Los Reyes de Israel (Rey Ocozías)

Hace varios años, nuestra familia recibió un regalo de Ucrania. Era una muñeca hecha de madera. No era solo una muñeca, porque cuando abrías cada muñeca, había otra muñeca más pequeña adentro. Había un total de 5. La pequeña muñeca era parte importante del conjunto entero. Esta muñeca pequeña es como el texto de hoy: 2 Reyes 1. Parece un episodio pequeño entre muchos del libro de 1 y 2 Reyes. Pero esta historia está envuelta en otras historias más grandes que todo cristiano debería estudiar y sorprenderse. Todos aman una buena historia, ¿no? La historia de hoy es una buena historia real que nos enseña quién es nuestro gran Dios.

El terrible y malvado rey Acab ha muerto, pero su hijo, el rey Ocozías, reina ahora (v.1). Él está herido por una caída y envía mensajeros para preguntarle al dios Baal-zebub, dios de Ecrón, si se mejorará (v. 2). Dios envía al profeta Elías para interceptar a los mensajeros del rey Ocozías (v.3). Vestido de nada más que una túnica hecha de pelo y un cinturón de cuero (v.8), Elías les dice que el rey Ocozías morirá por no haber consultado al verdadero Dios que vive en Israel (v. 4).

Enfurecido (v.5), el rey Ocozías envía dos grupos de cincuenta hombres para capturar a Elías (vv.9, 11). Cada grupo le grita a Elías: «¡Varón de Dios, desciende!” (vv. 9, 11). Lo que descendió fue el fuego del juicio de Dios que consumió a cada uno de los dos primeros grupos de cincuenta hombres (vv. 10, 12). El rey volvió a enviar un tercer grupo de cincuenta hombres (v. 13), pero el capitán pidió misericordia (vv.13-14) y fue salvado del juicio de Dios (v. 15).

Como siempre, la palabra de Dios se cumplió. Lo que Dios dice, lo hace. El rey Ocozías murió (v. 17) a pesar de saber que podría haber pedido misericordia. Este capítulo termina el triste y pecaminoso reinado de dos años del rey Ocozías en el reino del norte de Israel (v. 18). El libro de 2 Reyes comienza con otro rey, pero más de la misma idolatría.

En esta sección de la Biblia, en los libros históricos, y específicamente en el pequeño episodio de hoy, nos muestra una y otra vez nuestra capacidad para tomar decisiones tontas, actitudes rebeldes e idolatría sin sentido y, sin embargo, al mismo tiempo, nos muestra la fidelidad de nuestro Dios a Su pacto y Su soberanía de llevar a cabo Su plan de redención en el mundo. El texto de hoy es un resumen de todo lo anterior: decisiones necias, actitudes rebeldes, idolatría sin sentido, la fidelidad de Dios a su pacto y su soberanía sobre todo los detalles. Este texto enfatiza cuatro cosas acerca de Dios. El Dios santo detesta la idolatría; el Dios santo defiende su nombre y su mensaje; el Dios santo humilla a todos sus enemigos; y el Dios santo siempre cumple su palabra.  

Nuestra serie, “Los Reyes de Israel”, tiene el propósito general de presentarnos quién es Dios. Un propósito de confrontarnos y, al mismo tiempo, animarnos con sus atributos. En el texto de hoy, vamos a ver claramente los atributos de su soberanía, su fidelidad, su misericordia y su justicia. Todas sus acciones fueron coordinadas para llevar a cabo su plan de redención para el mundo a través del Rey de Reyes, el Mesías, el ungido, Jesucristo. Se nos recuerda una y otra vez que nada puede detener su plan y sus propósitos.

Durante las próximas semanas, mi plan es predicar a través del libro de 2 Reyes. Un libro que tiene 25 capítulos en total. Pero antes de ver el primer capítulo de este maravilloso libro, recordemos brevemente el contexto general de los libros anteriores.

El pueblo de Israel quería un rey como TODAS las naciones. El profeta Samuel dijo que un rey como las naciones no es una buena idea (8:10-18). El pueblo no escuchó e insistió en tener un rey (8:19-20). Dios les dio lo que querían (cáp 9 y 10).

Saúl, el primer rey de Israel – Al principio, el rey Saúl no parecía un rey malo. Saúl era un hombre alto y hermoso, pero su reinado como rey estuvo compuesto principalmente de pecado, miedo, malas decisiones y falta de humildad.

David, era el rey conforme al corazón de Dios. – Dios hizo un pacto con David en 2 Samuel 7. Las promesas de Dios a David en su pacto (2 Samuel 7) enfatizaron que ni la muerte física de David, ni el pecado de David, ni el tiempo a través de los años y siglos, anularían estas promesas. Eran eternas.

Salomón, era el hijo de David – Salomón fue un rey sabio y erigió un templo maravilloso para adorar al Señor. Pero Salomón repitió la historia que hemos visto una y otra vez. El rey Salomón dejó de confiar en el Señor y se volvió a los ídolos. Él anhelaba la alabanza de los hombres (1 Reyes 10:1, 6, 23-24), él no era sabio en sus alianzas con los incrédulos (1 Reyes 3:1), él tenía una preocupación desenfrenada por las mujeres (1 Reyes 11:1-3) y tenía una participación impía con la idolatría (1 Reyes 11:4-8).

El primer libro de Reyes nos desafió a ver la lección que adorar al Dios verdadero es mucho mejor que adorar ídolos o dioses falsos. Hay una locura en el pecado. Es decir, que es una locura hacer las mismas cosas pecaminosas una y otra vez y esperar un resultado diferente. El pecado siempre destruye, en cambio, por otro lado, hay seguridad y protección en la obediencia a la Palabra revelada de Dios.

Vimos la división del reino en dos. Israel en el norte y el reino de Judá en el sur. Dios fue fiel a su palabra y soberano sobre todas las cosas para cumplir sus propósitos. Todo lo que sucedió fue el resultado de la idolatría y, sin embargo, Dios usó a hombres malvados para lograr sus propósitos. El libro de los Reyes enfatiza el hecho de que Dios siempre se relaciona con su pueblo de acuerdo con su palabra revelada a pesar de la infidelidad del pueblo. El pueblo de Dios era infiel, pero Dios siempre fue fiel y será fiel a Su Palabra.

En los capítulos finales de 1 Reyes, se nos presentó a un rey muy malo de Israel, el rey Acab. El capítulo 22 termina diciendo lo siguiente…

Más adelante en ese mismo capítulo se nos da más información sobre el hijo del rey Acab, el rey Ocozías.

El libro de 2 Reyes continúa donde terminó el libro de 1 Reyes. Con el tiempo que queda, me gustaría que examinemos el capítulo uno en cuatro secciones. Cada sección nos enseña algo sobre el Dios de la Biblia.

El Dios santo detesta la idolatría. (vv. 1-8)

1 Después de la muerte de Acab, se rebeló Moab contra Israel.

2 Y Ocozías cayó por la ventana de una sala de la casa que tenía en Samaria; y estando enfermo, envió mensajeros, y les dijo: Id y consultad a Baal-zebub dios de Ecrón, si he de sanar de esta mi enfermedad.

¿Quién era Baal-zebub? Baal-zebub era una expresión local del culto a Baal de Ecrón. Baal-zebub significaba “señor de las moscas”, lo que sugiere que era el dios de las tormentas que controlaba las enfermedades producidas por moscas.  En el nuevo testamento, se preservó el nombre Beelzebú, nombre para Satanás, “el príncipe de los demonios” según lo describe Mateo 10:25; 12:24; Marcos 3:22; Lucas 11:15,18-19. El rey Ocozías se quedó en la misma idolatría de su padre el Rey Acab y su madre Jezabel. El Rey Ocozías cree que su esperanza de recuperarse depende de un dios a 75 kilómetros de distancia en Filistea.

3 Entonces el ángel de Jehová habló a Elías tisbita, diciendo: Levántate, y sube a encontrarte con los mensajeros del rey de Samaria, y diles: ¿No hay Dios en Israel, que vais a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón?
4 Por tanto, así ha dicho Jehová: Del lecho en que estás no te levantarás, sino que ciertamente morirás. Y Elías se fue.

El mensaje de Elías (un mensaje de Dios) incluye tanto una pregunta como un juicio. ¿No hay Dios en Israel, que vais a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón? Por tanto, así ha dicho Jehová: Del lecho en que estás no te levantarás, sino que ciertamente morirás.

5 Cuando los mensajeros se volvieron al rey, él les dijo: ¿Por qué os habéis vuelto?
6 Ellos le respondieron: Encontramos a un varón que nos dijo: Id, y volveos al rey que os envió, y decidle: Así ha dicho Jehová: ¿No hay Dios en Israel, que tú envías a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón? Por tanto, del lecho en que estás no te levantarás; de cierto morirás.
7 Entonces él les dijo: ¿Cómo era aquel varón que encontrasteis, y os dijo tales palabras?
8 Y ellos le respondieron: Un varón que tenía vestido de pelo, y ceñía sus lomos con un cinturón de cuero. Entonces él dijo: Es Elías tisbita.

El Rey Ocozías, habiendo crecido en el palacio con su padre, Acab, sabía quién era Elías y qué vestía normalmente. Me imagino la cara del Rey Ocozías al enterarse de las características de este hombre. Un varón que tenía vestido de pelo, y ceñía sus lomos con un cinturón de cuero. ¡Ah, es el profeta Elías!

A lo largo del Antiguo Testamento, a menudo nos encontramos con otros dioses que chocan con el primer mandamiento de Jehová. Ex. 20:3 “No tendrás dioses ajenos delante de mí”. En este texto, vemos una vez más, que el Dios santo detesta la idolatría. El Rey Ocozías no eligió un dios a la ligera en su emergencia médica. Baal-zebub, dios de Ecrón, era su dios preferido. De hecho, la idolatría se había convertido en la norma en el reino del norte de Israel y sus reyes.

El mensaje de Dios fue claro y severo. El mensaje de Dios en realidad se repite tres veces en este capítulo (vv. 3, 6, 16). “¿No hay Dios en Israel, que tú envías a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón? Por tanto, del lecho en que estás no te levantarás; de cierto morirás.”

El Dios santo defiende su nombre y su mensaje Vv. 9-12

9 Luego envió a él un capitán de cincuenta con sus cincuenta, el cual subió a donde él estaba; y he aquí que él estaba sentado en la cumbre del monte. Y el capitán le dijo: Varón de Dios, el rey ha dicho que desciendas.
10 Y Elías respondió y dijo al capitán de cincuenta: Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo, que lo consumió a él y a sus cincuenta.
11 Volvió el rey a enviar a él otro capitán de cincuenta con sus cincuenta; y le habló y dijo: Varón de Dios, el rey ha dicho así: Desciende pronto.
12 Y le respondió Elías y dijo: Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo, y lo consumió a él y a sus cincuenta.

Cuando Ocozías envió a sus mensajeros a Filistea dio a entender que Israel no tenía Dios. Cuando Ocozías apeló a Baal-zebub, dio a entender que Dios no existe o es irrelevante e inadecuado.

El Rey Ocozías dice: “Tomen 50 soldados y vayan a buscar al profeta.” Al escuchar que iba a morir, tal vez quería matar al profeta. El primer capitán y su grupo fueron consumidos por el fuego enviado desde arriba. En el v. 11, el rey envía a otro capitán con su grupo de 50. Obtuvieron el mismo resultado. Juicio de Dios. Fueron consumidos por el fuego. Ahora tenemos 102 hombres muertos.

En este punto de la historia entra la definición de la locura. La locura es repetir lo mismo una y otra vez esperando un resultado diferente.

¿Cómo te hubiera gustado ser el tercer capitán? ¿Conoces al primer y segundo capitán y sus grupos de 50? Fueron consumidos por el fuego. El rey te dice, “¡Quiero que tomes tus 50 y le digas al profeta de Dios el mismo mensaje del rey!”

El Dios santo humilla a todos sus enemigos. Vv. 13-16

13 Volvió a enviar al tercer capitán de cincuenta con sus cincuenta; y subiendo aquel tercer capitán de cincuenta, se puso de rodillas delante de Elías y le rogó, diciendo: Varón de Dios, te ruego que sea de valor delante de tus ojos mi vida, y la vida de estos tus cincuenta siervos.
14 He aquí ha descendido fuego del cielo, y ha consumido a los dos primeros capitanes de cincuenta con sus cincuenta; sea estimada ahora mi vida delante de tus ojos.

Ahora, este tercer Capitán era diferente… o al menos da un mensaje diferente y actúa diferente a los primeros dos capitanes. Cae de rodillas y pide misericordia.


15 Entonces el ángel de Jehová dijo a Elías: Desciende con él; no tengas miedo de él. Y él se levantó, y descendió con él al rey.


Dios dio misericordia y Elías fue a la presencia del rey Ocozías. El mensaje del tercer capitán cambió, pero el mensaje de Dios no.

16 Y le dijo: Así ha dicho Jehová: Por cuanto enviaste mensajeros a consultar a Baal-zebub dios de Ecrón, ¿no hay Dios en Israel para consultar en su palabra? No te levantarás, por tanto, del lecho en que estás, sino que de cierto morirás.

La última sección se encuentra en los versículos 17-18. El Dios santo siempre cumple su palabra. 


17a Y murió conforme a la palabra de Jehová, que había hablado Elías.

El primer mandamiento es importante para Dios. El Rey Ocozías lo aprendió a la fuerza. El Rey Ocozías trató de ir en contra de Dios, pero ni siquiera 102 soldados pudieron sacar al profeta de Dios de la montaña. Este pequeño episodio en 2 Reyes enfatiza que ningún rey, ningún dictador, ningún déspota, o ninguna persona en este mundo podrá jamás ir en contra de la Palabra de Dios. Al final, la palabra de Dios juzgará y condenará a todos los reyes y todas las personas en este mundo.

El Dios santo siempre cumple su palabra. ¿Qué esperabas que sucediera? Lo que dice Dios, lo hace.

17b Reinó en su lugar Joram, en el segundo año de Joram hijo de Josafat, rey de Judá; porque Ocozías no tenía hijo.
18 Los demás hechos de Ocozías, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?

Aplicaciones para nuestra vida y nuestra iglesia:

¿Recuerdan las muñecas en el comienzo del sermón? Aunque esta historia es pequeña, la historia de 2 Reyes 1 nos enseña grandes cosas acerca de nuestro gran Dios. Él detesta la idolatría. Él es celoso y defiende su nombre y su mensaje. Él humilla a todos sus enemigos. Y Él siempre cumple su palabra. Pero si bien este pequeño episodio tiene grandes lecciones, es parte de una historia más grande. La historia de la familia malvada del rey Acab. Pero esta historia es parte de una historia aún más grande del reino dividido de los reyes malvados de Israel en el norte y los reyes de Judá en el sur. Aun así, esta historia encaja en la maravillosa historia de los pactos de Dios con David y Abraham. Todo ello encaja en la historia más grande de la Biblia. El plan de redención de Dios para el mundo a través del Rey de Reyes, el Mesías, el ungido, Jesucristo. Se nos recuerda una y otra vez que nada puede detener su plan y sus propósitos.

¿Te has sometido a la autoridad de Jesucristo sobre tu vida? ¿Quién es Jesucristo? Es Dios y hombre perfecto.

Es el Hijo de Dios, enviado al mundo como ser humano a vivir perfectamente (Fil. 2:6–8).

Es el Hijo de Dios, que murió en lugar de los pecadores (2ª Cor. 5:21).

Dios manda que dejes tus pecados y creas en Jesucristo (1ª Tes. 1:9; Rom. 3:21–22; Hechos 17:30–31).

Cuando crees en Jesús, hay un intercambio: la muerte sacrificial de Jesús cancela la paga de tu pecado, y la obediencia perfecta de Jesús está acreditada a tu cuenta (2ª Cor. 5:21).

¿Te has sometido a la autoridad de Jesucristo sobre tu vida? Sólo hay dos opciones, o dos respuestas. Cree y confía en Cristo y sométete a su autoridad o recházalo en desobediencia. El Rey Ocozías trató de rechazar la Palabra de Dios y eso no funcionó. Sométete a la Palabra de Dios hoy. Hazlo hoy.

¿Quién es como el Señor, mi Dios?

Salvador, amoroso y fiel.

Mi mal pagó, en la cruz venció.

Mi salvación es el Señor.

En Él mi esperanza está

Pues su promesa cumplirá

El cielo gris pronto pasará.

Mi salvación es el Señor.

En tiempos de necesidad

Perdido en mi debilidad

Su gracia fiel me restaurará

Mi salvación es el Señor.

La idolatría en el AT era muy clara y se manifestaba en formas muy externas. La idolatría todavía existe hoy, pero es más sutil e interna. Pero no pienses que, por ser más sutil la idolatría, es menos grave para nuestro santo Dios. Si bien es posible que no luchemos con adorar un becerro de oro (Éx. 32) o una estatua de Dagón (1 Sam. 4-5), si somos honestos, a menudo luchamos con una forma de idolatría más sutil, pero igual de profana.

Podemos confesar que confiamos en Dios, pero ¿realmente confiamos en Él? ¿Buscamos respuestas fuera de Dios? ¿Creemos que Dios es soberano y bueno siempre? O, ¿actuamos según lo que a nosotros nos parece bien, cómo hizo el rey Ocozías?

Finalmente, en este primer capítulo de 2 Reyes, podemos animarnos a que no importa cuán pecadoras y rebeldes se vuelvan las personas (como el Rey Ocozías), debemos continuar comunicando el mensaje poderoso de Jesucristo.

Gloria sea a Dios el Padre

Gloria al Hijo salvador

Gloria sea a Dios Espíritu

La salvación es del Señor.

Mi salvación es del Señor.

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