3; Rey Jotam – 2 Reyes 15:34; Rey Ezequías – 2 Reyes 18:3) El Rey Josías comparte una comparación favorable con el Rey David…“anduvo en todo el camino de David su padre, sin apartarse a derecha ni a izquierda”. Que bueno de Dios mandó un Josías tras el desastre del Rey Manasés y Rey Amón.

En el capítulo 22, hay un enfoque en “el libro de la ley”. El sumo sacerdote Hilcías encontró “el libro de la ley en la casa de Jehová” Ahora piensen por un segundo… ¿no suena extraño que el libro de la ley se haya perdido en el templo? Un comentario muy triste, no cierto, sobre la situación espiritual en Judá en ese momento. El libro de la ley fue leído (v. 8). El libro de la ley fue leído al rey por el escriba Safán. Luego declaró al rey, diciendo: El sacerdote Hilcías me ha dado un libro. Y lo leyó Safán delante del rey (v. 10). Cuando el rey escuchó las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestidos (v. 11).

Luego el rey dio orden al sacerdote Hilcías y otros, diciendo: Id y preguntad a Jehová por mí, y por el pueblo, y por todo Judá, acerca de las palabras de este libro que se ha hallado; porque grande es la ira de Jehová que se ha encendido contra nosotros, por cuanto nuestros padres no escucharon las palabras de este libro, para hacer conforme a todo lo que nos fue escrito (vv. 12-13).

La profetisa Hulda dio el siguiente mensaje de Dios.

15 Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Decid al varón que os envió a mí:
16 Así dijo Jehová: He aquí yo traigo sobre este lugar, y sobre los que en él moran, todo el mal de que habla este libro que ha leído el rey de Judá;
17 por cuanto me dejaron a mí, y quemaron incienso a dioses ajenos, provocándome a ira con toda la obra de sus manos; mi ira se ha encendido contra este lugar, y no se apagará.
18 Mas al rey de Judá que os ha enviado para que preguntaseis a Jehová, diréis así: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Por cuanto oíste las palabras del libro,
19 y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante de Jehová, cuando oíste lo que yo he pronunciado contra este lugar y contra sus moradores, que vendrán a ser asolados y malditos, y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia, también yo te he oído, dice Jehová.
20 Por tanto, he aquí yo te recogeré con tus padres, y serás llevado a tu sepulcro en paz, y no verán tus ojos todo el mal que yo traigo sobre este lugar.

El mensaje de Dios aquí establece que el juicio es cierto, pero se retrasa. El desastre está en camino, pero no ahora, por el arrepentimiento y la humildad del Rey Josías. Si bien no hay esperanza para Judá, definitivamente Dios mostró misericordia.

El autor se toma el tiempo para enfatizar la respuesta del Rey Josías a la Palabra de Dios. Su “corazón se enterneció” y “se humilló” delante de (la palabra de) Jehová” v. 19

En el capítulo 23, leemos todos los detalles de las reformas espirituales que puso en marcha el rey Josías. ¿Puedes imaginar la siguiente escena? Después de tantos años de ignorar la palabra revelada de Dios y sus implicaciones espirituales para la adoración en el templo, donde Dios prometió poner su nombre… ¡qué escena debe haber sido ésta!

1 Entonces el rey mandó reunir con él a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén.
2 Y subió el rey a la casa de Jehová con todos los varones de Judá, y con todos los moradores de Jerusalén, con los sacerdotes y profetas y con todo el pueblo, desde el más chico hasta el más grande; y leyó, oyéndolo ellos, todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehová.
3 Y poniéndose el rey en pie junto a la columna, hizo pacto delante de Jehová, de que irían en pos de Jehová, y guardarían sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos, con todo el corazón y con toda el alma, y que cumplirían las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro. Y todo el pueblo confirmó el pacto.

Veamos brevemente los vv. 4-20 y enumeremos todas las reformas espirituales que ordenó el rey Josías. Esta lista es exactamente lo contrario a lo que hizo el rey Manasés anteriormente en Judá.

v. 4 Sacó del templo de Jehová todos los utensilios que habían sido hechos para Baal, para Asera y para todo el ejército de los cielos; y los quemó fuera de Jerusalén, e hizo llevar las cenizas de ellos a Bet-el.
v. 5 Quitó a los sacerdotes idólatras que habían puesto los reyes de Judá para que quemasen incienso en los lugares altos en las ciudades de Judá, y en los alrededores de Jerusalén; y asimismo a los que quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, y a los signos del zodíaco, y a todo el ejército de los cielos.
v. 6 Sacó la imagen de Asera fuera de la casa de Jehová, fuera de Jerusalén, y la quemó en el valle del Cedrón, y la convirtió en polvo.
v. 7 Derribó los lugares de prostitución idolátrica que estaban en la casa de Jehová.
v. 8 Profanó (o destruyó) los lugares altos donde los sacerdotes quemaban incienso, desde Geba hasta Beerseba; y derribó los altares de las puertas que estaban a la entrada de la puerta.

v. 10 Profanó (o destruyó) a Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom, para que ninguno pasase su hijo o su hija por fuego al dios falso Moloc.
v. 11 Quitó los caballos que los reyes de Judá habían dedicado al sol a la entrada del templo de Jehová
v. 12 Derribó los altares que estaban sobre la azotea de la sala de Acaz, que los reyes de Judá habían hecho, y los altares que había hecho Manasés en los dos atrios de la casa de Jehová; y de allí corrió y arrojó el polvo al arroyo del Cedrón.
v. 13 Asimismo profanó el rey los lugares altos que estaban delante de Jerusalén, a la mano derecha del monte de la destrucción, los cuales Salomón rey de Israel había edificado al ídolo Astoret, al ídolo Quemos, y al ídolo Milcom.
v. 14 Quebró las estatuas, y derribó las imágenes de Asera.
v. 15 Destruyó el altar que estaba en Bet-el, y el lugar alto que había hecho Jeroboam, el que hizo pecar a Israel; aquel altar y el lugar alto destruyó, y lo quemó, y lo hizo polvo, y puso fuego a la imagen de Asera.
v. 19 Todas las casas de los lugares altos que estaban en las ciudades de Samaria (en el norte), las cuales habían hecho los reyes de Israel para provocar a ira, las quitó también Josías, e hizo de ellas como había hecho en Bet-el.
v. 20 Mató además sobre los altares a todos los sacerdotes de los lugares altos que allí estaban (en el norte), y quemó sobre ellos huesos de hombres, y volvió a Jerusalén.

De todo lo que acabamos de leer se puede sacar una gran lección para nosotros. Cuando la palabra de Dios se toma en serio, nuestras acciones siguen los mandamientos de Dios. Cuando tomamos en serio la palabra de Dios, deseamos someternos a la autoridad de Cristo en cada área de nuestras vidas. El Rey Josías se conmovió con la lectura de la Palabra de Dios y actuó de acuerdo con la Palabra de Dios. El Rey Josías sabía que el juicio de Dios vendría sobre Judá, pero aun así obedeció a Dios y ordenó que todo Judá siguiera los mandamientos de la palabra revelada de Dios.

Volvamos al v. 16. Dice, “Y se volvió Josías, y viendo los sepulcros que estaban allí en el monte, envió y sacó los huesos de los sepulcros, y los quemó sobre el altar para contaminarlo, conforme a la palabra de Jehová que había profetizado el varón de Dios, el cual había anunciado esto.”

Esto se conecta con la fascinante historia en 1 Reyes 13 del hombre de Dios de Judá que interrumpió el servicio de dedicación del Rey Jerobam al proclamar, “Altar, altar, así ha dicho Jehová: He aquí que a la casa de David nacerá un hijo llamado Josías, el cual sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman sobre ti incienso, y sobre ti quemarán huesos de hombres” (1 Reyes 13:2)

La palabra de Dios nunca falla. Infaliblemente se hará realidad. Siempre. Y si las promesas de Dios se cumplieron hace tantos años y siglos, ¿no deberíamos seguir confiando en la Palabra de Dios hoy? ¡Su palabra es incuestionablemente confiable! ¿Confías en la palabra de Dios? ¿Lees la Palabra de Dios? ¿Obedeces la Palabra de Dios? ¿O la Palabra de Dios está escondida en tu casa y nunca se lee ni se obedece?

Si creemos que es importante escuchar y obedecer la Palabra de Dios, permítanme conectar esta verdad con el sermón del domingo pasado sobre el servicio en la iglesia local. Los ancianos de esta iglesia tienen la responsabilidad de enseñar y proclamar la Palabra de Dios cada semana. Como miembros, su servicio al Señor en la iglesia local ayuda a sus pastores a mantenerse enfocados en la oración y el estudio de la Biblia para proclamar la palabra infalible de Dios. ¿Buscarás maneras de servir en la iglesia local? ¿Orarás por los futuros diáconos y miembros fieles de la iglesia Berea para que sirvan activamente a la novia de Cristo para el avance del evangelio en Antofagasta o hasta los confines del mundo?

Este episodio del reinado del rey Josías tiene muchas lecciones para nosotros, pero es parte de una historia más grande. La historia del reino dividido de los reyes de Judá en el sur. Aun así, esta historia encaja en la maravillosa historia de los pactos de Dios con David y Abraham. Todo ello encaja en la historia más grande de la Biblia. El plan de redención de Dios para el mundo a través del Rey de Reyes, el Mesías, el ungido, Jesucristo. Se nos recuerda una y otra vez que nada puede detener su plan y sus propósitos.

Hoy es un gran ejemplo. Hoy es el domingo de la resurrección de Cristo. Cristo prometió que resucitaría de entre los muertos.

Mateo 17:22-23 “Estando ellos en Galilea, Jesús les dijo: El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; mas al tercer día resucitará.” 

Marcos 8:31 “Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días.”

Lucas 9:22 “y diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas, y sea desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto, y resucite al tercer día.”

Mateo 28

1 Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro.
2 Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella.
3 Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve.
4 Y de miedo de él los guardas temblaron y se quedaron como muertos.
5 Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado.
6 No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor.

Juan 2:19-22 “Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? Mas él hablaba del templo de su cuerpo. Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron que había dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho.”

1ª Cor 15

12 Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos?
13 Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó.
14 Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe.
15 Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan.
16 Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó;
17 y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.

¡Nuestro Señor y Salvador vive!

Él resucitó el tercer día. Debería llevarnos a adorar a nuestro Dios santo y servirle solo a Él con toda nuestra vida en y a través de Su novia, la iglesia local, y someternos a la autoridad de Cristo en cada área de nuestra vida.

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