Que Dios abra los ojos ciegos

Como cristianos, una petición constante es la salvación de los inconversos. ¿Cómo podemos formar oraciones bíblicas por la salvación de los no creyentes? En 1ª Juan 5:14, el apóstol dice, «Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye». Podemos orar con toda confianza cuando pedimos la voluntad de Dios, y sabemos que estamos orando la voluntad de Dios cuando oramos las Escrituras. El propósito de este estudio es ayudarnos a armar oraciones bíblicas por los inconversos.

En primer lugar, podemos orar con confianza pidiendo que toda la gloria sea para Dios. Nuestra oración por los inconversos es que sean salvos, y el motivo de la oración es que Dios sea glorificado.

En segundo lugar, podemos orar con confianza pidiendo que el evangelio alcance a los inconversos. El medio por el cual Dios salvará a los inconversos es la proclamación del evangelio, por eso, proclamamos el evangelio donde estemos y pedimos que otros hermanos también proclamen el evangelio.

En tercer lugar, podemos orar con confianza pidiendo que Dios abra los ojos ciegos de los inconversos. Oramos que Dios obre en los corazones de los no creyentes porque la salvación es del Señor. Nadie puede salvarse a sí mismo y aparte de la obra de Dios, nadie puede ser salvo (Juan 6:65). Es Dios que salva a los pecadores.

  • Muchas veces los inconversos que escuchan el evangelio no lo reciben. Pablo explica que “el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo…” (2ª Corintios 4:4). Es solo Dios, el mismo quien dijo “Sea la luz”, y fue la luz (Génesis 1:3), quien puede hacer que la luz resplandezca en sus corazones, para entender que Jesucristo es Dios (2ª Corintios 4:6).
  • Por eso, Pedro dice que Dios es “aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable…” (1ª Pedro 2:9). La salvación es de Dios, quien nos llamó de nuestras tinieblas y ceguera a su luz.
  • Jesús le dijo a Pedro, después de confesar que Jesús era el Cristo, que no fue carne ni sangre que se lo reveló, sino Dios el Padre (Mateo 16:17). La salvación depende de la obra de Dios.
  • En la epístola a los efesios, Pablo se refiere a nuestra condición inconversa como muerte espiritual. Los muertos no pueden responder, y lo único que puede cambiar su situación es recobrar la vida. Estábamos muertos en pecados, pero Dios “nos dio vida juntamente con Cristo” (Efesios 2:5).
  • Jesús dijo lo mismo a sus discípulos, “Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos [espirituales] oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán” (Juan 5:25).
  • Podemos ver un ejemplo bíblico en la vida de Lidia de Filipo; “el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía” (Hechos 16:14).

Cuando oramos por la salvación de los inconversos, estamos pidiendo que Dios les salve. Como pecadores, nuestra condición pecaminosa requiere que Dios abra nuestros ojos ciegos para que la luz de la gloria de Jesús resplandezca en nuestros corazones. Requiere que Dios nos dé vida espiritual para que podamos responder a su voz. Requiere que Dios abra nuestros corazones para que prestemos atención al evangelio, porque la salvación es de Dios. Por eso, cuando oramos por los inconversos, siempre pedimos que Dios abra los ojos ciegos.

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