Conociendo los libros de la Biblia: Levítico

Continuando con la serie “conociendo los libros de la Biblia” esta semana aprenderemos un poco más sobre el tercer libro del pentateuco, Levítico. Y para ello, comencemos con algunos datos históricos que forman parte del contexto de este libro.

CONTEXTO HISTÓRICO

Después de la salida de Egipto, Dios llevó a Moisés y a todo Israel hasta el Monte Sinaí. En este lugar Dios habló a Moisés y le dio leyes y mandamientos (Ex. 19-40; Lv. 1-27) que harían de Israel un pueblo notoriamente distintos al resto de las naciones (Lv. 20:22-26). Israel habían sido escogido y apartado para ser el pueblo de Dios (Ex. 6:6-7). Y junto a ello, Jehová había prometido morar en medio de Israel (Lv. 26:11-12; 29:45). Sin embargo, la presencia de Dios y Su santidad eran demasiado peligrosa para Israel (cp. Ex.19:12), por lo que era necesario que Jehová proveyera un acceso seguro para el pueblo y, a su vez, que éste se acercara a Él de una manera acorde con Su santidad (Lv. 11:44).

A partir del capítulo 19 del libro del Éxodo leemos que Dios habla a Moisés desde la cumbre del Monte Sinaí (Ex. 19:3) y le da una serie de leyes, mandamientos, días de fiestas (Ex. 20-24), e instrucciones relacionadas con la construcción de un altar central (cp. Lv. 17) y una tienda especial llamada “el Tabernáculo” o “Tabernáculo de reunión” (Ex. 25-27), que iba a ser la primera morada física de Dios en medio de Su pueblo. Una vez finalizado el Tabernáculo (Ex. 39-40), el libro del Éxodo termina narrando aquel maravilloso evento cuando la gloria de Dios descendió por primera vez sobre el Tabernáculo de reunión y todo aquel lugar quedó lleno de la presencia de Dios (Ex. 40:34-35). Inmediatamente a esto, en el libro de Levítico leemos que Jehová ahora llama a Moisés desde el Tabernáculo de reunión y le da un conjunto estructurado y determinado de leyes y especificaciones sobre los rituales, los sacerdotes (y todos los que están a cargo del servicio en el tabernáculo), y la pureza que era requerida entre los moradores del pueblo; todo con el fin de dirigir a Israel a vivir como una nación santa que está en comunión con un Dios santo (cp. Lv. 18:1-5: 19:1-2).  

TEMA DEL LIBRO

En cuanto al tema, el libro de Levítico en sí forma parte de un código legal para el bienestar integral de la nación. Y, a pesar de que las leyes que le conforman son presentadas con un estilo netamente narrativo, el libro no se enfoca en el desarrollo de la historia Israel o del Antiguo Testamento (aunque tiene una breve sección histórica en los caps. 8-10), sino que, más bien, registro un conjunto de ordenanzas para que los sacerdotes guíen y enseñen a la nación de Israel (1) cómo podían tener acceso a Dios y (2) cómo debían andar con Dios (Lv. 10:8-11). En una frase sencilla, el tema de Levítico puede resumir de la siguiente manera: “Cómo vivir delante de la presencia del Dios santo”.     

BOSQUEJO DEL LIBRO

En cuanto al bosquejo, podemos observar que hay tres asuntos que a lo largo del libro de Levítico desarrollan el tema: “cómo vivir delante de la presencia del Dios santo”. En resumen, estos tres asunto son el camino que Dios indica a Israel como la vía para acercarse y vivir delante de Su presencia Santa sin ser destruidos, y que son: En primer lugar, los rituales; en segundo lugar, el sacerdocio; y, en tercer lugar, la pureza. Cada uno de estos asuntos son desarrollados en al menos dos ocasiones a lo largo del libro. En cuanto a los rituales, incluidos los distintos tipos de sacrificios (Holocausto, Oblación, Paz o comunión, sacrificios por el pecado y por la culta) y fiestas (Pascua, panes sin levadura, primicias, pentecostés, trompetas, día de la expiación, y tabernáculo), los vemos en los capítulos 1 al 7 y del 23 al 25. En cuanto a todo lo relacionado con el sacerdocio lo vemos en los capítulo 8 al 10 y del 21 al 22. Y en cuanto a las leyes de pureza y rituales de purificación las vemos en los capítulo 11 al 15 y del 18 al 20. Finalmente, en la sección central de libro de Levítico se encuentra un detallado instructivo sobre una de las fiestas anuales de Israel; el día de la Expiación (cap. 16), que consistía en un sacrificio ofrecido a Dios por todos los pecados de Israel (véase Lv. 16:34).  

CONSIDERACIONES ESPECIALES

En primer lugar, cabe destacar que dentro del libro de Levítico hay al menos tres conceptos teológicos claves: Uno de ellos es “la santidad de Dios”, el otro “la impureza del hombre”, y el otro “la expiación de los pecados”. Estos tres conceptos teológicos se relaciona dentro del libro de la siguiente manera: (1) Dios es Santo. (2) ningún ser humano puede estar en la presencia del Dios santo, por causa del pecado; incluyendo a todos los miembros del pueblo de Israel, porque eran impuros, y ninguno que no sea totalmente santo (o puro) puede estar delante de la presencia de Dios (cp. Sal. 24). (3) Dios escogió a Israel como su Pueblo (Lv. 20:26; 22:33) y para habitar en medio de ellos (Ex. 29:42-46). (4) Dios manda a Israel, su pueblo, a ser santo como Él es santo (Lv. 11:44-45; 19:2). (5) Para que los israelitas sean santos y tengan acceso a la presencia del Dios Santo era necesario que fuesen expiados o perdonados de sus pecados. (6) Solo a través de los sacrificios (y de la sangre derramada sobre el altar) Israel podía ser expiado o perdonado del pecado y de la culpa de su pecado (Lv.4-7; 10:10-11). (7) Y para que los Israelitas pudieran vivir de manera santa delante del Dios santo era necesario que obedecieran perfectamente las leyes, los mandamientos, los ritos, y las prohibiciones que Jehová, su Dios, había dado a Moisés en el Monte Sinaí y en Tabernáculo (Lv. 19; 22:31-33; 26:1-13).

Continuando con las consideraciones especiales, en segundo lugar, cabe destacar que el libro de Levítico habla del especial interés de Dios por todas las áreas de la vida de Israel. Dios estaba interesado en el bienestar integral de su nación. Lo que Israel comiese le importaba a Dios (cp. 11:1-47); por ello, se hacía distinción entre los animales limpios que podrían comer y los animales impuros que no podían formar parte de la dieta del pueblo. Además, Dios estableció normas para determinar las actividades en el nacimiento de un hijo, por ello se promulgó los ritos de la purificación y de la circuncisión (12:1-18). En cuanto a la salud física de Israel, Dios dio detalladas instrucciones para identificar y tratar una variedad de enfermedades de la piel; así como un tipo de manual médico para los sacerdotes (13:1-15:33). Dios fue igualmente preciso con lo que eran prácticas sexuales pecaminosas (18:1-30) y acerca de lo que esperaba de ellos en sus relaciones con sus semejantes (19:1-37).  

Finalizando con las consideraciones especiales, en tercer lugar, cabe señalar el libro de Levítico termina con las bendiciones que disfrutaría Israel si obedece a Dios, y las maldiciones que les vendrían si le desobedece (Lv. 26). Esta sección es particularmente importante porque detalla los pasos de disciplina que Dios iba a tomar para con Israel, lo cual provee un trasfondo importante para muchos de los futuros tratos de Dios con su pueblo y de sus mensajes a través de los profetas.        

EL LIBRO DE LEVÍTICO Y LA IGLESIA

Ahora bien, ¿cómo se relaciona este libro (Levítico) con nosotros, la iglesia de Cristo?

Es probable que Levítico sea uno de los últimos libros de la Biblia que estudia el cristiano; y, tal vez, con toda justificación ya que éste puede resultar ser un libro complejo, largo, y lleno de leyes y mandamientos demasiados específicos. Sin embargo, que el libro de Levítico represente un reto para nuestras mentes no debería ser una razón para dejarle de lado. Sobre todo porque el libro de Levítico contiene una extensa revelación acerca del carácter de Dios, y especialmente Su santidad, aunque también en este libro se nos habla del amor y de la gracia de Dios hacia su pueblo proveyéndoles un camino claro y seguro hacia Él. Además, Levítico provee muchas ricas lecciones acerca de la vida de santidad que Dios espera de su pueblo. Y así mismo, muchos pasajes del Nuevo Testamento, incluyendo algunos conceptos claves del libro de Hebreos (p. ej. Sacrificio, expiación, sacerdocio, sumo sacerdocio, etc), no pueden ser convenientemente evaluados si no se tiene un claro entendimiento de sus contrapartes que se encuentran en el libro de Levítico.

Así que, teniendo estas cosas en mente, te invito a considerar al menos tres aplicaciones del libro de Levítico para los cristianos:

En primer lugar, el libro de Levítico nos recuerda que la santidad de Dios debe afectar nuestras vidas. Y con esto, hermanos, no digo que los cristianos debemos comenzar a seguir los ritos de purificación o de lavamiento que encontramos en el libro de Levítico, porque el Nuevo Testamento claramente abroga la ley ceremonial del AT (cp. Hch. 10:1-16; Col. 2:16, 17), el sacerdocio levítico (cp. 1P. 2:9; Ap. 1:6; 5:10; 20:6) y el santuario (cp. Mt. 27:51), como también instituye el nuevo pacto y define que nuestra relación con Dios es únicamente por medio de Jesucristo (He. 7-10). Por tanto, en lugar de intentar poner en práctica ceremonias antiguas, o de buscar algún significado espiritual más profundo en ellas, nuestro enfoque al leer este libro debe estar en la identidad santa y divina detrás de las leyes de Dios. En varias ocasiones Dios dijo a su pueblo por medio de Moisés “sean santos porque YO soy santo” (Lv. 11:44-45; 19:2). Y al decir esto, le da a entender a Israel que Su santidad debía afectar el modo de vivir y de actuar de todo aquel que se acerca a Dios. Hermanos, de igual manera nosotros, que hemos sido acercados a Dios por medio de Jesucristo (Ef. 2:11-22) debemos procurar vivir en santidad, lejos de pecado y obedientes a Dios. Escuchemos las palabras del apóstol Pedro cuando dijo en su primer carta capítulo 1 versículos 13 al 17, lo siguiente: 13Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; 14como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; 15sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; 16porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. 17Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación”.    

En Segundo lugar, el libro de Levítico nos recuerda que no hay perdón de pecado sin sacrificio. Como hemos aprendido antes, Dios estableció que la paga del pecado es la muerte (Ro. 1:32; 6:23), pero en su gracia y bondad, ofreció a su pueblo un camino para ser perdonado de su pecado por medio de la muerte de un sustituto (cp. Lv. 1:4; 17:11), un animal perfecto y sin defectos (Lv. 22:17-25, 31), ofrecido a Dios en sacrificio en lugar del pecador. En los capítulos de Levítico 4 al 7 Dios habla a Moisés sobre una serie de ritos, y entre ellos, los sacrificios para expiación de los pecados, los cuales proveían a Israel el camino para mantener una relación armoniosa con Dios siendo perdonados de sus pecados y sus culpas. Sin embargo, esta clase de sacrificios tenían diversas limitaciones; entre ellas, el limitado alcance y duración a un pecado por cada sacrificio. Es decir, el perdón concedido por medio de un sacrificio era real pero temporal (en el sentido de que cada pecado requería de un sacrificio). Por tanto, mientras que Dios aceptaba los sacrificios para la remoción de la culpa del pecado que se trataba, esos ceses temporales de la ira divina no producían limpieza permanente para los pecados que eran cometidos después del sacrificio ofrecido ni producían una limpieza en conciencia de la persona (He. 10:2). Lo que nos lleva a la siguiente aplicación.

Y es que, en tercer lugar, el libro de Levítico nos recuerda que Jesucristo es superior a toda la ley levítica. Como se mencionó en el estudio, una frase que puede resumir el tema del libro es: cómo podemos vivir delante del Dios santo. Y en aquel tiempo; cuando estaban vigentes las leyes, el sacerdocio, el altar, los sacrificios y el antiguo pacto, para poder vivir delante de la santidad de Dios en comunión con él, el pueblo de Israel debía seguir obedientemente todo lo dicho por Dios en el Sinaí. Si lo hacía, obtendría la bendición de Dios; pero si no, Dios le castigaría (Lv. 26). Y tal vez, un buen ejemplo de esto mismo fue lo que sucedió con Nadab y Abiú en el capítulo 10, los hijos de Aarón que se acercaron a la presencia de Dios intentando ofrecer un “fuego extraño”, algo que Dios nunca mandó, y en consecuencia, murieron quemados por un fuego que salió de delante de Jehová (vv. 1-2). Por tanto, la ley levítica enseñaba que para vivir de manera santa delante de un Dios santo se requería de obediencia perfecta a la ley, así los del pueblo como los sacerdotes. Sin embargo, debido al corazón pecaminoso del hombre, esto no fue posible para Israel, ni para el pueblo ni para los sacerdotes que estaban encargados de interceder delante de Dios por el pueblo.

Pero Dios, que es rico en misericordia por su gran amor con que nos amó, envió a Su hijo al mundo, Jesucristo, para que Él fuese el gran sumo sacerdote (He. 4:14-16), el sacerdote perfecto (He. 5-7 véase), el perfecto mediador entre Dios y los hombres (1Ti. 2:5-6), el perfecto mediador de un superior nuevo pacto (He. 8-9), y el perfecto sacrificio capaz de quitar de una vez, y para siempre, el pecado de los hombres (He. 10). Hermanos, Jesucristo es en todo superior a la ley levítica porque Él es el sumo sacerdote y el único sacrificio que fue capaz de quitar para siempre el pecado y la culpa de todos los que se acercan a Dios por medio de la Fe en Él. Y de hecho, te invito a recordar lo que escribió el autor de la carta a los Hebreos en el capítulo 10 versículos 11 y 12, que dice: “11Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; 12pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios”. Y un poco más adelante dice: “18Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado”. Y luego, concluye el autor diciendo: “19Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, 20por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, 21y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, 22acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. 23Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. 24Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; 25no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.” (He. 10:19-25)

Por tanto, hermanos, el libro de Levítico debe ser para nosotros, la iglesia, un recordatorio de que, en primer lugar, la santidad de Dios debe afectar nuestras vidas para llevarnos a vivir de acuerdo con ella. En segundo lugar, que nuestros pecados jamás hubieran sido perdonados si Jesucristo no hubiera tomado nuestro lugar en la cruz. Y, en tercer lugar, que tenemos un acceso privilegiado a Dios, con libertad y confianza, ya que Jesucristo abrió por medio de sí mismos (su sacrificio) un camino directo y perfecto a Dios, para todo aquel que cree en Él. Y ya que es por medio de Jesucristo, que hoy podemos acercarnos a Dios y tener comunión con Él sin ser destruidos por Su santidad, vivamos cada día delante de Su presencia siguiendo a Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote, nuestro Salvador, y único Señor de nuestras vidas.


PREGUNTAS DE REPASO

  1. ¿Cuál era el contexto histórico del libro de Levítico?
  2. ¿Cuál es el tema que trata el libro de Levítico? ¿Qué frase resume el tema?
  3. ¿Cómo podemos bosquejar el libro de Levítico? ¿Qué asuntos se tratan a lo largo del libro?
  4. ¿Cuáles tres consideraciones especiales se mencionaron en el estudio? ¿Cuál te llamó más la atención?
  5. Si tuvieras un amigo/a que quisiera estudiar el libro de Levítico, ¿qué estudios (o series) anteriormente vistos cómo iglesia le recomendarías estudiar antes o en paralelo?
  6. ¿Cómo se relaciona el libro de Levítico con los creyentes de hoy? ¿Qué podemos aprender del libro de Levítico? ¿Qué desafío prácticos nos plantea el libro?
  7. Ahora que has estudiado esta introducción del libro, ¿Te entusiasma leer todo el libro de Levítico para ver con mejor entendimiento sus detalles? ¿Lo harás?

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