Durante estos últimos meses, hemos estado estudiando los reyes de Israel. ¿Dónde estamos en el estudio de los reyes? ¿Recuerdas dónde paramos el domingo pasado? Es fácil perderse en todos los nombres y detalles. Para ayudarnos visualmente, este cuadro de todos los reyes debería ayudarnos a ponernos al día rápidamente y recordar el contexto y la historia general de nuestro estudio de Los Reyes de Israel.

El reino de Israel estuvo dirigido por una monarquía unida durante el reinado de tres reyes. El rey Saúl, el primer rey de Israel. El rey David, el rey conforme al corazón de Dios, y el rey Salomón, hijo de David. El reino se dividió en dos. El rey Jeroboam reinó en el norte, que se llamaba Israel. El rey Roboam reinó en el sur, que se llamaba Judá.
Durante parte de nuestra serie, nos hemos centrado en los reyes del norte. Todos ellos han sido malvados. Algunos más que otros. El rey Acab y su hijo, Ocozías, eran especialmente malvados. Además, en nuestra serie, hemos seguido a varios reyes del sur. Ninguno de ellos gobernó como el Rey David. Todos ellos fallaron en obedecer a Dios completamente de una forma u otra, pero Dios siempre fue paciente con todos los hijos de David. ¿Por qué? Por su pacto con David y su linaje. Hemos visto la gracia, la misericordia y la soberanía de Dios a lo largo de la historia.
Desde el domingo pasado, hemos leído varios capítulos de 2 Reyes 4-8 en nuestra lectura bíblica diaria. Estos capítulos incluían algunos episodios del ministerio del profeta Eliseo. El autor bíblico ahora mueve su enfoque de los reyes del norte a dos reyes del sur. El rey Joram de Judá y el rey Ocozías de Judá. Escuchemos al autor bíblico resumir los reinados de estos dos reyes del sur en el capítulo 8.
16 En el quinto año de Joram hijo de Acab, rey de Israel, y siendo Josafat rey de Judá, comenzó a reinar Joram hijo de Josafat, rey de Judá.
17 De treinta y dos años era cuando comenzó a reinar, y ocho años reinó en Jerusalén.
18 Y anduvo en el camino de los reyes de Israel, como hizo la casa de Acab, porque una hija de Acab fue su mujer; e hizo lo malo ante los ojos de Jehová.
19 Con todo eso, Jehová no quiso destruir a Judá, por amor a David su siervo, porque había prometido darle lámpara a él y a sus hijos perpetuamente.
23 Los demás hechos de Joram, y todo lo que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?
24 Y durmió Joram con sus padres, y fue sepultado con ellos en la ciudad de David; y reinó en lugar suyo Ocozías, su hijo.
25 En el año doce de Joram hijo de Acab, rey de Israel, comenzó a reinar Ocozías hijo de Joram, rey de Judá.
26 De veintidós años era Ocozías cuando comenzó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. El nombre de su madre fue Atalía, hija de Omri rey de Israel.
27 Anduvo en el camino de la casa de Acab, e hizo lo malo ante los ojos de Jehová, como la casa de Acab; porque era yerno de la casa de Acab.

¿Notaron qué rey se menciona a menudo en estos resúmenes de los dos reyes del sur? El rey Acab, el rey malvado, que todavía tenía una gran influencia en la vida de los otros reyes de Israel y Judá.
Nuestra serie, “Los Reyes de Israel”, tiene el propósito general de presentarnos quién es Dios. Un propósito de confrontarnos y, al mismo tiempo, animarnos con sus atributos. En el texto de hoy, vamos a ver claramente los atributos de su santidad, su fidelidad, su soberanía, y su misericordia. Todas sus acciones fueron coordinadas para llevar a cabo su plan de redención para el mundo a través del Rey de Reyes, el Mesías, el ungido, Jesucristo. Se nos recuerda una y otra vez que nada puede detener su plan y sus propósitos.
El texto de hoy se centrará en los capítulos 9 y 10. El titulo y el énfasis principal del sermón es El Cumplimiento de la Palabra de Dios. Este texto nos da otra oportunidad de pensar profundamente en lo que Dios está haciendo. ¿Cómo trabaja? ¿Cómo actúa? Ya hemos leído el capítulo 9 entero juntos como congregación, pero me gustaría simplemente leer algunas porciones de los capítulos 9 y 10 para contar la historia y guiar nuestros pensamientos hacia cuatro observaciones acerca de nuestro gran Dios.

Nuestro Dios santo demanda justicia contra la idolatría.
Para nuestro Dios todopoderoso, nada puede detener su plan y sus propósitos.
Nuestro Dios es fiel a Su palabra y sus promesas.
Nuestro Dios soberano a menudo obra de maneras inesperadas.
Años antes, en 1 Reyes 19, el profeta Elías profetizó que Israel, Judá y Siria experimentarían un traspaso de poder. Israel y Judá están siendo gobernados por aquellos que son leales a Acab y Jezabel, el antiguo rey y la reina que mataron a los profetas de Dios y reemplazaron la adoración a Dios con la adoración a Baal. El texto de hoy comparte el cumplimiento de la palabra de Dios a través del profeta Elías.
1 Entonces el profeta Eliseo llamó a uno de los hijos de los profetas, y le dijo: Ciñe tus lomos, y toma esta redoma de aceite en tu mano, y vé a Ramot de Galaad.
2 Cuando llegues allá, verás allí a Jehú hijo de Josafat hijo de Nimsi; y entrando, haz que se levante de entre sus hermanos, y llévalo a la cámara.
3 Toma luego la redoma de aceite, y derrámala sobre su cabeza y di: Así dijo Jehová: Yo te he ungido por rey sobre Israel. Y abriendo la puerta, echa a huir, y no esperes.
4 Fue, pues, el joven, el profeta, a Ramot de Galaad.
5 Cuando él entró, he aquí los príncipes del ejército que estaban sentados. Y él dijo: Príncipe, una palabra tengo que decirte. Jehú dijo: ¿A cuál de todos nosotros? Y él dijo: A ti, príncipe.
6 Y él se levantó, y entró en casa; y el otro derramó el aceite sobre su cabeza, y le dijo: Así dijo Jehová Dios de Israel:
Antes de leer lo que Dios dijo, prepárense para escuchar con atención porque el contenido del mensaje de Dios está lleno de cosas que nosotros, como lectores de 1 y 2 Reyes, hemos estado esperando por mucho tiempo.
Así dijo Jehová Dios de Israel: Yo te he ungido por rey sobre Israel, pueblo de Jehová.
7 Herirás la casa de Acab tu señor, para que yo vengue la sangre de mis siervos los profetas, y la sangre de todos los siervos de Jehová, de la mano de Jezabel.
8 Y perecerá toda la casa de Acab, y destruiré de Acab todo varón, así al siervo como al libre en Israel.
9 Y yo pondré la casa de Acab como la casa de Jeroboam hijo de Nabat, y como la casa de Baasa hijo de Ahías.
10 Y a Jezabel la comerán los perros en el campo de Jezreel, y no habrá quien la sepulte. En seguida abrió la puerta, y echó a huir.
Dios mismo, será el agente soberano en esta historia. La palabra de Dios será la causa de la historia. Jehú será ungido rey. Él será el único rey del norte en ser ungido por el profeta de Dios. El rey Jehú fue elegido para vengar la sangre de los profetas y otros asesinados por la familia de Acab. Cuando escuchas frases como “yo pondré la casa de Acab como la casa de Jeroboam y como la casa de Baasa”, ¿qué te viene a la mente?
1 Reyes 14:14 “Y Jehová levantará para sí un rey sobre Israel, el cual destruirá la casa de Jeroboam en este día; y lo hará ahora mismo.”
1 Reyes 16:12 “12 Así exterminó Zimri a toda la casa de Baasa, conforme a la palabra que Jehová había proferido contra Baasa”
Lo que Dios está diciendo es que hará con la casa de Acab lo mismo que hizo con la casa de Jeroboam y la casa de Baasa. Destruirá todo en la casa de Acab.
En vv. 13, Jehú es anunciado como rey
11 Después salió Jehú a los siervos de su señor, y le dijeron: ¿Hay paz? ¿Para qué vino a ti aquel loco? Y él les dijo: Vosotros conocéis al hombre y sus palabras.
12 Ellos dijeron: Mentira; decláranoslo ahora. Y él dijo: Así y así me habló, diciendo: Así ha dicho Jehová: Yo te he ungido por rey sobre Israel.
13 Entonces cada uno tomó apresuradamente su manto, y lo puso debajo de Jehú en un trono alto, y tocaron corneta, y dijeron: Jehú es rey.
En la siguiente sección, Jehú actúa en obediencia al mandato de Dios al matar a dos reyes que estaban relacionados con la casa de Acab. El rey Joram, el rey de Israel, el hijo del rey Acab y el rey Ocozías, el rey de Judá, el yerno de Acab.
14 Así conspiró Jehú hijo de Josafat, hijo de Nimsi, contra Joram. (Estaba entonces Joram guardando a Ramot de Galaad con todo Israel, por causa de Hazael rey de Siria;
15 pero se había vuelto el rey Joram a Jezreel, para curarse de las heridas que los sirios le habían hecho, peleando contra Hazael rey de Siria.) Y Jehú dijo: Si es vuestra voluntad, ninguno escape de la ciudad, para ir a dar las nuevas en Jezreel.
16 Entonces Jehú cabalgó y fue a Jezreel, porque Joram estaba allí enfermo. También estaba Ocozías rey de Judá, que había descendido a visitar a Joram.
17 Y el atalaya que estaba en la torre de Jezreel vio la tropa de Jehú que venía, y dijo: Veo una tropa. Y Joram dijo: Ordena a un jinete que vaya a reconocerlos, y les diga: ¿Hay paz?
18 Fue, pues, el jinete a reconocerlos, y dijo: El rey dice así: ¿Hay paz? Y Jehú le dijo: ¿Qué tienes tú que ver con la paz? Vuélvete conmigo. El atalaya dio luego aviso, diciendo: El mensajero llegó hasta ellos, y no vuelve.
19 Entonces envió otro jinete, el cual llegando a ellos, dijo: El rey dice así: ¿Hay paz? Y Jehú respondió: ¿Qué tienes tú que ver con la paz? Vuélvete conmigo.
20 El atalaya volvió a decir: También éste llegó a ellos y no vuelve; y el marchar del que viene es como el marchar de Jehú hijo de Nimsi, porque viene impetuosamente.
21 Entonces Joram dijo: Unce el carro. Y cuando estaba uncido su carro, salieron Joram rey de Israel y Ocozías rey de Judá, cada uno en su carro, y salieron a encontrar a Jehú, al cual hallaron en la heredad de Nabot de Jezreel.
22 Cuando vio Joram a Jehú, dijo: ¿Hay paz, Jehú? Y él respondió: ¿Qué paz, con las fornicaciones de Jezabel tu madre, y sus muchas hechicerías?
23 Entonces Joram volvió las riendas y huyó, y dijo a Ocozías: ¡Traición, Ocozías!
24 Pero Jehú entesó su arco, e hirió a Joram entre las espaldas; y la saeta salió por su corazón, y él cayó en su carro.
25 Dijo luego Jehú a Bidcar su capitán: Tómalo, y échalo a un extremo de la heredad de Nabot de Jezreel. Acuérdate que cuando tú y yo íbamos juntos con la gente de Acab su padre, Jehová pronunció esta sentencia sobre él, diciendo:
26 Que yo he visto ayer la sangre de Nabot, y la sangre de sus hijos, dijo Jehová; y te daré la paga en esta heredad, dijo Jehová. Tómalo pues, ahora, y échalo en la heredad de Nabot, conforme a la palabra de Jehová.
27 Viendo esto Ocozías rey de Judá, huyó por el camino de la casa del huerto. Y lo siguió Jehú, diciendo: Herid también a éste en el carro. Y le hirieron a la subida de Gur, junto a Ibleam. Y Ocozías huyó a Meguido, pero murió allí.
vv. 30-37 comparte el cumplimiento de la palabra de Dios acerca de la reina Jezabel.
30 Vino después Jehú a Jezreel; y cuando Jezabel lo oyó, se pintó los ojos con antimonio, y atavió su cabeza, y se asomó a una ventana.
31 Y cuando entraba Jehú por la puerta, ella dijo: ¿Sucedió bien a Zimri, que mató a su señor?
32 Alzando él entonces su rostro hacia la ventana, dijo: ¿Quién está conmigo? ¿quién? Y se inclinaron hacia él dos o tres eunucos.
33 Y él les dijo: Echadla abajo. Y ellos la echaron; y parte de su sangre salpicó en la pared, y en los caballos; y él la atropelló.
34 Entró luego, y después que comió y bebió, dijo: Id ahora a ver a aquella maldita, y sepultadla, pues es hija de rey.
35 Pero cuando fueron para sepultarla, no hallaron de ella más que la calavera, y los pies, y las palmas de las manos.
36 Y volvieron, y se lo dijeron. Y él dijo: Esta es la palabra de Dios, la cual él habló por medio de su siervo Elías tisbita, diciendo: En la heredad de Jezreel comerán los perros las carnes de Jezabel,
37 y el cuerpo de Jezabel será como estiércol sobre la faz de la tierra en la heredad de Jezreel, de manera que nadie pueda decir: Esta es Jezabel.
Es interesante ver que el rey Jehú, en el v. 34, les dice a otros que Jezabel debe ser enterrada, porque ella es hija de rey. Jehú solo se da cuenta más tarde en el v. 36, después de haber comido, y no pueden encontrar su cuerpo, de lo que había dicho el profeta Elías. Todos los detalles específicos que sucedieron con el cuerpo de Jezabel fueron un cumplimiento exacto de la palabra de Dios.
Pasando al capítulo 10, la historia continúa. Por el tiempo, no lo leeremos, pero esto es lo que necesitan saber. Jehú mata a todos los de la casa de Acab, cumpliendo la Palabra de Dios.
11 Mató entonces Jehú a todos los que habían quedado de la casa de Acab en Jezreel, a todos sus príncipes, a todos sus familiares, y a sus sacerdotes, hasta que no quedó ninguno.
17 Y luego que Jehú hubo llegado a Samaria, mató a todos los que habían quedado de Acab en Samaria, hasta exterminarlos, conforme a la palabra de Jehová, que había hablado por Elías.
Más adelante en el capítulo, Jehú mata a todos los profetas de Baal, a todos sus siervos y a todos sus sacerdotes.
25 Jehú dijo a los de su guardia y a los capitanes: Entrad, y matadlos; que no escape ninguno. Y los mataron a espada, y los dejaron tendidos los de la guardia y los capitanes. Y fueron hasta el lugar santo del templo de Baal,
26 y sacaron las estatuas del templo de Baal, y las quemaron.
27 Y quebraron la estatua de Baal, y derribaron el templo de Baal, y lo convirtieron en letrinas hasta hoy.
28 Así exterminó Jehú a Baal de Israel.
29 Con todo eso, Jehú no se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel; y dejó en pie los becerros de oro que estaban en Bet-el y en Dan.
30 Y Jehová dijo a Jehú: Por cuanto has hecho bien ejecutando lo recto delante de mis ojos, e hiciste a la casa de Acab conforme a todo lo que estaba en mi corazón, tus hijos se sentarán sobre el trono de Israel hasta la cuarta generación.
Mantengan estas palabras de Dios en sus mentes mientras continuamos leyendo y estudiando el libro de 2 Reyes. Dios dice que Jehú tendría su linaje en el trono durante las próximas cuatro generaciones. Esto es exactamente lo que pasó. Los siguientes cuatro reyes de Israel en el norte eran de la familia de Jehú.
En la última sección del capítulo 10, el autor resume el reinado de Jehú.
31 Mas Jehú no cuidó de andar en la ley de Jehová Dios de Israel con todo su corazón, ni se apartó de los pecados de Jeroboam, el que había hecho pecar a Israel.
34 Los demás hechos de Jehú, y todo lo que hizo, y toda su valentía, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
35 Y durmió Jehú con sus padres, y lo sepultaron en Samaria; y reinó en su lugar Joacaz su hijo.
Hemos llegado al final del reinado del rey Jehú. Terminemos con algunas observaciones sobre los atributos de Dios que hemos visto o encontrado en el episodio.
1. La seriedad de la santidad de Dios. Nuestro Dios santo demanda justicia contra la idolatría. El rey Jehú se acerca tanto a ser un rey de Israel que es fiel a Dios. Estaba haciendo lo que Dios le había ordenado que hiciera: matar a Jezabel y a toda la casa del rey Acab y luego destruir el culto a Baal. Pero recuerda, el dios Baal era el dios de los vecinos, los filisteos. El problema fue que cuando se estableció el reino del norte de Israel, se incluyó “el pecado de Jeroboam”, que dijo: “si dejo que el pueblo adore a Dios, irá al templo de Jerusalén. Entonces levantaré altares con becerros de oro y diré: Este es el altar del dios que los sacó de Egipto.” Sí, Dios sacó a Israel de Egipto, pero esa no es la forma correcta de adorar a Dios. Adorar becerros de oro fue una mala idea en el desierto y fue una mala idea en Dan y Betel. El rey Jehú simplemente no puede renunciar a este poder sobre el pueblo de Israel. Fracasó en elegir amar y seguir a Dios por completo. Él elige el poder y la idolatría sobre la fidelidad. El poder corrompe. A medida que continuamos en la historia del reino del norte, las cosas no van a mejorar. El reloj corre para el futuro juicio de opresión y exilio en la tierra de Asiria.
Los episodios de los reyes nos desafiaron a ver la lección que adorar al Dios verdadero es mucho mejor que adorar ídolos o dioses falsos. Hay una locura en el pecado. Durante la semana que viene, te animo a leer el Salmo 115. Nuestro Ps. Andrés va a enseñar este salmo este miércoles. El tema del salmo toca el tema de la idolatría. Escuchen algunos de los primeros versículos…
1 No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros,
Sino a tu nombre da gloria,
Por tu misericordia, por tu verdad.
2 ¿Por qué han de decir las gentes:
¿Dónde está ahora su Dios?
3 Nuestro Dios está en los cielos;
Todo lo que quiso ha hecho.
4 Los ídolos de ellos son plata y oro,
Obra de manos de hombres.
5 Tienen boca, mas no hablan;
Tienen ojos, mas no ven;
6 Orejas tienen, mas no oyen;
Tienen narices, mas no huelen;
7 Manos tienen, mas no palpan;
Tienen pies, mas no andan;
No hablan con su garganta.
8 Semejantes a ellos son los que los hacen,
Y cualquiera que confía en ellos.
9 Oh Israel, confía en Jehová;
Él es tu ayuda y tu escudo.
2. El poder de Dios. Para nuestro Dios todopoderoso, nada puede detener su plan y sus propósitos. Ningún detalle puede detener el plan de Dios.
3. La fidelidad de Dios. Nuestro Dios es fiel a Su palabra y sus promesas. Pasó mucho tiempo antes de que Dios finalmente juzgara a Jezabel y a toda la casa de Acab. El tiempo de Dios no es nuestro tiempo. Incluso cuando pensamos que alguien se merece un castigo. Puede que no suceda en el momento que esperamos. Pero eventualmente sucederá. Esta es una lección importante, incluso para nosotros como lectores de 2 Reyes. Dios ha estado aguantando rey malvado tras rey malvado, pero no lo hará para siempre. Dios sigue siendo Dios y la verdadera justicia se cumplirá. Todo sucederá como leemos en Apocalipsis.
Apocalipsis 19:11-16 “Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.”
4. La Soberanía de Dios. Nuestro Dios soberano a menudo obra de maneras inesperadas. Debería llevarnos a maravillarnos y adorar a nuestro Dios aún más. Él está en control.
Es cierto que este episodio del rey Jehú tiene grandes lecciones para nosotros, pero es parte de una historia más grande. 2 Reyes 9 encaja en la historia más grande de la Biblia. El plan de redención de Dios para el mundo a través del Rey de Reyes, el Mesías, el ungido, Jesucristo. Se nos recuerda una y otra vez que nada puede detener su plan y sus propósitos. El Dios santo envió a su único hijo, Jesús, a dar su propia vida como sacrificio perfecto por el pecado. Dios sacrificó a su hijo, lo más querido y precioso para Él. La muerte de Jesús, y tres días más tarde, Su resurrección, trajeron la verdadera paz y la bendición a todas las naciones, tal como Dios lo había prometido en el Antiguo Testamento (Gén 12:2-3; 22:18).