Estudio basado en Hechos 11:19-30 y 13:1-3
AUDIO:
El contenido y énfasis del Libro de los Hechos se puede resumir en la siguiente frase:

El contenido de los capítulos 11:16-30 y 13:1-3 se puede resumir de la siguiente manera:

Hechos 11:19-30
19Ahora bien, los que habían sido esparcidos a causa de la persecución que hubo con motivo de Esteban, pasaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, no hablando a nadie la palabra, sino sólo a los judíos. 20Pero había entre ellos unos varones de Chipre y de Cirene, los cuales, cuando entraron en Antioquía, hablaron también a los griegos, anunciando el evangelio del Señor Jesús. 21Y la mano del Señor estaba con ellos, y gran número creyó y se convirtió al Señor. 22Llegó la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba en Jerusalén; y enviaron a Bernabé que fuese hasta Antioquía. 23Este, cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor. 24Porque era varón bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una gran multitud fue agregada al Señor. 25Después fue Bernabé a Tarso para buscar a Saulo; y hallándole, le trajo a Antioquía. 26Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía.
27En aquellos días unos profetas descendieron de Jerusalén a Antioquía. 28Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu, que vendría una gran hambre en toda la tierra habitada; la cual sucedió en tiempo de Claudio. 29Entonces los discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar socorro a los hermanos que habitaban en Judea; 30lo cual en efecto hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo.
Hechos 13:1-3
1Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo. 2Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. 3Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron

En estos versos podemos aprender que:






PARA REFLEXIONAR:
Quisiera detenerme un momento para hacer algunos paralelos entre lo que hemos visto respecto a la historia fundacional de la iglesia de Antioquía (es decir, la manera que llegó el evangelio a la ciudad, a quienes les fue predicado el evangelio, y finalmente, quienes llegaron a conformar esta iglesia según hechos 11:19-30), y lo que ha sido nuestra historia como Iglesia Berea en Antofagasta y la misión (GMSA). Para los que conocen un poco más de nuestra historia:
1. Pensemos un poco en cómo fue que llego el evangelio a este lugar. Piensen en quienes salieron de sus países y ciudades para venir a predicar el evangelio al norte de Chile, y luego en Antofagasta ¿No dejaron acaso sus comodidades para viajar hasta aquí? ¿No fueron acaso obedientes y fieles al Señor en llevar la Palabra de Dios a esta ciudad? ¿No es acaso la predicación de la Palabra de Dios en Antofagasta un obvia evidencia del avance del evangelio en todas las naciones?
2. Ahora pensemos en “a quienes se les predicó el evangelio de Cristo”. ¿Acaso fueron solo los de cierta edad los que escucharon? ¿Acaso se les predicó a los que tenían cierta educación? ¿Acaso creyeron solo los chilenos que vivían en Antofagasta? ¿Acaso la salvación se anunció solo a los que eran moralmente correctos? Por supuesto que no. Y, es más, nuestra congregación refleja perfectamente que el evangelio fue predicado a todos; diversas edades, procedencias, costumbres, familias, educación, etc. ¿No es acaso la predicación del evangelio en Antofagasta una evidencia de la predicación a todos los hombres?
3. Finalmente, veamos hermanos, entre nosotros mismo, cómo el Señor salvó y añadió a quién Él quiso a esta congregación; a esta iglesia local. Miren a su alrededor ¿Acaso somos todos oriundos de Antofagasta? ¿Acaso todos tenemos el mismo trasfondo cultural o social? ¿Acaso todo provienen de familias cristianas? ¿Acaso todos somos chilenos? ¿Acaso todos llegamos a esta ciudad por las mismas razones? ¡Claro que no! Sin embargo, lo que Jesucristo ha hecho es algo maravilloso porque, a pesar de las cosas que nos distinguen, lo que verdaderamente nos une es nuestra común Fe en Jesucristo (Ef. 4:1-6).
Hermanos, pienso que nosotros, al igual que la iglesia en Antioquía, también somos un testimonios vivo de la obra de Dios en salvar a personas de diversos trasfondos, costumbres, edades, lengua, y procedencias a través de la fiel predicación del evangelio. Y ¡Qué maravilloso es eso! Aún después de dos mil años, la palabra de Dios sigue avanzando y el evangelio sigue rompiendo barreras culturales, nacionales, y fronteras, para unir en una sola iglesia a creyentes de toda lengua, pueblo y nación. ¡Gloria a Dios por ello!