Los Reyes de Israel (Acab – parte 2)

La condición espiritual de Israel en los primeros capítulos de 1 Samuel era mala, muy mala. No habían oído a Dios hablar en décadas. Sus sacerdotes eran corruptos. Los enemigos estaban en la tierra. Samuel aconseja a Israel que confíe en Dios y no en el liderazgo humano, pero el pueblo no quiere escuchar. Estaban decididos a que un rey los gobierne. Dijeron, “constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones.” Israel descuidó consultar a Dios y rechazó a Dios como su Rey. Israel demostró la falta de confianza en Dios. Finalmente, Jehová dijo a Samuel: “Oye la voz del pueblo, y pon rey sobre ellos” 1 Samuel 8:22.

Saúl, el primer rey de Israel era un hombre alto y hermoso, pero su reinado como rey estuvo compuesto principalmente de pecadomiedomalas decisiones y falta de humildad. Los israelitas no comenzaron bien con el rey Saúl. Fue un desastre.

Luego vino el rey David, el rey conforme al corazón de Dios. El rey David no fue perfecto, pero fue, en general, un rey modelo. Su reinado terminó con pecado y conflicto dentro de su propia familia. El punto culminante de su reinado (y en realidad todo el antiguo testamento) fue las promesas eternas que Dios dio a David en su pacto en 2 Samuel 7.

Después de David vino el rey Salomón, el hijo de David. Cuando Salomón ascendió al trono, parecía que el paraíso estaba cerca. Israel estaba en paz. Salomón fue un rey sabio y juicioso y erigió un templo maravilloso para adorar al Señor. Pero Salomón repitió la historia que hemos visto una y otra vez. Siguió el modelo de Adán en el jardínIsrael en Canaán y Saúl como rey. El rey Salomón dejó de confiar en el Señor y se volvió a los ídolos. Él anhelaba la alabanza de los hombres (1 Reyes 10:1, 6, 23-24), él no era sabio en sus alianzas con los incrédulos (1 Reyes 3:1), él tenía una preocupación desenfrenada por las mujeres (1 Reyes 11:1-3) y tenía una participación impía con la idolatría (1 Reyes 11:4-8).

Después de Salomón, el reino se dividió en dos. El reino del norte, que estaba compuesto por 10 tribus, se llamaba Israel. El reino del sur estaba formado por 2 tribus, Judá y Benjamín, pero sobre todo Judá.

Si uno está leyendo cuidadosamente el libro de 1 Reyes, verá cómo el autor se enfoca en cómo adoraban los reyes. Mientras que el mundo de hoy se centra en los logros de las personas, el autor bíblico no está impresionado con los logros. El enfoque del texto tiene muy poco interés en el éxito militar y político de Jeroboam. Lo que el autor enfatiza es cómo el rey respondió a la ley de Dios y al pacto de Dios con IsraelEl principio y la aplicación para nosotros es este: los logros no importan; la fidelidad a la palabra de Dios sí. Lo único que importa es si tú y yo adoramos solo a Cristo, el Rey de reyes, el Mesías, el hijo de David, el hijo de Dios.

Hemos visto una lista de nuevos reyes, pero más de los mismos pecados e idolatría. Hemos visto un pecado aún más profundo. El camino de los reyes del norte de Israel no mejora. Pero esto se debe a que la mano y la bendición de Dios estaban sobre el reino del sur. ¿Por qué fue eso? Por el pacto de Dios con el rey David. A través de un rey (Davidy a través de su linaje (los hijos de Davidy a través de un lugar (Jerusalénvendría el futuro Mesías, el hijo de David, el ungido, el Rey de Reyes, Jesucristo.

Nuestra serie, “Los Reyes de Israel”, tiene el propósito general de presentarnos quién es Dios. Un propósito de confrontarnos y, al mismo tiempo, animarnos con sus atributos como su fidelidad, su soberanía, y su misericordia. Todas sus acciones fueron coordinadas para llevar a cabo su plan de redención para el mundo a través del Rey de Reyes, el Mesías, el ungido, Jesucristo. Se nos recuerda una y otra vez que nada puede detener su plan y sus propósitos.

Estamos en un punto en el libro de 1 Reyes donde el autor avanza más despacio con los detalles de rey tras rey, y cambia su enfoque un poco hasta el final del libro. Hasta este punto del libro, el énfasis ha sido en los reyes, sus reinados y sus pecados, específicamente con su idolatría. Ahora, el autor comparte varios episodios adicionales de la vida y reinado del rey Acab. La forma que usa el autor hace que la narración sea muy convincente. Él está tratando de enfatizar un punto muy importante. En el primer versículo del capítulo 17, se nos presenta a un profeta de una manera muy abrupta.

1 “Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra.”

2 Y vino a él palabra de Jehová, diciendo:

3 Apártate de aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Querit, que está frente al Jordán.

4 Beberás del arroyo; y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer.

5 Y él fue e hizo conforme a la palabra de Jehová; pues se fue y vivió junto al arroyo de Querit, que está frente al Jordán.

6 Y los cuervos le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo.

¿Quién era este Elías? ¿De dónde vino él? ¿Por qué aparece ahora? Estas preguntas nos hacen pensar mucho sobre el contexto de todo el libro. ¿Qué está tratando de decir el autor? El reino del norte se ha apartado de seguir a Dios y Su ley. Con cada rey la idolatría y el pecado han empeorado. Con cada rey, el autor ha dado menos información sobre su reinado. Recuerden en 1 y 2 Samuel, había varios capítulos dedicados al rey Saúl (cáp 8-15), al rey David (1 Sam 16 – 2 Sam 24) y luego en el libro de 1 Reyes, a su hijo, Salomón (1 Reyes 1-11).

En el contexto inmediato del reinado del rey Acab, la idolatría y el pecado han llegado a su clímax. 16:30-33Y Acab hijo de Omri hizo lo malo ante los ojos de Jehová, más que todos los que reinaron antes de él. Porque le fue ligera cosa andar en los pecados de Jeroboam…y tomó por mujer a Jezabel, hija de Et-baal rey de los sidonios, y fue y sirvió a Baal, y lo adoró. E hizo altar a Baal, en el templo de Baal que él edificó en Samaria. Hizo también Acab una imagen de Asera, haciendo así Acab más que todos los reyes de Israel que reinaron antes que él, para provocar la ira de Jehová Dios de Israel.” El nivel de pecado del rey Jeroboam no fue nada en comparación con el nivel de pecado en la vida y los tiempos del rey Acab.

¿Notaron el énfasis del capítulo 17 al leer la semana pasada? El tema se encuentra en la frase repetida “la palabra de Jehová” (vv. 1, 2, 8, 14, 24). La situación en el reino del norte era tan mala que Dios envió un mensajero, un profeta para proclamar la palabra de Dios en un reino donde la palabra de Dios había sido ignorada y rechazada. Era como si Dios dijera: «¡Ya es suficiente!» Dios está preparando el escenario para que Él no solo juzgue al reino del norte de Israel, sino que dé a conocer Su nombre, específicamente en el capítulo 18. Esto nos lleva de regreso al título del sermón, “¿Quién es el verdadero Dios?” Me gustaría centrarme hoy en un episodio de la vida del rey Acab y el profeta Elías. La próxima semana, nos enfocaremos en un episodio más junto con algunos breves comentarios sobre otros dos reyes (el rey Josafat del sur y el rey Ocozías del norte) para terminar todo el libro de 1 Reyes.

Para establecer el contexto del capítulo 18, hace tres años que no llueve, por mandato del Señor (17:1). Esta no era una buena situación para el rey Acab y el reino del norte, quienes eran adoradores de Baal. Sus cultivos y sus animales se estaban muriendo. Se pensaba que Baal era el dios de la fertilidad y la productividad en la tierra. El hecho de que no haya llovido durante tres años fue un gran golpe para los seguidores de Baal.

En el capítulo 18, el autor está enfatizando la pregunta “¿Quién es el verdadero Dios?”. Esta pregunta y su respuesta dominan el contenido del capítulo.

v. 21 «¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él.”

v. 24 “…el Dios que respondiere por medio de fuego, ése sea Dios.”

v. 36 “…Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel”

v. 37 “…para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios”

v. 39 «¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!”

El texto prepara el escenario para un enfrentamiento divino.

18:1 Pasados muchos días, vino palabra de Jehová a Elías en el tercer año, diciendo: Vé, muéstrate a Acab, y yo haré llover sobre la faz de la tierra.

2 Fue, pues, Elías a mostrarse a Acab. Y el hambre era grave en Samaria.

17 Cuando Acab vio a Elías, le dijo: ¿Eres tú el que turbas a Israel?

18 Y él respondió: Yo no he turbado a Israel, sino tú y la casa de tu padre, dejando los mandamientos de Jehová, y siguiendo a los baales.

19 Envía, pues, ahora y congrégame a todo Israel en el monte Carmelo, y los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, y los cuatrocientos profetas de Asera, que comen de la mesa de Jezabel.

20 Entonces Acab convocó a todos los hijos de Israel, y reunió a los profetas en el monte Carmelo.

21 Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra.

Hagamos una pausa aquí y hagámonos la pregunta: ¿Por qué la adoración de Baal podría parecer popular o atractiva para el reino del norte en este momento?

1. Primero, la adoración a Baal fue aprobada oficialmente por el rey y la reina. Recuerde que la reina Jezabel era idólatra de Baal y Asera y era muy celosa de su causa. El rey Acab obviamente apoyó a su esposa.

1 Reyes 16:30-33Y Acab hijo de Omri hizo lo malo ante los ojos de Jehová, más que todos los que reinaron antes de él. Porque le fue ligera cosa andar en los pecados de Jeroboam…y tomó por mujer a Jezabel, hija de Et-baal rey de los sidonios, y fue y sirvió a Baal, y lo adoró. E hizo altar a Baal, en el templo de Baal que él edificó en Samaria. Hizo también Acab una imagen de Asera, haciendo así Acab más que todos los reyes de Israel que reinaron antes que él, para provocar la ira de Jehová Dios de Israel.”

Los que están en poder tienden a ser persuasivos acerca de qué creer.

2. Había una atracción por la historia. Años antes de que Israel cruzara el río Jordán (Josué 3), el culto a Baal estaba vivo y esperando para tentar a Israel y convertirlo. Jueces 2:11-13 “Después los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales. Dejaron a Jehová el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en sus alrededores, a los cuales adoraron; y provocaron a ira a Jehová. Y dejaron a Jehová, y adoraron a Baal y a Astarot.”

3. Hubo una atracción para satisfacer las necesidades propias o las necesidades naturales. Baal era el dios de la tormenta, que dio al hombre y a la tierra las bendiciones de la prosperidad. Él controlaba los relámpagos, el fuego y la lluvia. Dio grano, aceite y vino. Podía revivir a los muertos, curar a los enfermos y conceder la reproducción. ¿Qué podría ser más tentador que Baal para satisfacer todas las necesidades aparentes de la vida? Era una creencia que muchas personas pensaban que era relevante para sus necesidades diarias.

4. Finalmente, hubo una atracción por la sensualidad. Los ritos sexuales formaban parte del culto a Baal. Baal permite que lo sirvas con “todo tu cuerpo.”

¿Puedes ver y entender un poco más cómo los cananeos y los israelitas fueron atraídos a creer en las enseñanzas de la adoración a Baal?

Volvemos a la pregunta principal del sermón: “¿Quién es el verdadero Dios? Lo que importa es si Baal o Jehová es el verdadero Dios. Esta pregunta la hace el profeta.

21 Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él.

Los compromisos tienen consecuencias. Fíjense que Elías no les deja la opción de no responder. ¡Si Jehová es Dios, seguidle! Y si Baal, id en pos de él.

Permítanme guiarnos brevemente a través del relato de lo que sucedió en el monte Carmelo para enfatizar las diferencias entre el dios popular, Baal, y el Dios vivo, Jehová.

1. Primero, está el asunto de la geografía – vv. 19-20 “Envía, pues, ahora y congrégame a todo Israel en el monte Carmelo, y los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, y los cuatrocientos cincuenta profetas de Asera, que vienen de la mesa de Jezabel. Entonces Acab convocó a todos los hijos de Israel, y reunió a los profetas en el monte Carmelo.”

Elías pudo haber elegido el Monte Carmelo con un propósito muy importante. Se pensaba que el Monte Carmelo era la «montaña de Baal». Si pensamos en términos deportivos, el Monte Carmelo fue su propia cancha para Baal. Estaba en “su montaña”, “su territorio”, “su cancha”.

A medida que se desarrolla la historia, esta montaña y el mundo en general no están controlados por Baal ni por ningún otro dios, sino por el Dios viviente, Jehová.

2. En segundo lugar, está el asunto de las cantidades – vv. 22-25 “Y Elías volvió a decir al pueblo: Sólo yo he quedado profeta de Jehová; mas de los profetas de Baal hay cuatrocientos cincuenta hombres. Dénsenos, pues, dos bueyes, y escojan ellos uno, y córtenlo en pedazos, y pónganlo sobre leña, pero no pongan fuego debajo; y yo prepararé el otro buey, y lo pondré sobre leña, y ningún fuego pondré debajo. Invocad luego vosotros el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová; y el Dios que respondiere por medio de fuego, ése sea Dios. Y todo el pueblo respondió, diciendo: Bien dicho. Entonces Elías dijo a los profetas de Baal: Escogeos un buey, y preparadlo vosotros primero, pues que sois los más; e invocad el nombre de vuestros dioses, mas no pongáis fuego debajo.”

Eran cuatro ciento cincuenta contra 1. Parecería que Elías estaba superado en número. Pero a medida que se desarrolla la historia, el poder de Jehová nunca dependió de cuántos seguidores tenía. El conflicto divino en el Monte Carmelo nos muestra que la popularidad no determina la realidad.

3. En tercer lugar, estaba el asunto del fervor. – vv. 26-29 “Y ellos tomaron el buey que les fue dado y lo prepararon, e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: ¡Baal, respóndenos! Pero no había voz, ni quien respondiese; entre tanto, ellos andaban saltando cerca del altar que habían hecho. Y aconteció al mediodía, que Elías se burlaba de ellos, diciendo: Gritad en alta voz, porque dios es; quizá está meditando, o tiene algún trabajo, o va de camino; tal vez duerme, y hay que despertarle. Y ellos clamaban a grandes voces, y se sajaban con cuchillos y con lancetas conforme a su costumbre, hasta chorrear la sangre sobre ellos. Pasó el mediodía, y ellos siguieron gritando frenéticamente hasta la hora de ofrecerse el sacrificio, pero no hubo ninguna voz, ni quien respondiese ni escuchase.”

Las acciones de los profetas de Baal fueron extremas. Ellos gritaron. Ellos mismos se cortaron. Ellos saltaron. Hicieron todo eso desde la mañana hasta el mediodía. Elías fue intencional, pero definitivamente no estaba frenético. A medida que se desarrolla la historia, nos damos cuenta por que Elías no tenía que estar frenético para que su Dios actuara.

4. Finalmente, estaba el asunto de los obstáculos. Vv. 31-35 “Y tomando Elías doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, al cual había sido dada palabra de Jehová diciendo, Israel será tu nombre, edificó con las piedras un altar en el nombre de Jehová; después hizo una zanja alrededor del altar, en que cupieran dos medidas de grano. Preparó luego la leña, y cortó el buey en pedazos, y lo puso sobre la leña. Y dijo: Llenad cuatro cántaros de agua, y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña. Y dijo: Hacedlo otra vez; y otra vez lo hicieron. Dijo aún: Hacedlo la tercera vez; y lo hicieron la tercera vez, de manera que el agua corría alrededor del altar, y también se había llenado de agua la zanja.”

Ponte “en las sandalias” de uno de los profetas de Baal. Acabas de ver al profeta Elías derramar agua por todo el altar. Tres veces. Elías simplemente arruinó sus posibilidades de ganar. Las cosas mojadas no se queman. Pero a medida que la historia llega a su conclusión, vemos que no hay obstáculo demasiado grande para el Dios vivo.

vv. 37-38 “Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos. Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja.”

Cuando descendió el fuego y quemó todo. Todo. El holocausto, la leña, las piedras, el polvo, y el agua.

vv. 39-40 “Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios! Entonces Elías les dijo: Prended a los profetas de Baal, para que no escape ninguno. Y ellos los prendieron; y los llevó Elías al arroyo de Cisón, y allí los degolló.”

Este episodio del reinado del rey Acab y del ministerio del profeta Elías cuenta una historia maravillosa y relevante. Incluso como lectores en el siglo 21, la gran lección sigue siendo relevante. ¿Quién es el verdadero Dios? Es el Dios de la Biblia.

Los profetas de Baal trataron de manipular a su dios. Ellos gritaron. Ellos mismos se cortaron. Estaban saltando. Estaban haciendo cosas frenéticamente. ¿Te suena familiar? ¿Ves lo mismo hoy en nuestra cultura? ¿Tienes la tentación de pensar que Dios comenzará a hacer cosas si solo estamos haciendo actividades frenéticamente? ¿Ves que tal vez dentro de la iglesia evangélica o en nuestros corazones, podemos tener nuestra propia “adoración evangélica a Baal”? Toda la actividad en nuestras iglesias evangélicas pueden ser tan agotadores como la adoración a Baal. Puede que no seamos un profeta de Baal, pero a veces podemos pensar como tal.

Elías oró una oración muy sencilla pero profunda. “Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos.” (vv. 36-37)

El verdadero Dios apareció ese día en el Monte Carmelo. Además, el verdadero Dios también ha descendido. Juan 1:1, 14En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” El verdadero Dios, Jesucristo, te llama a servirle solo a él. ¿Se ha arrepentido de sus pecados y ha confiado en la obra de Cristo en la cruz para perdonar sus pecados? Si no, hazlo hoy.

De nuevo, nuestra serie, “Los Reyes de Israel”, tiene el propósito de presentarnos quién es Dios. Un propósito de confrontarnos y, al mismo tiempo, animarnos con sus atributos. En este relato del profeta Elías vs. los profetas de Baal, vemos claramente la santidad de Dios. Su fidelidad a Su pacto. Su soberanía sobre la naturaleza. Todas sus acciones fueron coordinadas para llevar a cabo su plan de redención para el mundo a través del Rey de Reyes, el Mesías, el ungido, Jesucristo. Se nos recuerda una y otra vez que nada puede detener su plan y sus propósitos.

Preguntas de repaso y aplicación:

1. ¿Quién fue Jezabel y cómo influyó en el rey Acab?

2. ¿Cuál era el énfasis (o la frase repetida) en el capítulo 17? vv. 1, 2, 8, 14, 24

3. Según el estudio, ¿cuáles son algunas razones por que la adoración de Baal pareció popular o atractiva para el reino del norte?

4. ¿Puedes ver cómo estas mismas razones pueden tentar fácilmente tu corazón a adorar a «otros dioses»? Explique con algunos ejemplos.

5. Según el estudio, aprendimos acerca de los asuntos de geografía, cantidades, fervor, y obstáculos. ¿Qué conclusiones doctrinales puedes dar sobre el Dios viviente, Jehová, al analizar cada uno de los cuatro asuntos?

6. ¿Cómo responderías a la pregunta, ¿Quién es el verdadero Dios?

search previous next tag category expand menu location phone mail time cart zoom edit close