El libro de 2 Reyes es un libro maravilloso. El texto de hoy está lleno de drama, acción, batallas y sorpresas. Es otro episodio triste en la vida espiritual y los tiempos de los reyes de Israel y Judá. Aquí está el resumen breve del episodio de hoy que se centra en el rey Josofat, rey de Judá en el sur, y el rey Joram, rey de Israel en el norte.
El rey Acab ha muerto (v. 5), y su hijo, Joram comenzó a reinar en Samaria en el norte (v. 1). Como Rey, Joram es un poco mejor que su padre Acab, aunque todavía está pecando contra Dios y Su Palabra (v. 2-3). La nación de Moab se rebela contra Israel (v. 5). Joram forma una alianza con el rey de Edom y Josafat, rey de Judá para luchar contra Moab (vv. 7-9). Después de siete días marchando por el desierto se quedaron sin agua para sus soldados y animales (v. 9). El rey Joram piensa que Dios los está atrapando para que mueran en el desierto (v. 10). El Rey Josafat busca un profeta de Dios para que lo guíe (v. 10). Providencialmente, Eliseo está cerca (v. 11). Eliseo dice que Dios proveerá agua en el desierto y entregará a Moab en manos de los tres reyes (v. 14-19). La trampa divina de Dios estaba lista. La mañana siguiente, el desierto se llenó de agua, pero la tierra y el sol hacían que el agua pareciera sangre (v. 22). Los moabitas asumen que los tres reyes mataron los ejércitos el uno del otro y corrieron descuidadamente a recoger el botín de la escena de la batalla (v. 23). Pero los ejércitos de Israel, Edom y Judá están esperando y los moabitas son fácilmente atacados (v 24). Acorralado (v. 26), el rey de Moab ofrece a su hijo mayor como sacrificio humano a sus dioses con la esperanza de una victoria (v. 27). Israel y los demás ejércitos aliados abandonan la batalla y regresan a casa.

Nuestra serie, “Los Reyes de Israel”, tiene el propósito general de presentarnos quién es Dios. Un propósito de confrontarnos y, al mismo tiempo, animarnos con sus atributos. En el texto de hoy, vamos a ver claramente los atributos de su santidad, su poder, su fidelidad y su soberania. Todas sus acciones fueron coordinadas para llevar a cabo su plan de redención para el mundo a través del Rey de Reyes, el Mesías, el ungido, Jesucristo. Se nos recuerda una y otra vez que nada puede detener su plan y sus propósitos.
Este texto nos da otra oportunidad de pensar profundamente en lo que Dios está haciendo. ¿Cómo trabaja? ¿Cómo actúa? Me gustaría simplemente leer el capítulo nuevamente, sección por sección para guiar nuestros pensamientos hacia cuatro observaciones acerca de nuestro gran Dios.
Nuestro Dios santo no acepta el arrepentimiento parcial.
Para nuestro Dios todopoderoso, ninguna situación es demasiado difícil.
Nuestro Dios es fiel a Su palabra y sus promesas.
Nuestro Dios soberano a menudo obra de maneras inesperadas.
1 Joram hijo de Acab comenzó a reinar en Samaria sobre Israel el año dieciocho de Josafat rey de Judá; y reinó doce años.
2 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, aunque no como su padre y su madre; porque quitó las estatuas de Baal que su padre había hecho.
3 Pero se entregó a los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel, y no se apartó de ellos.
El rey Joram era mejor que su padre y su madre, y mucho mejor que su hermano, el rey Ocozías (1 Reyes 22:52, 53). Él “quitó las estatuas de Baal que su padre había hecho”, pero su corazón no estaba en completa obediencia a Dios. Él “se entregó a los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel, y no se apartó de ellos”. En Dan y Betel, los becerros de oro todavía recibían la adoración tanto del rey como del pueblo; los sacerdotes ofrecían los sacrificios ante las imágenes falsas. La reforma del rey Joram se detuvo a mitad de camino. Se arrepintió de lo que habían hecho el rey Acab, Jezabel y el rey Ocozías, pero no de lo que había hecho el rey Jeroboam. Su arrepentimiento fue a medias. No era tan malvado como podría haber sido, pero no era tan piadoso como debería haber sido. Desechó la imagen de Baal, pero no experimentó ningún cambio de corazón. Las observancias externas de la religión, la conformidad externa con la Ley de Dios, son de poca utilidad, si el corazón no es recto por dentro. El reinado del rey Joram no fue bueno, pero fue relativamente mejor.
El Dios de la Biblia nunca está satisfecho con nada menos que el arrepentimiento total. Nuestro Dios santo no acepta el arrepentimiento parcial.
4 Entonces Mesa rey de Moab era propietario de ganados, y pagaba al rey de Israel cien mil corderos y cien mil carneros con sus vellones.
5 Pero muerto Acab, el rey de Moab se rebeló contra el rey de Israel.
6 Salió entonces de Samaria el rey Joram, y pasó revista a todo Israel.
7 Y fue y envió a decir a Josafat rey de Judá: El rey de Moab se ha rebelado contra mí: ¿irás tú conmigo a la guerra contra Moab? Y él respondió: Iré, porque yo soy como tú; mi pueblo como tu pueblo, y mis caballos como los tuyos.
8 Y dijo: ¿Por qué camino iremos? Y él respondió: Por el camino del desierto de Edom.
En 2 Reyes cap. 1:1, primero nos enteramos de la rebelión de Moab después de la muerte del rey Acab. Moab había sido obligado por el Rey Acab a pagar impuestos. Cuando Joram se convirtió en rey, decidió detener la rebelión y restablecer la autoridad de Israel sobre Moab. Su relación con el rey Josafat de Israel fue tan estrecha que no tuvo dificultad en persuadirlo para que se uniera a la guerra. También pudo obtener la ayuda del rey de Edom. Como un gran ejército, invadieron el país de Moab a través del camino en el desierto de Edom.
9 Salieron, pues, el rey de Israel, el rey de Judá, y el rey de Edom; y como anduvieron rodeando por el desierto siete días de camino, les faltó agua para el ejército, y para las bestias que los seguían.
10 Entonces el rey de Israel dijo: ¡Ah! que ha llamado Jehová a estos tres reyes para entregarlos en manos de los moabitas.
11 Mas Josafat dijo: ¿No hay aquí profeta de Jehová, para que consultemos a Jehová por medio de él? Y uno de los siervos del rey de Israel respondió y dijo: Aquí está Eliseo hijo de Safat, que servía a Elías.
12 Y Josafat dijo: Este tendrá palabra de Jehová. Y descendieron a él el rey de Israel, y Josafat, y el rey de Edom.
El Rey Joram primero asume que el plan ha sido sancionado por Jehová, y luego se queja de que está a punto de fracasar por completo. Como no había intentado conocer la voluntad de Dios sobre el tema de boca de ningún profeta, no tenía motivos para sorprenderse o quejarse. Dios no había “llamado a los tres reyes juntos”; se habían unido por su propia cuenta, guiados por sus propios puntos de vista políticos. Sin embargo, Dios no estaba a punto de “entregarlos en manos de Moab”, como podría haberlo hecho en justicia. Estaba a punto de librar a los tres reyes de su peligro.
13 Entonces Eliseo dijo al rey de Israel: ¿Qué tengo yo contigo? Vé a los profetas de tu padre, y a los profetas de tu madre. Y el rey de Israel le respondió: No; porque Jehová ha reunido a estos tres reyes para entregarlos en manos de los moabitas.
14 Y Eliseo dijo: Vive Jehová de los ejércitos, en cuya presencia estoy, que si no tuviese respeto al rostro de Josafat rey de Judá, no te mirara a ti, ni te viera.
15 Mas ahora traedme un tañedor. Y mientras el tañedor tocaba, la mano de Jehová vino sobre Eliseo,
16 quien dijo: Así ha dicho Jehová: Haced en este valle muchos estanques.
17 Porque Jehová ha dicho así: No veréis viento, ni veréis lluvia; pero este valle será lleno de agua, y beberéis vosotros, y vuestras bestias y vuestros ganados.
18 Y esto es cosa ligera en los ojos de Jehová; entregará también a los moabitas en vuestras manos.
19 Y destruiréis toda ciudad fortificada y toda villa hermosa, y talaréis todo buen árbol, cegaréis todas las fuentes de aguas, y destruiréis con piedras toda tierra fértil.
Eliseo dice sarcásticamente al Rey Joram que acuda a los profetas de sus padres, una práctica que resultó fatal tanto para el Rey Acab como para su esposa, Jezabel. Al reprender abiertamente al Rey Joram por su idolatría, Eliseo mostró denuedo para compartir el mensaje de Dios. Eliseo declara que sus problemas de agua pronto serán resueltos, no por la lluvia o el viento, sino por el agua que llenará el valle del desierto. Su victoria se debe a la gracia de Dios y a la presencia de Josafat. Esto se debe a la fidelidad del pacto de Dios con David y su linaje (2 Samuel 7). El contenido del mensaje de Dios y su cumplimiento no era más que una cosa ligera a los ojos del Señor. Dios, el autor y creador de la naturaleza, tiene pleno control sobre la naturaleza, y le es fácil producir agua en un valle desértico sin lluvia.

20 Aconteció, pues, que por la mañana, cuando se ofrece el sacrificio, he aquí vinieron aguas por el camino de Edom, y la tierra se llenó de aguas.
21 Cuanto todos los de Moab oyeron que los reyes subían a pelear contra ellos, se juntaron desde los que apenas podían ceñir armadura en adelante, y se pusieron en la frontera.
22 Cuando se levantaron por la mañana, y brilló el sol sobre las aguas, vieron los de Moab desde lejos las aguas rojas como sangre;
23 y dijeron: ¡Esto es sangre de espada! Los reyes se han vuelto uno contra otro, y cada uno ha dado muerte a su compañero. Ahora, pues, ¡Moab, al botín!
Israel tendría agua, pero esa misma agua se usaría para derrotar a Moab. Los moabitas concluyeron que el líquido rojo que vieron era sangre. Sabían que el valle estaba seco el día anterior y que no había llovido. Los moabitas asumieron que los tres reyes enemigos se habían destruido entre ellos y sus ejércitos, causando que el valle se llenara de sangre, mucha sangre. Los moabitas supusieron que podían subir al campo de batalla y tomar todo el botín para ellos.
24 Pero cuando llegaron al campamento de Israel, se levantaron los israelitas y atacaron a los de Moab, los cuales huyeron de delante de ellos; pero los persiguieron matando a los de Moab.
25 Y asolaron las ciudades, y en todas las tierras fértiles echó cada uno su piedra, y las llenaron; cegaron también todas las fuentes de las aguas, y derribaron todos los buenos árboles; hasta que en Kir-hareset solamente dejaron piedras, porque los honderos la rodearon y la destruyeron.
26 Y cuando el rey de Moab vio que era vencido en la batalla, tomó consigo setecientos hombres que manejaban espada, para atacar al rey de Edom; mas no pudieron.
27 Entonces arrebató a su primogénito que había de reinar en su lugar, y lo sacrificó en holocausto sobre el muro. Y hubo grande enojo contra Israel; y se apartaron de él, y se volvieron a su tierra.
Los sacrificios humanos eran practicados por las naciones idólatras, especialmente por los moabitas. La práctica se basaba en la idea de que su dios estaba más complacido cuando los hombres le ofrecían lo que era más querido y precioso para ellos. El rey Mesa sacrifica a su hijo primogénito. Este sacrificio estaba destinado a pacificar al dios moabita, Quemos. De alguna manera, esto causó tanta ira al ejército de Moab que dejaron de pelear. Admito que el significado exacto de esta ira no está claro en el texto, pero el resultado es el mismo: la lucha se detuvo. Si bien sabemos que el dios de Moab nunca podría liberar al rey y la ciudad, el acto horrible del rey de Moab tuvo el efecto deseado. Enfurecidos por ver el sacrificio humano, los ejércitos dejaron de luchar y regresaron a sus hogares. Se había logrado el objetivo original de la campaña; se quebró el poder de Moab y se detuvo la rebelión.
Este capítulo termina de una manera sorprendente y enredada, pero una cosa está clara. En el capítulo de hoy, se nos ha desafiado a pensar en Dios, sus atributos y cómo Él obra. Como el salmo 113, que estudiamos el miércoles, que fue un salmo de alabanza al Señor exaltándole por quién es y por lo que ha hecho, el capítulo 3 de 2ª Reyes enfatiza cuatro cosas en particular acerca de Dios.
1. Dios es santo. Dios no acepta el arrepentimiento parcial. ¿Recuerdas cuando el profeta Elías dijo lo siguiente en el Monte Carmelo?
1 Reyes 18:21 “¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él.”
Jesús mismo dijo en Mateo 6:24 “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No pueden servir a Dios y a las riquezas.”
Los verdaderos siervos de Dios son aquellos cuyo corazón está completo en Él. Dios no tiene rival. ¿Te has sometido a la autoridad de Jesucristo sobre tu vida?
2. El poder de Dios. Podemos confesar que confiamos en Dios, pero ¿realmente confiamos en Él? ¿Buscamos respuestas fuera de Dios? ¿Creemos que Dios es soberano y bueno siempre? O, ¿actuamos según lo que a nosotros nos parece bien? En v. 18 dice que “esto es cosa ligera en los ojos de Jehová.” La provisión de Dios, que salvó al ejército israelita de la destrucción, también preparó la destrucción de los moabitas. Nada es demasiado grande para Dios. Ninguna situación es demasiado difícil para Él.
Génesis 18:14 dice “¿Hay para Dios alguna cosa difícil?” ¿Crees eso? ¿Oras con esa verdad en mente?
Juan Newton, uno de mis autores favoritos, escribió lo siguiente en uno de sus himnos…
Ven, alma mía, prepara tu súplica;
Jesús ama contestar la oración;
Él mismo te ha pedido que ores,
Por eso no se apartará.
Vienes a un Rey; 👑
Trae grandes peticiones contigo;
Porque Su gracia y poder son tales,
Ninguno puede pedir demasiado.
Señor, vengo a Ti para descansar;
Toma posesión de mi pecho;
Allí mantiene Tu derecho comprado con sangre,
Y sin un reinado rival.
Corran al Rey de Reyes en oración. Oren con confianza en el nombre de Jesús. Jesús ama contestar la oración. Traigan grandes peticiones en oración. Nadie puede pedir demasiado.
¿Es demasiado difícil para Dios salvar a su esposo/a, o alguien en su familia, o a su jefe o su vecino/a?
¿Es demasiado difícil para Dios proveer para su familia o su iglesia?
¿Es demasiado difícil para Dios levantar una futura generación de miembros de la iglesia, o futuros ancianos de la iglesia que puedan ser enviados al ministerio en otra ciudad o país?
¿Es mucho pedirle a Dios que provea una vez más para la iglesia Berea o una futura iglesia en Arica o África?
No, no es demasiado difícil para nuestro Gran Dios. Todo esto es cosa ligera en los ojos de nuestro Dios.
3. La fidelidad de Dios. Dios es fiel a Su Palabra. Dios fue fiel a su pacto con el linaje de David. Podría haberse dado por vencido con Judá y sus reyes pecadores, pero no lo hizo. ¿Por qué? Porque Dios cumple Su palabra. Es fiel a sus promesas. Cuando Dios dijo que llenaría de agua un valle desértico al día siguiente, lo hizo.

4. La soberanía de Dios. Dios a menudo obra de maneras inesperadas. Este pequeño episodio tiene grandes lecciones para nosotros, pero es parte de una historia más grande. El tercer capítulo de 2 Reyes encaja en la historia más grande de la Biblia. El plan de redención de Dios para el mundo a través del Rey de Reyes, el Mesías, el ungido, Jesucristo. Se nos recuerda una y otra vez que nada puede detener su plan y sus propósitos. El rey moabita pensó que al sacrificar a su hijo mayor traería paz a la batalla y a su nación. El Dios santo envió a su único hijo, Jesús, a dar su propia vida como sacrificio perfecto por el pecado. Dios sacrificó a su hijo, lo más querido y precioso para Él. La muerte de Jesús, y tres días más tarde, Su resurrección, trajeron la verdadera paz y la bendición a todas las naciones, tal como Dios lo había prometido en el Antiguo Testamento (Gén 12:2-3; 22:18).